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Colapso en los bancos, una imagen de lo que se viene

¿Por qué los adultos mayores arriesgan su salud?

Colapso en los bancos, una imagen de lo que se viene

Las imágenes de esta mañana, donde los bancos de todo el país se mostraban colapsados pueden interpretarse de dos maneras. Podemos tomar el camino fácil: echar culpas hacia las personas que se aglomeraron haciendo fila desde la madrugada del viernes sin respetar el distanciamiento social, ya que “rompieron la cuarentena”. O podemos adentrarnos en el problema de fondo. Ver esto como el reflejo de un sector de la sociedad que no tiene los recursos disponibles para continuar con su vida normal. Además de demostrar el profundo atraso en el que se encuentra nuestro sistema bancario, un espejo de la economía en su conjunto. 

Los adultos mayores arriesgan su salud 

Caer en la ingenuidad de culpar a los jubilados por “romper la cuarentena” no nos lleva a ningún lado. El hecho de que miles de personas se hayan aglutinado en las puertas de las entidades bancarias desde el viernes a la madrugada para cobrar sus haberes es un reflejo de la desesperación de muchas familias, quienes necesitan dinero para satisfacer necesidades básicas. La vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio agotó el ingreso de recursos de familias enteras por el derrumbe en la actividad. Esto lleva a que millones de personas dependan exclusivamente de los pagos del Estado: asignaciones familiares, beneficios sociales y jubilaciones. 

Adicionalmente, el colapso en las sucursales evidencia la existencia de un sistema bancario obsoleto. El hecho de que alrededor de la mitad de los jubilados no posea una tarjeta de débito para realizar sus haberes, sin tener que recurrir a la ventanilla es un síntoma importante. Existe una gran responsabilidad de las autoridades del Banco Central por no haber expandido el uso de medios de cobro más modernos. Lo mismo por no haber discriminado el cobro de haberes jubilatorios por número de DNI para alivianar la concurrencia a las sucursales, por ejemplo.

Sin embargo, el problema es más profundo. Las imágenes de este viernes nos muestran como aquellas personas que tienen acceso a sus plásticos y al home banking se movilizaron igual a las entidades bancarias. La excesiva demanda de efectivo no es nueva en nuestro país, sólo se ve potenciada en el contexto del confinamiento obligatorio. Aproximadamente, un 40% de nuestra economía se maneja “en negro”, es decir, sin estar registrada. Esto tiene severas consecuencias: desde 7 millones de trabajadores precarizados, pasando por enormes montos de evasión fiscal, hasta supermercados que ofrecen descuentos sólo si el pago se realiza en efectivo. 

De esta forma, nos encontramos con millones de personas que no se encuentran bancarizadas. Como se ve, el hecho de que una parte importante de la población no posea información financiera básica como el acceso a una tarjeta de débito no se da porque a estas personas no tengan ganas de realizar el trámite. La estructura de nuestra economía empuja a que los sectores más postergados se mantengan fuera del sistema. 

Lo que viene

Finalmente, el colapso bancario de hoy demuestra la necesidad de amplias capas de la población por hacerse de dinero para sobrevivir el día a día. Otro ejemplo de la desesperación que se vive: 11 millones de personas se preinscribieron en el registro de Anses para intentar cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia. Sin embargo, el Gobierno ya anunció que el bono por $10.000 sólo va a abarcar a 3,6 millones. 

Las propios adultos mayores que fueron a cobrar su jubilación pudieron anticiparse a las largas filas, demostrando su experiencia en situaciones de extrema necesidad: muchos de ellos llevaron sus propias sillas o bancos para sentarse mientras esperaban. Las autoridades del Banco Central no mostraron la misma capacidad de previsión que nuestros abuelos. Al observar el colapso, decidieron abrir las puertas de los bancos durante el fin de semana. 

Resulta extremadamente difícil pensar que con esta medida la situación se va a calmar. Las necesidades de los sectores más postergados son urgentes y muestran la peor cara del aislamiento obligatorio en aquellas personas que se han quedado sin ingresos para hacer frente a su vida cotidiana. El Gobierno viene tomando medidas para paliar estos efectos económicos. Sin embargo, las imágenes de hoy nos llevan a prever una situación social muy complicada si estas medidas no se profundizan. 

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