A una semana de su asunción al frente del Ministerio de Economía, Silvina Batakis realizó una conferencia de prensa destinada a explicitar su programa. Lo hizo rodeada de funcionarios a cargo de otras carteras, una muestra de respaldo hacia su gestión y una diferencia importante respecto a las presentaciones de Martín Guzmán, quién realizaba sus anuncios casi en soledad.
Sin embargo, son pocas las diferencias con respecto al plan de su antecesor. La flamante ministra explicitó el compromiso del Gobierno en cumplir las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional, tras una semana de especulaciones sobre la posible revisión de los compromisos fiscales y monetarios.
En ese sentido, reafirmó el objetivo de alcanzar el equilibrio fiscal: "las cuotas presupuestarias mensuales que el Ministerio de Economía otorga van a ser solamente acordes con la proyección de caja real. No vamos a gastar más de lo que tenemos”, señaló Batakis. Para llegar a esa meta, anunció que el viernes se dará inicio a la segmentación de tarifas “en los términos del decreto” firmado por la Secretaría de Energía. La quita de subsidios energéticos es una señal prioritaria para avanzar en el recorte del déficit pactado con el FMI.
El mensaje fiscalista se da en un marco de debilidad financiera que amenaza con convertirse en corrida, luego de que el dólar financiero haya tocado los $300 durante la semana pasada. En ese marco, la ministra aseguró que conformarán un comité asesor de análisis de la deuda soberana en pesos para reforzar el financiamiento del Tesoro nacional, hoy fuertemente cuestionado.
Para sostenerlo, y evitar recurrir a la "maquinita", lo cual implicaría un incumplimiento del acuerdo con el Fondo, Batakis adelantó que se van a crear nuevos instrumentos financieros y que se avanzará en “un sendero de tasa de interés en sentido real positivo”. En este punto se observa un matiz con respecto a la política de Guzmán. El exministro se encargó siempre de señalar que las tasas de interés serían positivas pero "sostenibles", en vistas a financiar el déficit en el mercado de deuda pero sin comprometer la capacidad de pago futuro del Estado Nacional. La actual ministra decide excluir el concepto de sostenibilidad del sendero de tasas, lo cual anticipa que el Tesoro pagará el rendimiento que sea necesario para garantizar su financiamiento.
Las consecuencias de esta política son conocidas: ralentización de la actividad económica y la amenaza de un bola de nieve de intereses de deuda que lesionan la capacidad de repago.
El mensaje ortodoxo de la ministra tiene como único destinatario al “mercado”. Un ajuste fiscal y monetario es la definición que los agentes financieros quieren escuchar en medio de una crisis de confianza. Sin embargo, lo que vaya a ocurrir en los próximos días con la deuda en pesos y las cotizaciones paralelas del dólar dependerán de las medidas que tome el Banco Central para canalizar los miles de millones de billetes en circulación.
El objetivo de la autoridad monetaria será inducir esta liquidez hacia la deuda del Tesoro para recomponer su capacidad de endeudamiento. Resta saber si continuará el sendero ortodoxo de la ministra de Economía mediante una liberalización de los mercados, o ajustará las regulaciones para obligar a las entidades financieras a comprar los bonos del Estado Nacional.
En medio de la urgencia, el foco estará puesto en la densidad del respaldo político con el que contará un programa que continúa el legado de Guzmán, fuertemente resistido internamente, y que no ofrece ninguna medida distributiva para quienes vivimos de un ingreso en pesos.