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Musica

Mönoblok y Ricardo Mollo estrenan “Canción para Nenette”

El nuevo proyecto musical de Diego Castelli y Martín “Vasco” Urionagüena se une al cantante de Divididos para rendirle tributo a Antoinette Paule Pépin Fitzpatrick, quien fuera la compañera de vida de Atahualpa Yupanqui.

Mönoblok y Ricardo Mollo estrenan “Canción para Nenette”
Atahualpa Yupanqui y Antoinette Paule Pépin Fitzpatrick, su pareja, a quien le dedican “Canción para Nenette”

Bajo el nombre de Mönoblok se unieron Diego Castelli y Martín “Vasco” Urionagüena, y acaban de lanzar “Canción para Nenette”, un tributo a Antoinette Paule Pépin Fitzpatrick, la compañera de vida de Atahualpa Yupanqui.

A este trabajo se sumaron Ricadro Mollo, quien participa de la grabación ejecutando el E-bow (con el cual aporta también un exquisito clima en la introducción) y acentos con Vargan (Arpa Judía). También lo hacen Juan Pablo Ezquerra (Sandro, Palito Ortega, Attaque 77, Roque Narvaja, Valeria Lynch) en teclados y los músicos del Altiplano Andino, Claudio Ponce y Armando Alvarado (Los Jatun) en vientos y coros.  

Además, como invitado especial, Roberto “Coya” Chavero, -hijo de Nenette y Atahualpa- participa tocando la mismísima guitarra de su padre, extraída de su vitrina en el museo de Cerro Colorado, lo cual significa la vuelta a la vida de su histórico instrumento, cuyo sonido es ahora procesado por el ingeniero John Barrett (Rolling Stones, Sting, Liam Gallagher, Bob Dylan, etc.).

Diego Castelli, Martín “Vasco” Urionagüena y Roberto "Coya" Chavero en Agua Escondida, Córdoba.

La historia de Nenette 

Nació en el archipiélago francés de San Pedro y Miquelón, frente a la costa Este de Canadá, y que encontró destino final en Cerro Colorado (Córdoba, Argentina) pasando por París, Villa Ballester, Tucumán y Buenos Aires.  

A poco de comenzar la Primera Guerra Mundial, su familia se mudó a Francia. La Argentina se mostró en el horizonte de Nenette cuando su hermana, que se había radicado en Buenos Aires integrando una compañía de baile, la invitó a visitarla junto a su padre. En 1928, los Pépin se instalaron en Villa Ballester, Provincia de Buenos Aires y Nenette continuó con sus estudios de piano en el Conservatorio Nacional.  
Excelente pianista, recorrió el país con sus conciertos, hasta que en uno de ellos, en 1942 en Tucumán, conoció al guitarrista Atahualpa Yupanqui. “Mamá admiraba el folclore de la Argentina”, señala Roberto “Coya” Chavero, único hijo de la pareja. “Era muy estricta, por su formación normanda y sostenía que había que cultivar los estilos locales”.  

Nenette llegó para poner orden en la vida de Atahualpa. Formaron un equipo en el más amplio de los sentidos y se consultaban permanentemente en sus creaciones. “Un día, cuando yo ya era grande, mamá me confesó que era tal su admiración por el Tata, que decidió renunciar a su propia carrera para apoyarlo. Decía que era un artista único en el mundo”, revela El Coya. A pesar de ser una gran concertista de piano, dejó a un lado su vida artística para estar siempre a su lado.

Nenette y Atahualpa compusieron juntos muchísimas canciones famosas: a ella pertenecía la música de “El Arriero” o “Luna Tucumana”, por sólo citar un par. Pero aparecía mencionada con el seudónimo “Pablo Del Cerro” (por uno de sus nombres, “Paule” y por el Cerro Colorado, su amado lugar en el mundo en la Provincia de Córdoba). En una sociedad gobernada con sesgo sexista durante la década del ‘40, en la cual, por ejemplo no se permitía votar a las mujeres, siendo extranjera y concubina, no era fácil que compartiera cartel con Atahualpa.

A través de esta canción, Mönoblok pinta un cuadro con las distintas realidades de Nenette: su llegada en barco a la Argentina desde su origen francés culturalmente refinado y “avant-garde” y su posterior fusión con lo criollo y con la Pachamama que abrazó en Cerro Colorado de la mano de Don Ata.   

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