Luis Rubiales, el ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), fue inhabilitado durante tres años para toda actividad relacionada con el fútbol por la Comisión Disciplinaria de la FIFA.

Esta sanción se debe al beso no consentido que el dirigente le dio a la jugadora Jenni Hermoso, luego de la final del Mundial femenino que España le ganó a Inglaterra, en agosto pasado.

Además, las autoridades disciplinarias contemplaron los gestos obscenos realizados por Rubiales en el palco de autoridades y en presencia de la reina Letizia y la infanta Sofía, como también las presiones que recibió Hermoso por parte de la RFEF.

La FIFA se basó en el artículo 13 de su Código de Conducta y entendió que Rubiales vulneró dos incisos: uno relacionado con "las normas de conducta cívica" y otro que advierte sobre "adoptar una conducta que desprestigie al fútbol y a la FIFA".

Pese a que había dicho que no iba a renunciar, Rubiales no pudo sostener la presión social y política que se generó en torno al episodio, y en septiembre terminó dejando su cargo como máximo mandatario del fútbol español.