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Axel Kicillof: un "marxista" suelto en el llano bonaerense

Perfil del economista que competirá por la gobernación de la estratégica provincia de Buenos Aires: un territorio complejo que le disputa a Maria Eugenia Vidal, la estrella política del oficialismo.

Axel Kicillof: un "marxista" suelto en el llano bonaerense

Casi en tono de acusación fue señalado a poco del inicio de la campaña electoral como "marxista". Pero quien indague en la formación académica y sus teorías, sumado a una revisión de su gestión al frente del Ministerio de Economía, podrá comprobar que esa calificación con la que intentaron encasillarlo, a Axel Kicillof no le cabe.

Tiene 47 años, está casado con Soledad Quereilhac (Licenciada en Letras y Filosofía) y tiene dos hijos: León y Andrés. Es doctor en Economía por la Universidad de Buenos Aires, allí donde en la década del 90 comenzó su militancia estudiantil en la agrupación TNT (Tontos pero no Tanto). Junto a él estaban Augusto Costa, Emmanuel Alvarez Agis y Cecilia Nahón, quienes luego formaron parte de su equipo en la gestión pública.

La grieta que marcó el conflicto con el campo por las retenciones, en 2008, determinó su futuro político. Amigo de Mariano Recalde, en 2011 se acercó a dirigentes de La Cámpora y fue designado subgerente de Aerolíneas Argentinas y director en Siderar por parte del Estado.

"Yo fui funcionario antes de ser de La Cámpora. Yo venía trabajando previamente en teoría económica. No integré La Cámpora en su fundación, ni fui de la mesa de la conducción. Tengo amigos cercanos de La Cámpora. Soy muy cercano a sus dirigentes. Y creo que en algún momento se dijo de todo joven peronista que apoyaba al gobierno anterior que era de La Cámpora", aclaró hace unas semanas durante una entrevista con el director de Perfil, Jorge Fontevecchia.

En campaña, Kicillof repasó su gestión en Economía y admitió diferencias con Alberto Fernández.

Rápido, se ganó la confianza de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Y llegó al Ministerio de Economía: fue el segundo de Guido Lorenzino y después, en noviembre de 2013, quedó a cargo de esa cartera estratégica.

Desde ese lugar diseñó la política económica, se sentó en el directorio de varias empresas, impulsó un programa de control de precios, negoció con organismos internacionales y defendió con tesón la regulación y la intervención del estado en la economía.

Impulsó la nacionalización de YPF y fue autor de programas como el Procrear, Precios Cuidados, Ahora 12 y el Progresar. También impulsó el acuerdo de deuda con el Club de París y llevó adelante el duro litigio con los fondos buitre en los tribunales de Nueva York.

"Cuando me acusaron de pagarle mucho al Club de París, me dijeron que era entreguista. Y al mismo tiempo afirmaban otros que soy recontra estatista, recontra de izquierda. Pero nunca participé de un partido trotskista ni marxista".

En las elecciones legislativas de 2015 fue electo diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires y desde se mostró crítico de la gestión económica de Mauricio Macri. 

A la vez, comenzó a recorrer el Conurbano y el interior de la provincia de Buenos Aires. El y apenas un puñado de colaboradores, a bordo de un Renault Clio de un amigo suyo. Su método era sencillo y le resultó efectivo: charlas con vecinos en espacios abiertos: Kicillof prefería las plazas, consciente de que si realizaba los actos en unidades básicas habría personas interesadas en escucharlo que no se acercarían.

En el "kicimovil": el Renault Clio que llevó a Kicillof al interior bonaerense.

Ese formato y su bajada al llano bonaerense generó la desconfianza de algunos intendentes del PJ, algunos de los cuales se resistieron a apoyar su candidatura hasta último momento. Pero la buena intención de voto y el respaldo -decisivo- de Cristina Fernández de Kirchner, lo consagraron como "el candidato".

"Nuestro modelo es producción, trabajo y educación pública, pero no contra lo privado", asegura.

Ahora juega una partida difícil pero no imposible: ganarle a María Eugenia Vidal, la estrella política del oficialismo. Kicillof está confiado. Muestra su "otra cara": la del padre de familia, el hombre que apuesta a las cosas sencillas y promete poner a la provincia de pie.

"Soy el candidato de una fuerza política de las más amplias de los últimos tiempos. Y de las más difíciles de construir. Si soy el gobernador de la provincia de Buenos Aires, voy a gobernar para los bonaerenses, no para un dirigente o una agrupación", aseguró.

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