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Libertador caótica: siguen los problemas al tránsito tras construcción de bicisenda

Obras en construcción sin control, paradas de Metrobús estrechas y falta de controles policiales a toda hora: la bicisenda del tramo norte de avenida Libertador, en Palermo, Belgrano y Núñez, sigue generando problemas.

Libertador caótica: siguen los problemas al tránsito tras construcción de bicisenda
Bicicendas en el tramo norte de Avenida Libertador, antes de llegar a General Paz, siguen provocando problemas de tránsito.

No todas las obras innovadoras y modernas llevan el beneficio con el que fueron concebidas, y el caso de la avenida Libertador, especialmente en el tramo que va desde General Paz hasta Dorrego, parece ser uno de esos casos.

La iniciativa pensada por la Secretaría de Transporte del gobierno porteño, a cargo de Manuela López Menéndez, tenía la intención de convertirla en una arteria en la que puedan convivir el transporte público, los vehículos particulares y los ciclistas.

Por eso se ideó la construcción de una larga bicisenda, de casi 11 kilómetros de extensión, que uniera los barrios de Núñez y Belgrano con Retiro, pasando por Palermo y Recoleta.

Pero lo que en el plano parecía una idea brillante, en la realidad fue muy diferente, ya que transformó una de las avenidas más rápidas y mejor transitables de la Ciudad en una vía con congestionamientos permanentes, frenadas constantes y la siempre latente posibilidad de que se generen accidentes.

Es cierto que son muchos los ciclistas que usan el nuevo carril exclusivo, pero sólo en las horas pico, ya que durante la noche y en las primeras horas de la mañana se ve ese andarivel casi desierto, y mucho más en días de baja temperatura o lluvia.

Otro problema que no tuvo solución es que los usuarios de colectivos o taxis deben bajar a la calle, cruzar la bicisenda y luego recién pueden acceder a las paradas, que en la mayoría de los casos no tienen rampas de acceso para discapacitados, lo que provoca en forma constante situaciones complicadas.

Tal es el caos que se produce en las horas pico, que la Secretaría de Transporte tuvo que apostar varias decenas de agentes de tránsito durante gran parte del día para intentar ordenar la situación, aunque con poco éxito.

Como hay tan poco espacio para hacer la cola del colectivo, por ejemplo, estas filas siguen por la vereda, con la bicisenda en el medio, como se observa en la foto:

A estos problemas se debe sumar que a lo largo de la avenida se construyen en forma constante grandes edificios, cuyos obradores (con autorización oficial o no), invaden durante semanas no sólo la vereda sino también la bicisenda y hasta el carril de la derecha para vehículos.

Esta situación termina de desordenar por completo el tránsito, ya que peatones y ciclistas deben circular por la avenida para poder seguir su recorrido, y llamativamente en la mayoría de esos casos no hay agentes de tránsito, lo que permite (como muestra la foto) que un camión sin chapa patente permanezca por varias horas detenido por donde deben circular los autos, sin que nadie le llame la atención.

Otra situación que colaboró al caos generalizado es que para remover la terminal de la línea 60 en Barrancas de Belgrano, donde ahora funcionan múltiples negocios debajo del nuevo viaducto de la Línea Mitre, se decidió que se extienda el recorrido de la bicisenda unas 10 cuadras más, hasta la estación Lisandro de la Torre, cerca de la esquina de Libertador y Olleros.

Allí se creó un giro a la izquierda sobre Libertador, a la altura de Olleros, donde en la mayoría de las veces los colectivos sólo pueden acceder cruzando desde el carril derecho hasta el del medio de la avenida, con mucho riesgo de provocar accidentes.

Otro dato que conspira contra el tráfico y la seguridad vial es la instalación de modernos tótem de publicidad en los descansos entre una y otra mano, tanto a la altura de Barrancas como especialmente en el Hipódromo de Palermo.

Si el Gobierno de la Ciudad castiga con grandes multas y quita de puntos a los conductores que utilizan sus celulares, ya que está comprobado que distrae su atención, es difícil de explicar que se los incite a leer avisos o promociones cuando están esperando para doblar o que le den luz verde. 
 

Y por último, si algo faltaba para convertir a la avenida en un ejemplo de lo que no debe hacerse o permitirse, es la falta de control que existe para los micros truchos que transportan hinchas cuando hay partido en el estadio de River.

Cuando termina el espectáculo en forma intempestiva, y casi criminal, decenas de buses toman avenida Libertador en contramano para dirigirse hacia la provincia de Buenos Aires, ante la ausencia total de inspectores de tránsito o Policía de la Ciudad.

Los vecinos se quejan en forma personal ante las autoridades y también por redes sociales, pero hasta ahora todo sigue igual. 
 

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