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Karen Hallberg, la argentina reconocida mundialmente por sus investigaciones en física

En diálogo con Filo.News, la científica jujeña destaca la importancia de la ciencia como una construcción colectiva, la participación de mujeres en este campo y el camino que falta por recorrer para lograr una igualdad de oportunidades.

Karen Hallberg, la argentina reconocida mundialmente por sus investigaciones en física

Cada año, y desde 1998, se entregan los Premios L'Oréal-UNESCO a Mujeres en Ciencia que destacan a 5 científicas eminentes de 5 regiones del mundo por sus contribuciones al progreso de la ciencia

En nuestra región, Latinoamérica, seis argentinas recibieron este reconocimiento. Una de ellas, Karen Hallberg en 2019 por el desarrollo de técnicas computacionales para entender la física de la materia cuántica.

Hallberg es física, investigadora principal del CONICET y profesora en el Instituto Balseiro en Bariloche. En diálogo con Filo.News cuenta, entre otras cosas, de su interés por la física y la consecuente elección de su carrera, de la situación de las mujeres en este momento de la historia y de los desafíos de ser pocas en un área tan particular como atractiva.

La científica rosarina de nacimiento y jujeña por crianza comienza por el principio, cuando al terminar la secundaria tenía que tomar una decisión nada trivial: elegir una carrera. Sus ideas para el futuro, en la adolescencia, pendulaban entre el tenis, la genética y la ingeniería.

Fue en el Instituto Balseiro, ya habiendo empezado a estudiar Ingeniería Nuclear, cuando después del primer semestre se dio cuenta de que lo que le gustaba era la física. "Yo me acuerdo que un día mi papá me dijo '¿Vos sabés que la Teoría de la Relatividad de Einstein la entienden muy pocas personas en el mundo?'. Y yo decía '¿Cómo muy pocas personas en el mundo? Me encantaría entenderla, es un gran desafío'. Y ahí como que me picó la curiosidad y me super dio ganas de entenderla".

Pero esa semilla de curiosidad estaba plantada hacía rato. A sus 10 años había formado, con un grupo de amigas de la escuela, un club de ciencias. "Éramos seis o siete. Decidimos hacer un club de ciencias pero tenía un poco de todo: hacíamos investigaciones, nos inventábamos que estábamos descubriendo delitos, hacíamos experimentos científicos muy básicos... Ahora me río pero era muy divertido porque tenía toda una organización: había una presidenta, la tesorera, la secretaria; inclusive teníamos un libro de actas, como si los científicos usaran actas", bromea.

Pero esa teoría, que marcó un antes y un después en la forma en que entendemos el Universo, no fue lo único que había llamado su atención: se preguntaba, ya desde antes de comenzar, por qué había tan pocas mujeres siguiendo la carrera de física

"¿Vos vas a ir a Bariloche a estudiar? ¿Estás segura? ¿Es una carrera para mujeres?", cuenta la ahora investigadora que eran algunas de las preguntas que más resonaban. "Y yo decía, '¿cómo? ¿qué es esa pregunta? Yo tengo ganas de hacerla'. Y tuve que explicar por qué no era rara y por qué estaba eligiendo una carrera de ciencia y tecnología".

Y así, habiendo sorteado varios de estos cuestionamientos a lo largo de su carrera, además de alguna que otra situación y comentario machista en la que "una como mujer se siente un poco desplazada", Hallberg destaca ahora algo que va más allá del género: la ciencia como una construcción colectiva. "No es algo que hice yo sola. No lo podría haber hecho sin mis estudiantes, sin mis colegas y sin mis profesores", destaca.

¿Pero qué hizo (o hicieron) específicamente? "Nosotros desarrollamos un método numérico —códigos bastante largos—, que se basan en lo que se llama 'la información cuántica', que es un concepto técnico pero lo usamos para estudiar las propiedades cuánticas de la materia: cómo se comportan los electrones, el magnetismo, qué física nueva podemos ver, qué sorpresa nos da el comportamiento de la materia".

Dicho de otro modo, un poco menos técnico y un poco menos abstracto, "tiene que ver con el estudio de la naturaleza que nos rodea", pero no una naturaleza cualquiera, sino aquella que se encuentra a escala microscópica. "Imagínense un milímetro dividido en un millón de pedacitos, esa es la escala a la que nosotros estamos mirando", explica.

Y acá entran un montón de cosas que, si tuvimos la fortuna de aprender algo de física durante nuestro paso por la educación básica, ahora nos van a resultar familiares: Newton, átomos, partículas, leyes de la mecánica, principio de incertidumbre... Todo a través de la matemática, lo que ella llama "el lenguaje de la ciencia, de la física en particular".

¿Con qué objetivo? ¿Con qué aplicaciones en nuestra vida cotidiana? "En la vida diaria, por ejemplo, toda la electrónica moderna, los semiconductores que forman la base de los chips y toda la electrónica digital que tenemos en nuestras computadoras o en nuestro celular, las telecomunicaciones, los láseres, la radiación, la medicina para el tratamiento del cáncer, la resonancia magnética... Se basan todos en las propiedades cuánticas de la materia". 

"Hay muchas cosas muy divertidas y entender eso fascinante, porque además estamos logrando 'ver' la naturaleza a escala subatómica y gracias a nuestros instrumentos de medición podemos entender el funcionamiento y eventualmente encontrar aplicaciones para la vida diaria". 

Karen Hallberg en 2019 recibiendo el premio internacional L’Oréal-UNESCO para Mujeres en la Ciencia en una ceremonia realizada el 14 de marzo en París, Francia. 

Siguiendo con la idea de la ciencia como una construcción colectiva, la también violinista habla a su vez de la innovación en ciencia básica, algo que define como "empujar las fronteras del conocimiento, pensar en las preguntas adecuadas, las preguntas importantes".

"A la hora de innovar, yo me pregunto si hay diferencias entre una mirada masculina y una mirada femenina; y estoy convencida de que es un mito bien instalado que los cerebros de las mujeres están cableados para la empatía, la intuición; mientras que los de los hombres lo están para la acción, para el pensamiento lógico, para el pensamiento racional", señala.

"Por supuesto que la cultura nos lleva a tener otras actitudes, a tener otras preferencias, pero en cuanto a la capacidad intelectual de las mujeres y los hombres, no hay ninguna diferencia".

Hallberg destaca, por otra parte, que en este momento histórico “las mujeres estamos logrando posicionarnos al lado de los hombres”, si bien sostiene que el cambio es demasiado paulatino. Y en este sentido, nombra algunas de las cosas que cree que podrían ayudar a mejorar el rol y la presencia de las mujeres en ciencia

En primer lugar, aumentar la autoconfianza de las niñas desde muy pequeñas. Y no es una cuestión nada menor, un estudio publicado en la revista Science por investigadoras de las universidades de Illinois, de Princeton y de Nueva York, deja en evidencia como los estereotipos de género sobre las habilidades intelectuales aparecen a muy temprana edad —específicamente a los seis años— y tienen un efecto inmediato sobre los intereses de los más chicos.

En otras palabras, la autopercepción de las mujeres como brillantes comienza a disminuir a desde la infancia. Es posible que, a largo plazo, este estereotipo aleje a muchas mujeres jóvenes de las carreras que se perciben que requieren mayor inteligencia, sostiene el artículo.

“Es fundamental que generen desde sus casas, desde las escuelas y de la sociedad la confianza que necesitan para poder luego decidir lo que quieren hacer", concluye Hallberg. 

Segundo, la física habla de la presencia de jardines maternales en la universidad y los centros de investigación; algo que reconoce como fundamental por su propia experiencia como madre de dos hijos que nacieron cuando estaba iniciando su doctorado ya que le permitió amamantarlos durante sus primeros años y estar cerca de ellos mientras desarrollaba su profesión. 

En tercer lugar, agrega que es importante que las mujeres sigan en las carreras para mostrarle a las más jóvenes un modelo de rol, para mostrarles que se puede hacer perfectamente y para derribar mitos de que las mujeres no podemos hacer ciencias o que las carreras “duras” no son para nosotras.

“Hay muchas mujeres que dejan la carrera, lo cual es una elección y está bien, pero muchas veces lo hacen porque no tienen apoyo ni oportunidades para seguir, no tienen posibilidades de acceder a puestos jerárquicos, o participar activamente en la vida científica-tecnológica del país", señala. 

"Sin embargo, me parece que es importantísimo comprometer a todos los sectores de la sociedad y en particular a los hombres también, porque es un problema que nos atañe a todos. Me gustaría ver a muchos más hombres participando codo a codo también con la lucha de las mujeres en general para todas sus reivindicaciones pero en particular para tratar de tener mucha mayor presencia de mujeres en el área de ciencia y tecnología".

Ahora, como parte de uno de los órganos de gobierno de la American Physical Society, una asociación de los Estados Unidos que reúne a 55 mil profesionales de la física y trabaja para promover y difundir el conocimiento de la física, Karen Hallberg finaliza: "Uno de mis sueños más importantes es lograr que tanto niños y niñas desde muy pequeños tengan la posibilidad que tuve yo de aprender a pensar, con todo lo que eso implica; generar esa actitud de pensamiento crítico tan importante para nuestros tiempos, especialmente frente al bombardeo de información al que estamos sometidos".

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