Un 8 de junio como el de hoy, pero de 1987, el Congreso sancionaba la Ley de Divorcio Vincular, que se inscribiría dentro de las legislaciones consideradas "de avanzada" para la época.
La Ley 23.515, que modificó el Código Civil argentino, obtuvo la media sanción en agosto de 1986 por parte de la Cámara de Diputados, y fue girada al Senado, que le dio la aprobación definitiva el 3 de junio de 1987.
¿El principal opositor? La Iglesia, cuyas opiniones se vieron divididas respecto a este tema. El sector más conservador, como también se pudo ver en las manifestaciones, años después, por el matrimonio igualitario y la interrupción legal del embarazo, se opuso tajantemente al divorcio vincular.
El principal argumento era que se iba a generar un boom de divorcios (mismo que para las dos leyes previamente mencionadas y promulgadas en el siglo XXI) y que ello era un pecado, pero las manifestaciones no tuvieron la concurrencia que se esperaba.
De hecho, también se pidió excomulgar a los legisladores que votaran la ley, cosa que no terminó sucediendo y se quiso presionar al presidente de aquel entonces, Raúl Alfonsín, para que vetara la ley, pero tampoco sucedió.