Hay experiencias para las que ninguna "Advertencia" puede prepararnos. Y cada recital de Babasonicos es una nueva muestra, porque no hay diferencia entre quienes los van a ver hace décadas o quienes tuvieron su primer show este fin de semana en Ferro. Los vivos de la banda están realmente vivos: respiran, transpiran, mutan, arden, se estiran para alcanzar una porción de la locura e inventar nuevos futuros.

A casi 35 años de su formación en Lanús, y con su 14º disco recién estrenado (Cuerpos Vol. 1 ), el grupo de Adrián Dargelos, Mariano Roger, Diego Tuñón, Diego Uma y Panza Castellano sigue sorprendiendo con su música, con su mensaje, con su carisma, con su puesta en escena, con su delivery de emociones y con la permanente renovación de su público, su repertorio y su swing.

Pasaron casi dos años de aquel show de cierre de 2023 en el Campo Argentino de Polo y esta vez fue Ferro, en el centro exacto de la ciudad, el que recibió el nuevo retorno de la banda a Buenos Aires, luego de su gira por Argentina, Latinoamérica y Europa para mostrar en vivo las canciones de Trinchera avanzada.

Estas dos noches en Caballito (sábado 6 y domingo 7) funcionaron más bien como un reencuentro con el público de Buenos Aires, solos y a cielo abierto –una experiencia distinta a las de los shows cerrados en el Arena y los de los festivales, como Creamfields 2024 y Cosquín Rock y Quilmes Rock 2025–. Un reencuentro que incluyó además otro reencuentro, en una mamushka emocional: el de Carca a los escenarios con Babasonicos.

Quedará para 2026 la presentación oficial de Cuerpos Vol. 1, el disco de 9 flamantes canciones que publicaron a finales de noviembre. Aunque, como siempre, Adrian y compañía ya soltaron algunas tajadas: estas inolvidables noches en Ferro comenzaron con "Advertencia" coreada por decenas de miles de personas. Fue el primer paso de un setlist de 29 canciones que recorrieron 29 años de canciones del grupo, desde "Su ciervo" , de 1996 (en la versión original de Dopádromo, y no la arreglada para la gira de teatros de Desde adentro); hasta los estrenos de 2025, "Advertencia" y "Tiempo Off".

Tras esa apertura vino un segmento Trinchera, con "Mimos son mimos", "Paradoja" y "Mentira nórdica" , en la que Adrián terminó bailando y cantando iluminado, domando voluntades como un ilusionista, mientras la banda quedaba en penumbras y su boa dorada devolvía los destellos al público. Enseguida vino "Ingrediente" y luego una serie de alta intensidad con "Su ciervo", "Sin mi diablo" y "Fiesta popular", con la guitarra de Mariano Roger liderando las estampidas.

"En privado", el otro tema de A propósito que incluyó el setlist, dio un respiro y la entrada al segundo estreno, "Tiempo off", y luego "Risa" y "Gratis", ambos de Infame, el disco que más canciones aportó a estos recitales y justamente el que habían presentado en su anterior show en Ferro, hace más de 20 años, en el lejano Quilmes Rock 2004.

Hubo fuego en "Los calientes", coronando el escenario, y hubo un disfrute incendiario en las legiones de fanáticos de todas las épocas. "¿Qué quieren?", preguntó Adrián en una de sus pocas intervenciones entre temas. Todos y todas tenían alguna canción favorita para pedir, de una discografía que recorre las últimas cuatro décadas. "Pidan, ¿o acaso no soy su Orfeo?", invitó, dando paso a otro de los temas de Discutible.

Pasada la primera mitad, Carca apareció en escena para enriquecer un segmento que arrancó con la sencilla e irresistible "Vampi", viajó a comienzos de siglo con "El loco", volvió a empuñar "La lanza" y coronó con "Bye bye". La sensación fue unánime, una mezcla de reencuentro, admiración y psicodelia compartida entre la banda, Carca y el público. Todo combinado con una puesta de luces, pantallas y recursos de cámara nuevamente dirigida por Sergio Lacroix, que pasaba de las tomas cenitales a las cuadrícula de leds en distintos tonos e incluso la incorporación al propio show y escenografía de los edificios linderos y las performáticas familias que salían al balcón.
 

La multitud acompañó a Dargelos cantando a viva voz "Como eran las cosas" y eso de que "esta noche es para los dos". Lo que el cantante acomodó para la ovación popular: "Esta noche es Ferro y es con ustedes". Todos quedaron contentos de cara a un nuevo bloque, esta vez bailable, pistero e inquieto, que comenzó con "Y qué?", "Carismático" y "Yegua", y tuvo un último respiro en "Putita" –que Adrián bajó a cantar al vallado, entre fanáticos sorprendidos y emocionados hasta las lágrimas–.

La agitación volvió con clásicos del cambio de siglo como "Desfachatados" e "Irresponsables". En un momento de ese raid, se le escuchó a Tuñón soltar a su micrófono: "Mucho show, mucho show". Abajo del escenario se sentía lo mismo. La plenitud de una lista de temas fantástica, una interpretación espectacular, grandes dosis de emoción por los reencuentros y de fascinación con la obra nueva, casi dos horas de recital en total y una sensación generalizada de show histórico.

El corolario de tremendas noches fue con "La pregunta", una canción todavía reciente que se convirtió en un himno y que de alguna manera condensa las mayores virtudes del swing babasónico y de la propuesta narrativa de la banda: un tema desafiante, mutante, indomable, profundamente físico pero también de vuelo mental y de fortaleza espiritual. La forma perfecta de dar cierre al bloque central de estos shows en Ferro.

Pero quedaba un último aliento, y Babasonicos volvió al escenario con dos canciones más: "La izquierda de la noche", un ejercicio de épica y de posicionamiento estético, y el hit interminable "El colmo". "Ahora sí, denme todo", pidió Adrián, con el sonido de la banda detenido y el estruendo de los aplausos y gritos como rúbrica de otra jornada babasónica perfecta. "Gracias y buenas noches", saludó el cantante. "Y más también."