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Magda Choque Vilca: la "Reina de las papas Andinas" que lucha por la biodiversidad

Magda Alejandra Choque Vilca es Ingeniera Agrónoma, nació en La Quiaca, Jujuy, y trabaja por la conservación de la biodiversidad y la reivindicación de la identidad andina argentina. En diálogo con Filo.News, habló de cómo trabaja y rompe paradigmas científicos a través del saber ancestral de los pueblos originarios y de sus antepasados.

Magda Choque Vilca: la "Reina de las papas Andinas" que lucha por la biodiversidad

La emoción de Magda al hablar de su tierra, de las mujeres rurales, de los pueblos originarios que trabajan en el campo, y de su trabajo como agrónoma, llega hasta las lágrimas. Con una sensibilidad motivada por la empatía y la pasión, Magda alza con orgullo su origen y le hace frente a un sistema que sigue negando los saberes ancestrales ante los científicos. Magda no se rinde, Magda demuestra que rompiendo con lo establecido, se puede revolucionar los espacios del saber y aprender.

La Ingeniera Agrónoma nació en La Quiaca, Jujuy, y se la conoce como la “Reina de las Papas Andinas” por el trabajo que realiza para conservar la biodiversidad y reivindicar la identidad argentina andina desde su profesión.

El respeto y cuidado por la naturaleza a través de su origen, es su bandera.  Además, Magda es descendiente de la vigésimo-primera generación del cacique Viltipoco: un líder indígena del pueblo Omaguaca que comandó la guerra de resistencia contra la invasión del imperio español en el año 1594. 

Magda Choque Vilca brindando una charla TED en Tucumán.

Cuando descubrió que varias especies autóctonas y cultivos andinos de su "pachamama" estaban desapareciendo, fue que surgió el proyecto junto con el gobierno de Jujuy, comunidades originarias y agricultores y cooperativas de trabajo, la fundación de la Escuela de Cocinas Regionales en Tumbaya, donde se dicta la Tecnicatura Superior en Cocinas Regionales y Cultura Alimentaria, la primera en cocina regional de Argentina y de Latinoamérica, pública y gratuita.

En esta carrera los alumnos y alumnas no solo aprenden a cocinar sino también sobre biodiversidad, historia de la alimentación, antropología del gusto, francés, química y marketing. Conjugan el saber empírico ancestral con el científico.

Es por eso que a sus 59 años, la ingeniera de Jujuy está atravesada por experiencias que define como "integración".

Las mujeres son las principales responsables de la conservación de la biodiversidad a través de la siembra y selección de semillas.

"Para mí, ser Choque que es un apellido aymara, y Vilca que es un apellido quechua, me empodera. Ser descendiente de Viltipoco me honra y enorgullece. Amo mi lugar por encima de todo, y eso significa que quiero generar condiciones con un sentido de localismo comprometido" comentó a Filo.News y agregó: "Esto no significa que no esté abierta todo tipo de construcciones, pero con un sentido muy especial de mi cosmovisión: la pachamama como parte de mi entropía".

Magda defiende el regionalismo como un lugar y espacio de oportunidades principalmente para los jóvenes, ya que destaca que no solo en la ciudad se puede alcanzar el "éxito".

Ella trabaja en la generación de espacios públicos y oportunidades, para que las nuevas generaciones decidan crecer y alcanzar sus metas en la tierra que nacieron, defendiendo su origen y revalorizándolo.

¿Por qué es la "Reina de las papas Andinas"?

"Cuando estudiaba había empezado a trabajar con plantas autóctonas que daban tintes naturales y en ese camino se atravesaron las papas. Penetraron en mi corazón a través del trabajo de conservación in situde los cultivos andinos: papas, oca, quinoa, kiwicha, amaranto; palabras que quizá para la gran mayoría puedan resultar raras pero que para los andinos son la base de nuestra seguridad alimentaria", explicó Choque Vilca.

La experiencia de Magda con los cultivos regionales fue una revelación: "En el camino de las papas ellas me interpelaron de una manera muy profunda en varios temas: lo primero fue que el saber que lo que yo traía desde mi casa y mis ancestros podía compartirse con lo que había aprendido en la universidad. Lo segundo fue que descubrí que las acciones de investigación no solo tienen que ver con lo que entre comillas dice la ciencia, sino también con otras acciones cotidianas simples", expresó.

Ser mujer, científica y descendiente de pueblos originarios

"Si tuviera que definirme diría que soy una mujer más que exitosa, soy feliz. Mis logros están basados en que vivo en el lugar que quiero, hago lo que quiero y eso que hago le sirve al otro. Además, es importante que no tuve que dejar mi identidad para construirme desde lógicas diferentes, sino que mi saber pudo conversar con otro como el de la ciencia", destacó la ingeniera agrónoma.

En esta línea, explicó que su identidad no tambaleó ante el dogma científico, al contrario, se afianzó con orgullo: "Me siento única y especial desde mi color moreno que es como una papa color tierra o hasta mis rulos que son parte de una raíz negra que tengo por mis abuelos. Todo eso sirvió para que otras personas se identificaran con eso y que el campo y la cocina pasaran a ser visibilizados y mostrados. Estos son logros colectivos, no son logros personales".

“La pasión no descalifica el ser y el hacer; yo no me siento menos ingeniera por leer las nubes como me enseñó un productor de Caspalá ni por clasificar las semillas como me enseñó la abuela Rosalía. Al contrario, esos saberes me complementan”.

Respecto a la falta de equidad y de espacios de poder ocupados por mujeres ya sea en las comunidades rurales, originarias o científicas, Magda puntualizó: "No se puede negar que hay expresiones y construcciones en donde el machismo marca sus lógicas y sus improntas, pero el ser mujer en muchos lugares, aunque en apariencia pudo parecer una desventaja, pude transformarla en una ventaja".

En este sentido, efatizó con vehemencia que el quiebre debe producirse en el sistema hegemónico que no permite la diversidad: "Nos hace falta un camino de equidad en las miradas, pero no solo en la mirada de los varones, sino en la mirada de un sistema que privilegia lógicas hegemónicas frente a lógicas más abiertas y amplitud de criterios. Me parece que el desafío colectivo es la construcción en la diversidad y como mujeres, que nos sumamos a espacios de poder".

El trabajo de campo es realizado por mujeres de comunidades rurales y originarias.

La historia de Magda está marcada por la lucha de poder lograr una integración de la ciencia sin perder la identidad y costumbres que definen a una región tan característica y con tanta fuerza histórica como es la de la puna jujeña. 

"La historia la han contado los otros por nosotros y este es un gran desafío de que podamos hacerlo nosotros estableciendo un diálogo frente al dogma científico. Parece que necesitamos que otro nos diga 'valés' para valer. La ciencia sigue partiendo las cosas, segmentando, no integra las diferentes disciplinas", señaló Choque Vilca.

Magda lleva la pasión, la identidad y el conocimiento como su bandera, y aunque afirma que para muchos “ella es una piedra en el zapato”, no pierde el foco de seguir haciendo ciencia en su territorio trabajando por el bien común de su gente.


 


 


 


 


 

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