Perú sigue sin poder resolver esa fragilidad política que junto a tantas otras variables lo presentan como uno de los ejemplos más concretos de la diferencia que existe entre el crecimiento y el desarrollo de un país. Sigue andando, pero siempre de una sola manera.
Crece, tiene baja inflación, hay inversiones, pero presenta uno de los índices de desigualdad más altos de América Latina, en esa misma región que es la que tiene además la distribución del ingreso más desigual en todo el planeta. Los economistas dice que “la macro no gotea, ni menos chorrea, a la micro”.
En la jornada de ayer amanecimos con un Presidente que disolvió el Congreso de la República, a las horas se suspendió a ese mismo mandatario, unos minutos más tarde juró como Jefa de Estado la hasta entonces Vicepresidenta y al final nos fuimos a dormir sin saber quién y cómo va a seguir todo esto.