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¿Hay buenos y malos culos para el feminismo?

A raíz de un tuit de la periodista Julia Mengolini explotó el debate en las redes. En esta nota ejes y problemáticas detrás de supuestas verdades del empoderamiento, lo individual y la lucha colectiva. 

¿Hay buenos y malos culos para el feminismo?
Captura de pantalla del videoclip QLO de Jimena Barón. (Captura de pantalla del videoclip QLO de Jimena Barón.)

Dentro del feminismo hay un debate que si bien cambia de forma su consistencia se repite constantemente y, simplificándolo mucho mucho, es "feminismo es hacer lo que se te cante el culo" versus "feminismo es tener conciencia del mundo machista que habitamos y pensar grupalmente cómo cambiarlo". Feminismo liberal versus feminismo radical. A favor del trabajo sexual, en contra del trabajo sexual. 

Ayer la periodista Julia Mengolini tiró un tuit sobre el culo de la actriz Jimena Barón y cómo ese culo con ese esfuerzo para ser ese culo y no otro culo no es un símbolo de empoderamiento. Para qué. Destapó una olla y cientos de mujeres empezaron a cuestionar lo dicho. ¿Qué es el empoderamiento? ¿Quién sí es una buena empoderadora y quién una mala? ¿Es Jimena Barón una buena feminista? 

Lo que planteó la periodista no es quién puede mostrar el culo y quién no, sino cómo lo hacés cuando lo hacés. Jimena Barón, actriz y bailarina muestra en su cuenta de Instagram cómo ese cuerpo requiere de diciplina y mucho gimnasio para poder ser lo que es pero generar endorfinas y "estar buena", para ella, parecen ser un motor de amor propio. 

Las curvas de Barón no son una pavada tampoco, ella gasta mucho tiempo (ergo, dinero) en conseguirlo y le dedica varios posteos por día a mostrar los resultados de tremendo ejercicio y esfuerzo. ¿Es feliz haciéndolo? Seguramente lo sea, aún así no es su felicidad lo que está en discusión sino el mensaje que da cuando lo hace. 

Las mujeres estamos acostumbradas a que las panzas chatas y los culos torneados salgan en las revistas, a que ese tipo de figuras sean las que nos representan o, en realidad, las que deberíamos ser y con las que deberíamos sentirnos representadas.

Lo revolucionario de esta época es que hoy los culos chatos y caídos y los cuerpos que salen del estereotipo empiezan a figurar en los medios de comunicación. Empezamos a animarnos a mostrar nuestro cuerpo como es.

¿Pero está bien señalar como otra mujer busca empoderarse? ¿Importa que consiga ser feliz a través de una imagen que esta sociedad quiere que tengamos todas las minas? ¿Le hace bien a las pibas gordas y con complejos ver las historias de Barón llamándolas a hacer ejercicio y vendiéndoles que si queréspodés

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El paraíso y mi qlo milanesa. Que bella y fina postal.

Una publicación compartida de Jimena Baron (@baronjimena) el

La idea de esta nota es plantear las seguridades y las inseguridades que tengo respecto a este tema porque no es un debate fácil, estés parada en donde estés parada. 

Lo cierto es que, si hay un movimiento que atraviesa todos los estratos sociales, es el feminismo. Y así como es heterogéneo, enorme y diverso por todos lados, es muy difícil establecer una única verdad y una única postura. Nadie puede venir a decirte que vos no sos feminista, nadie puede venir a decirte qué es empoderarte y qué no lo es. 

PERO

Por otro lado, es importante profundizar sobre los privilegios que tienen algunas mujeres ya sea por su belleza hegemónica, clase social o la mar en coche. No es lo mismo mostrar en las redes sociales un culo turgente que un culo caído y con celulitis. El primero es algo a lo que ya estamos acostumbradas y el segundo es todo un acto político.

AHORA

Durante años nos dijeron que si mostramos el orto somos putas, entonces si partimos de esa base, las dos situaciones son tremendamente empoderantes porque mirá qué puta que soy, mirá cómo hago uso y abuso de mi culo como se me canta el bis. 

IGUAL

Entender que nuestros cuerpos son moldeados por un sistema opresor, que ese culo liso, parado y brillante que tanto te encanta tener te encanta porque encantar es lo que se supone que debe encantarnos, también es parte de la deconstrucción que nuestra mente, tan plagada de estrreotipos difíciles y dolorosos, debe hacer. 

LO QUE SI

Es que esta nueva era de mostrarnos, de hacer propio el deseo, de intentar conocernos más allá de lo que se espera de nosotras es liberadora pero crea, casi sin querer queriendo, la obligación del amor propio. El amor propio como un cuadradito para tildar en un multiple choice del empoderamiento. 

"Si vos no te querés, nadie te va a querer". Pero acaso no somos seres sociales, ¿cómo te vas a querer vos si la sociedad te discrimina constantemente?, ¿Cómo hacés para que eso no te importe? Porque ahora, además de sufrir por el afuera, sufrimos por no poder gustarnos del todo. 

El amor propio como protagonista de un cambio real, aunque bienvenido, no es en donde debería estar el foco. El afuera condiciona y además se come crudo ese poquito de amor que supimos conseguir cuando miramos algún video de mujeres mostrando al mundo sus rollos. 

CONCLUSIÓN (?)

Tanto Jimena Barón como las gordas que la miran y se sienten mal por no ser Jimena Barón, sufren y son oprimidas. Lo importante es entender que no es todo lo mismo, que en esa opresión hay diferencias y que de esas diferencias está hecho este gran movimiento.

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