En un acto de campaña en Carolina del Sur, Donald Trump no solo celebró el fracaso de un proyecto de ley bipartidista sobre la crisis migratoria en la frontera con México, sino que también arremetió contra aliados de la OTAN y se burló de su única rival republicana en las primarias.

En un discurso cargado de declaraciones controvertidas, Trump aseguró que de ser reelecto, implementaría una "masiva operación de deportación" desde su primer día en el cargo, revocando las políticas de inmigración de la administración Biden. Además, dejó entrever su disposición a desproteger a países de la OTAN que estén en mora de sus pagos, e incluso insinuó que alentaría a Rusia a atacarlos.

El exmandatario se jactó del poder de influencia sobre el bloque republicano en el Congreso, que bloqueó un proyecto de ley que incluía ayuda para Ucrania e Israel. Este movimiento, según Trump, fue una victoria sobre el "corrupto" Biden y su política de "fronteras abiertas".

Sin embargo, sus declaraciones respecto a la OTAN generaron reacciones de rechazo tanto dentro como fuera de su partido. La Casa Blanca tachó de "espantosas y desquiciadas" sus afirmaciones y reafirmó el compromiso de Estados Unidos con sus aliados.

Por otro lado, Trump aprovechó el escenario para atacar a su única rival en las primarias republicanas, la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley. Sus burlas sobre la ausencia de su esposo, quien se encuentra en despliegue militar en Yibuti, desataron una respuesta por parte de Haley, quien no dudó en criticar la falta de respeto del expresidente hacia las familias militares.