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A 18 años de la Masacre de Cromañón: "Muchos pudieron hacer mucho y no lo hicieron"

Este viernes 30 de diciembre se cumple un nuevo aniversario del hecho que cambió al país para siempre, dejando un saldo de 194 muertos y al menos 1432 heridos. Filo.news habló con Silvia, mamá de Julián Rozengardt, quien murió a sus 18 en Cromañón.

A 18 años de la Masacre de Cromañón: "Muchos pudieron hacer mucho y no lo hicieron"

*Nota escrita por Martín Mozotegui

La noche del 30 de diciembre del 2004, la banda Callejeros se prepara para dar el último de sus tres shows, en el predio bailable República de Cromañón ubicado en el barrio porteño de Once.

Julián Rozengardt, de 18 años, estaba en la casa de su papá en La Pampa, pero volvió antes a Buenos Aires para ir con su novia y amigos al recital. Su mamá, Silvia, le había regalado las entradas. Pero esa madrugada un hecho cambiaría para siempre a la Argentina. 

"Me llama la novia llorando y me dice 'lo perdí a Julián, lo perdí a Julián' Yo no entendía lo que me estaba diciendo y como no lo entendía me dijo 'pone el noticiero'", cuenta la mamá de Julián, Silvia Bignami, quien hoy forma parte del Movimiento Cromañón.

Una fogueta 3 tiros fue la causante del fuego en la media sombra del techo y la espuma de poliuretano que insonoriza el lugar. A las 22.50 horas, el show fue interrumpido. Se generó un humo tóxico que fue aspirado por las miles de personas que estaban dentro.  

Entre ellos, jóvenes que no pudieron salir, ya que las salidas de emergencia estaban cerradas con candados y alambres para que nadie ingrese sin pagar. La decisión fue de Omar Chabán, un conocido empresario ligado al rock y concesionario del predio. 

Silvia buscó a su hijo en hospitales y centros de salud, en simultáneo, a un mega operativo de emergencia que se desarrollaba con destrato y deshumanización. "Para que veas la falta de empatía del sistema de salud, cuando llegamos al Clínicas había una hojita de cuaderno con una lista que decía 'vivos y fallecidos', y el mío estaba en la lista de vivos todavía”, recuerda la mujer.

Saldo y culpables

La masacre de Cromañón, dejó un saldo de 194 niños, jóvenes y adultos muertos en ese momento y en los días posteriores. Entre las victimas fatales hay algunos bebés.

Hablamos de al menos 1400 heridos y 4500 víctimas-sobrevivientes. Los años próximos a la tragedia, hubo decenas de fallecidos a causa de enfermedades oncológicas, depresión y suicidio.

La investigación judicial señaló graves fallas en las habilitaciones y controles del local por parte del Estado porteño. El pago de coimas que permitió que el lugar sea habilitado como un boliche, pero que en la práctica funcionaba como un microestadio.

Cromañón estaba habilitado para una capacidad máxima de 1.031 personas, pero esa noche se calcula que había más de 3.500 asistentes. No había matafuegos ni agua en los baños. La negligencia y la corrupción, había condenado a cientos de pibes a un final trágico. 

Juicio

De 2004 hasta hoy, hubo cuatro procesos judiciales distintos: se procesaron a 26 personas, 21 de ellas fueron halladas culpables y solo 18 pasaron por la cárcel. "Muchos pudieron hacer mucho y no lo hicieron. Algunos fueron corruptos por acción, otros por omisión y eso es lo que yo llamo una tormenta perfecta, cuando se suma todo”, dice Silvia.

En 2006, Aníbal Ibarra, fue llevado a juicio político y destituido del cargo de Jefe de Gobierno porteño por considerarlo responsable político de la tragedia. Otros 3 funcionarios del gobierno de la Ciudad, recibieron condenas por omisión de deberes. 

Omar Chabán, fue sentenciado a 20 años de cárcel por estrago doloso seguido de muerte. Falleció de cáncer en 2014, a los 62 años, cumpliendo condena. El empresario y mano derecha de Chaban, Raúl Villarreal, recibió 6 años. 

Por el mismo delito, Diego Argañaraz, mánager de Callejeros; le dieron 18 años. Y la misma pena que el subcomisario Carlos Díaz por incendio culposo seguido de muerte y cohecho.

En un primer momento, los miembros de Callejeros fueron absueltos. Pero en 2011, la Cámara de Casación revocó esa absolución y falló en contra de ellos. Patricio Fontanet, líder de la banda, fue condenado a siete años de cárcel.

En 2012, se condenó a Rafael Levy, dueño del edificio de Cromañón. El reclamo de justicia de familiares, amigos y sobrevivientes no termina acá y sigue vigente.

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Silvia, como tantos de los familiares de los jóvenes fallecidos y junto a los sobrevivientes conformaron un gran colectivo de movilización pública y de demanda de memoria, verdad y justicia, por las muertes y los daños sufridos.

El 30 de marzo, fue declarado como el Día en Homenaje a las Víctimas de República de Cromañón, en la ciudad y provincia de Buenos Aires. Un llamado a la reflexión para que se tengan presente en los colegios, valores esenciales de los derechos humanos. Algo que al día de la fecha, jamás se llevó a la práctica. 

El predio donde funcionaba Cromañón se convertirá en un espacio para la memoria. La expropiación fue una ley votada por unanimidad en diputados y por mayoría absoluta en senadores. Ahora es tarea del estado que avance fuertemente en su implementación. 

Cromañón es un reflejo de lo que no queremos para las juventudes de nuestro país. Ni una bengala, ni el rock and roll, a nuestros pibes los mató la corrupción.