"Creo que principalmente el problema que tenemos los varones es que no terminamos de interpretar cómo nos educan. Somos dueños de la calle, de los espacios comunes y también interpretamos que somos dueños de los cuerpos que no sean leídos como varones, como las mujeres o las personas trans, por ejemplo. Hay una sociedad que educa al varón por y para ejercer la violencia. Siempre que se habla de violación parece que es algo tan aberrante, que está lejos de nuestras vidas y de nosotros los varones. No nos hacemos cargo, ´ese chabón es un enfermo´, se dice. Pero esa cuestión viene linkeada con muchas otras que tienen que ver con cómo está constituído el hombre", indica Juan Pablo.

Por su parte, Cinthia Gonzales Oviedo ejemplifica: "Si hablamos de masculinidad podemos hablar de fútbol. Las hinchadas, quién ´la tiene más larga´, ´te vamos a violar entre todos´. Esas frases no son inocuas, es una cuestión de superioridad sobre el otro. Lo que está siempre dando vueltas desde lo simbólico es un discurso de poder a través del sexo y la violencia. Por ejemplo, ´la tenés adentro´, siempre me pareció terrible y cuando se instaló explotó el ´LTA´en las redes como algo gracioso. Es como decir que el acto de ser penetrada es un castigo. No tiene que ver con el placer, lo que esta detrás es una lógica simbólica de ser masculino, donde penetrar y violar es un acto de castigo y de superioridad". 

"La única manera de romper con esta cultura es traicionando a tus amigos, traicionando a todas las tradiciones que nos dicen cómo hay que ser para ser varones", sostiene Juan Pablo y agrega: "La ESI es una gran herramienta para desarmar estos entramados pero a largo plazo, en el hoy es necesario que los varones repensemos nuestros privilegios, actitudes y nuestro paso por la vida diaria. No pensar que el violador es un sádico alejado con el que no tenemos nada en común, sino hacer una buscqueda honesta y ver qué tanto de esa actitud hay en nosotros". 

Si bien desde el feminismo se informa una y otra vez que vivimos sumergidos y sumergidas en una estructura que incita a los varones a violar y a las mujeres a cuidarse, las redes sociales son una clara muestra que confirma esta afirmación. "Hay que leer las notas en Facebook sobre estos casos de abusos y ver los comentarios de la gente y la agresividad que cargan. Mucha gente entiende que ser varón es ponerla, ser varón es imponerse, coger minas y cuantas más mejor. Aún así es importante entender que la cultura de la violación no es una condición necesaria para vivir en sociedad, se puede salir de esa lógica de abuso de poder masculino", especifica la psicóloga. 

"Considero que gracias al feminismo la violación está saliendo del clóset, y con la violación grupal también sucede eso. Una de las explicaciones de este ´fenómeno´ es que el formato grupal, como muchas conductas grupales, produce una desindividuacion de sus integrantes. Se pierde la individualidad en el sentido de la voluntad, pero ojo que no en el sentido de la responsabilidad, pero como efecto de masa, hay una lógica grupal previa, sobre todo en este grupo de varones, en donde hay un tipo de masculinidad, hay roles", indica la especialista. 

La lógica del grupo de "los pibes", los códigos de pertenencia y el no poder expresar ni demostrar vestigios de sensibilidad porque sino sos homosexual y eso es, para muchos grupos, lo peor, es una de las razones por las cuales "la manada" funciona.

"Hay una masculinidad muy brutal y violenta que impera. Hay muchos varones que no violan solos pero que si están en grupo hacen cosas que no harían de forma individual. Por miedo a no verse lo suficientemente masculinos, por empuje del líder del grupo, porque en general hay un líder, son factores que terminan en estas situaciones de violencia", indica la psicóloga.

La violación es una categoría dentro del porno mainstream y la violación grupal, una subcategoría. Para la especialista esos vídeos no son sólo para alimentar tabúes o deseos sino que lo que se busca es castigar a la mujer. "Es algo muy común en lo porno. La mujer es castigada a través del abuso sexual. Se ve muy claro que estos varones no la violan por el goce sexual sino por una especie de castigo a la mujer", reflexiona Gonzales Oviedo. 

Reforzando la idea del grupo, Juan Pablo sostiene: "Creo que la situación de violencia en grupo es parte fundamental de nuestra sociedad. Es el opuesto a la sororidad de mujeres, la fraternidad masculina que esconde, miente y violenta. Para mi esa construcción de hermandad, esa cosa de los grupos de rugby, anula cualquier inteligencia y hace funcionar a los grupos en modo macho imbécil", y finaliza: "Porque no son espacios en donde la inteligencia, el ser sensible o ser cariñoso este exaltado, por ejemplo. No se potencia eso. Se potencian los rasgos que creemos (no que tenemos) que tiene que tener ´el hombre´. Y ahí arranca el quién es más hombre que el otro. Si a eso le metes desinhibidores como alcohol o las drogas, es muy factible que terminen haciendo brutalidades semejantes".