“El pasado no terminó, ni siquiera es pasado”; con esa premisa comienza “El campo en mí”, un divertido, tierno y emotivo documental que se estrena el 30 de mayo en cines. Luba Alkon de Biegún, sobreviviente del Holocausto, es la gran protagonista de esta historia, quien fue retratada por el ojo de Tamara Mesri, su nieta y directora del film.

Se trata de la ópera prima de Mesri en la pantalla grande, luego de un extenso recorrido en el mundo nacida en 1974, estudió composición coreográfica, danza, teatro y fotografía con reconocidos maestros. También dirigió el grupo Copetín al Paso de danza-teatro desde 2002 a 2016 y actuó en varias obras.

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El film también fue protagonizado por Ethel Biegún, Jome BIegúnde Cadoche, Marku Almirón, Paloma Almirón, Lea Zajac. Cuenta con la edición de Camila Sassi, sonido de Roberta Ainstein, color a cargo de LaHaye y la distribución de Viviana De Rosa.

“La historia de mi abuela Luba me ha marcado y su presencia se siente a cada instante. Al morir bastante joven mi mamá, ella tomó un rol más importante en mi vida. Yo me identifico mucho con ella en la forma de ser y de hacer”, decía la directora en un comunicado oficial de prensa.

De cara al estreno del documental, desde Filo.news dialogamos con Mesri para conocer el detrás de escena, cómo fue la construcción del relato con el material de archivo, cómo vive su llegada a los cines y más.

Filo.news: ¿Recordás cómo fue el momento en que surgió la idea de hacer un documental sobre tu abuela? ¿cómo reaccionó Luba ante esta idea?

Tamara Mesri: Siempre sentí la necesidad o la obligación moral de contar su historia. En el momento que empecé a filmarla, pensando en hacer un documental más allá de mi nula experiencia en lo audiovisual, tenía que ver con una hipótesis que tenía yo de que mi abuela era violenta a nivel verbal, por su experiencia en el holocausto. 

Cuando me puse a entrevistar a profesionales, como psicoanalistas, me di cuenta que no fue particularmente el holocausto que la hizo ser como era, aunque probablemente habia intensificado su forma de ser. Luba mucho no sabía sobre el documental, de hecho no quería ser filmada.

¿Cómo fue el rodaje, qué nos podés contar del detrás de escena? ¿cómo trabajaste en las imágenes de archivo y en los sonidos, la música?

El rodaje en 2008, cuando la filmaba, fue a la que te criaste, o sea, con una cámara casera, y sin saber filmar, la fui capturando en cámara, a pesar de que no me dejase filmarla. En 2020 cuando empecé a trabajar con el premiere, a modo de experimentación,  usé archivos solamente, y luego filmamos muy poco, también con celulares o cámaras sencillas.

Los archivos los trabaje de distintas maneras, jugando con el contrapunto, tratando de que el audio y la imagen transmitan cosas distintas para que juntos armen un tercer significado. La música fue elegida pensando en mis recuerdos de niña, la música en Yiddish que recuerdo, y también desde el contrapunto con la imagen.

El Holocausto no solo marcó a tu abuela sino a toda la familia, a las generaciones que le siguieron. Sin embargo, en una de las escenas repetís como mantra, "nosotras no estamos en guerra". ¿Ese linaje representó un peso para vos? ¿qué desafíos representó a su vez para vos como madre?

Creo que el linaje representó un peso por como yo escuché sus relatos, pero también tuvo su lado, como digo en la película, que nos hizo más fuertes. La frase ‘nosotras no estamos en guerra’ se refiere a mi relación con las cosas de mi vida cotidiana, como la comida, el estar siempre llevando mi energía al límite y como me tomo las cosas. 

A mis hijas las marcó también con algunas cosas que ahora me di cuenta con la película, y por ende mi desafío ahora es desandar ese camino para que ellas sean más libres. 

¿Cuál fue la escena que más te movilizó? ¿qué es lo que más te gusta de tu abuela?

La escena que siempre me moviliza más es la que está casi al final, donde habla de lo que la hizo feliz, que fue formar una familia. De mi abuela lo que más me gusta es su fuerza, su humor y su amor, por sobre todo, porque a pesar de sus defectos a la hora de brindar amor, fue incondicional, dando todo por la familia.

En el documental se escuchan diferentes relatos que explican lo que significa "El campo en mí", el nombre del documental. ¿Cómo fue escribir estos relatos para vos? 

Esos relatos son muy de mi terapia. O sea, los tengo muy masticados. No fue difícil.

"El campo en mí" es tu ópera prima, que definiste en el comunicado de prensa como una "búsqueda personal, íntima", pero no es tu primer contacto con el mundo del arte: estudiaste arte, teatro, fotografía. ¿De qué manera te ayudó o te ayuda el arte a transitar y reflexionar sobre tu historia? 

En mis obras de danza teatro y en mis fotografías, como digo en la película un poco, está muy presente mi oscuridad. Creo que en ellas siempre plasmé, aunque no me había dado cuenta en su momento, mi relación con la idea del Holocausto. 

Pero es ahora en el cine, más que nada en esta película y no en otras que escribí recientemente, que pude reflejar más a fondo mi historia.

¿Qué sentiste cuando viste el documental terminado? ¿qué te gustaría transmitir a la audiencia? 

Cuando vi el documental terminado no lo podía creer. Algo que había empezado como un juego casi había llegado a ser una obra. También me di cuenta que lo mío era el cine, y que todo mi trabajo artístico había sido un largo laberinto hasta llegar hasta este momento. Sentí mucha alegría y emoción.

Me gustaría transmitir a la audiencia diferentes cosas. Pero básicamente mostrar cómo no solo las cosas que suceden pueden modificar la vida de las personas sino también a las generaciones que vienen. Y que detrás de cada uno hay una historia que nos habita. 

"El campo en mí" se estrena el jueves 30 de mayo en el Cine Gaumont y en el Cine Municipal EcoSelect. El 31 de mayo también llegará a la pantalla de Cine.Ar Play.