Martín, Federico y Silvina están sentados en el auto uno al lado del otro. Sus papás, Rudi y Silvia, los llevan a pasar las vacaciones de invierno a la quinta familiar. Ellos ríen, juegan, mientras el sol los ilumina por la ventana. Los tres dan inicio a la película, y a su vez, después le dan un cierre. La escena cambió, y ellos también.

Silvina Schnicer presentó en cines su nueva película, “La Quinta”, que tuvo su paso por el Festival de Mar del Plata y de Marrakech. Se trata de su tercer proyecto, luego de “Tigre” (2017) y “Carajita” (2021), protagonizado por Valentín Salaverry, Milo Lis, Emma Cetrangolo, Cecilia Rainero, Sebastián Arzeno, Juliana Muras, Dario Levy, Alejandro Gigena.

“Cuando uno hace una película argentina, enfrentarse al público argentino es lo que uno más espera, ¿no? me moviliza un montón”, aseguró la cineasta en diálogo con este medio y sumó: “Las funciones que tuvimos fueron increíbles, teníamos la sala llena, la gente se quedaba a charlar. Estoy muy contenta”.

Desde Filo.news dialogamos con la directora para conocer cómo nació la historia, los debates que plantea respecto a las infancias y crianzas, cómo vivió el estreno y más.

Filo.news: ¿Cómo surgió la idea de la película? ¿Cuál fue tu inspiración y por qué hacerla ahora?

Silvina: La historia de 'La Quinta' está basada en parte de mi historia familiar. Nosotros pasábamos las vacaciones con mi familia en una quinta en las afueras de Buenos Aires, pasábamos mucho tiempo ahí. Guardo muchos recuerdos, secuencias aisladas, como pequeños fueguitos, y tomé esas imágenes que tenía como puntos de inspiración para hacer escenas. No tenía la historia, tenía que construirla, pero los personajes están inspirados en mi familia. Como en ese momento yo era una niña de 7 años o menos, creo que eso fue lo que condicionó una vez que me puse a escribir la historia. En realidad sí, la hice ahora, pero la escribí antes de mis dos pelis anteriores. O sea, el guion tiene más de 10 años. 

La peli retrata la pérdida de la inocencia de los niños, que se encuentran rodeados de violencia y que incluso acecha la idea de la muerte. ¿Creés que esto refleja una problemática social y cultural a la que se enfrentan las infancias en la actualidad? 

Yo ahí replantearía un poco. No creo que los niños y niñas sean inocentes, que esa sea su identidad, sino que para mí viven el mundo a través de una inocencia, es como su canal para vivirlo. Creo que los niños tienen una capacidad y una conciencia del mundo abismal, altísima, enorme, que son capaces de ver el mundo sin condicionamientos en un punto y creo que les da mucha libertad para enfrentar quizás situaciones o miedos. Eso por un lado, y por otro, sobre el tema de la actualidad… traté que la peli no se ubique en algún período o un tiempo específico, neutralizar la época, pero justamente porque intenté que los temas que toca la película para mí trasciendan un poco una cuestión temporal.

Qué interesante esa distinción que hacés sobre la inocencia de los niños, que no esté automáticamente ligada a la ingenuidad, ¿no?

Exactamente. Creo que ahí dijiste otra palabra clave que está buenísima, 'ingenuidad', sí.

¿Pero creés que la película habla de la violencia a la que viven expuestos los niños, más allá de la temporalidad?

Creo que eso pasó por algo más subjetivo. Como te decía, escribí el guión hace mucho tiempo, y yo en el medio fui mamá, tengo dos niñas y en ese tiempo cuando tuve que ir reescribiendo, reapropiándome de la historia. La crianza que yo tuve es muy distinta a la que yo puedo estar quizás ejerciendo con mis hijas, es algo que se va repensando a medida que va pasando el tiempo. Está conectado también a esa frase de ‘qué mundo le vamos a dejar a nuestros chicos’, ¿no? Para mí es un temón, yo por lo menos no lo vivo con ninguna certeza, solo tengo dudas al respecto. Y creo que hay algo de eso también que plantea la película.

Eso te iba a preguntar, ¿qué desafíos creés que enfrentan los padres en las crianzas? Y en la película especialmente, donde las tensiones son invisibles, no se ve nada explícito.

La película recorta solo un aspecto diminuto, porque es enorme el tema. Se centra más en el punto frágil de la incomunicación, pero también en cómo se construyen en el mundo de los niños y el mundo de los adultos de manera también independiente. Los niños tienen un mundo aparte, son vidas autónomas, tienen su intimidad y tienen su complicidad.  En especial acá hablo de la hermandad, ¿no? Y a veces eso está por arriba de la mirada de los padres. La película no muestra nada explícito, yo no me quería centrar en el hecho porque no es eso lo que me interesa, porque entraría lo que tiene que ver con la moral y con la ética. Lo que intenté es no escaparme de los personajes con los que yo estaba interactuando, ir al corazón de ellos, a sus conflictos. Es loco que me digas esto... porque siempre como intento cuando escribo, esto ya me ha pasado en en las pelis anteriores y me está pasando la que estoy escribiendo ahora también, elijo una locación y me quedo adentro de la locación y obligo a mis personajes a que se queden, porque en un punto me obliga a mí también a a ir a fondo con ellos y a no escaparme.

De hecho mientras la veía, recordaba “Adolescencia”, la reciente serie de Netflix. En su caso ellos salen de la casa, van a la escuela, a la estación de policía, por ejemplo.

“Adolescencia” es una bestialidad, a mí me parece increíble. Ellos justamente se anclan totalmente en una actualidad, tan iluminadamente, tan críticamente, tan afiladamente. Escuché a los guionistas decir que lo que está pasando con las adolescencias de hoy, digamos, es que se enfrentan a un mundo que es abstracto para los padres, ¿no? Que el bullying ya no se puede materializar, ya no tiene una cara. Y que le pasa lo mismo a las instituciones, lidian con algo que en realidad es digital, que no pueden ver, que no pueden acceder. Ellos plantean como hipótesis que el responsable de lo que está pasando hoy ya supera al papá y a la mamá. O sea, que la crianza está totalmente relacionada hoy con lo social. Entonces, entiendo que hayan salido a la estación de policía, al colegio, bueno, enriquece muchísimo la hipótesis.

¿Encontrás puntos similares entre la serie y la película? ¿cuáles y por qué?

Si me arriesgo a decir un paralelismo, yo creo que ambas trabajan de alguna manera la seguridad. ¿Qué es la seguridad? ¿Dónde estamos seguros? Y está totalmente relacionado con la crianza al mismo tiempo, la protección, la sobreprotección, y dónde está el límite y hasta dónde podemos acceder, hasta dónde no podemos acceder, ¿no? Y creo que ese es el punto frágil, en ese sentido sí que puede haber un paralelismo. Yo creo que 'La quinta' lo trata de una manera y 'Adolescencia' lo trata de otra, pero ambas están hablando de bueno, ¿qué seguro? ¿qué no es seguro? Creo que en 'La Quinta' es un relato más intimista, se mete como dentro de una familia. En el caso de “Adolescencia” me parece que tiene que ver con la idea de que ya estamos seguros, aunque mi hijo esté encerrado dentro de una habitación. 

¿Tuviste la oportunidad de ver la película con tus hijas? ¿A quiénes te gustaría que llegue la historia?

Bueno, es una gran pregunta. Siempre me cuesta responder. Tuve la posibilidad de interactuar mucho con el público, porque armamos unas mesas de debate; sentí que la respuesta era muy activa, que querían saber, preguntar, entender, que se quedaban pensando. Tengo amigos y amigas con hijos, que han compartido la película con ellos. Mis propios sobrinos fueron al cine… esto no se lo dije a nadie, pero ellos también decían 'a mí me hubiese encantado tener una infancia así, en donde yo pueda explorar de esa manera y con esa libertad'... ellos decían de eso de 'enfrentarse a', una libertad plena frente a ese 'enfrentarse a'. Yo tengo una hija de siete y una de dos. La de siete aparece en la peli, está más chiquita, tiene cinco, aparece en el cumpleaños de la nena. Y la empecé a ver con ella, pero cuando entraron a la casa abandonada le dio miedo, así que nos tuvimos que ir; pero como le dio miedo surgieron un montón de preguntas, ‘¿por qué haces películas de terror, mamá? ¿Por qué una película tan oscura?’ O sea, como entró por otro lado el debate.

¿Cómo sentís que te atravesó la película, desde tu propia experiencia con la maternidad?

Sí, estoy convencida. No te sé decir conscientemente o precisamente cómo, pero estoy convencida que yo no soy la misma que la que era antes de ser mamá que la que soy hoy. El hecho de ser madre me dio herramientas, una seguridad que quizá de otra manera yo por lo menos, no hubiese tenido. Con esto no quiero decir que hay que ser madre para dirigir niños, nunca diría algo como eso, pero en mi caso, sí que sí que estoy segura que usé algo de eso; también las mamás de los niños eran totalmente plenamente parte del equipo, me apoyé un montón en ellas, sin ellas no lo podría haber hecho.

Para terminar, ¿por qué la recomendarías?

Bueno es una pregunta difícil. Hoy con el diario del lunes, después de las proyecciones, una de las razones que puedo decir, es que creo que es una peli que moviliza, que es empática, que la gente se reconoce en ella, reconoce su propia historia. Termina movilizando recuerdos, lazos familiares, ciertos silencios o secretos. Creo que es una experiencia ir a verla, digamos. He visto que ha pasado dentro de la sala, que la gente no se levanta, quiere debatir y quiere hablar de lo que vio, creo que eso que genera es muy rico. Arranca como un drama familiar, que parece ser como un drama un poco cotidiano, pero después a medida que va avanzando la historia se vuelve un poco más de suspenso, más thriller, engancha a verla.