Tras el encuentro en la provincia de Córdoba entre los principales referentes de este espacio (Urtubey, Schiaretti y Pichetto), lo cierto es que Massa ratificó su candidatura al tiempo que invitó a todos aquellos que quieran participar.

"Cuanto más amplia sea nuestra PASO, cuanta más capacitad tengamos de dirimir liderazgos con participación democrática y no con dedo, mucho mejor para el futuro del país", marcó. 

El tema con este punto es que el peronismo dialoguista continua con grandes incertidumbres respecto de su capacidad de reorganización.

Posicionalmente parece ubicado entre dos extremos del “no”, donde resalta una imagen no kirchnerista y no macrista, pero sin una identidad captadora de votos.

El temor de Massa debe ser la falta de candidatos en Capital Federal y provincia de Buenos Aires, algo que puede contribuir a que se repita el escenario electoral del 2015 y que nuevamente termine en tercer lugar, quedando fuera de un eventual ballotage. 

La "unidad peronista" tiene en Massa su principal necesidad. Esta búsqueda vendrá de la mano de una eventual, total o parcial, migración del otro espacio que representa a este monstruo y que es Alternativa Federal. 

El problema acá es que el ex intendente de Tigre parece haber llegado tarde. Confirmada la precandidatura de Kicillof - Magario en la provincia de Bs. As., la posibilidad de la lucha por la presidencia abriría una interna con Scioli y claro, los Fernández. 

Por fuera de la contradicción de volver a un espacio como el kirchnerismo, en este caso la cuestión estaría en que pasaría de perder la interna. 

En este caso, el acercamiento a Unidad Ciudadana y los demás partidos que integran el Frente podría tener como posibilidad que en caso de ser Gobierno, Massa pueda comandar algún ministerio, algo que no está en sus planes pero que ya no depende de su intención, sino de los votantes.