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Día 5 en el diario de un médico: “Estamos todos aflojando y estos días son fundamentales”

Un infectólogo de un hospital público de La Matanza escribe, detrás de los barbijos, su batalla frente a la pandemia.

Día 5 en el diario de un médico: “Estamos todos aflojando y estos días son fundamentales”
Diario de un médico en el momento crítico de las infecciones (Foto: Jose María)

Quizás ahora los que somos parte del equipo de salud estamos sintiendo el aislamiento domiciliario. Salimos todos los días, pero no sabemos si salimos y entramos o estamos en la misma realidad.

El aislamiento que requiere un paciente que es rotulado de caso sospechoso o confirmado de coronavirus es un aislamiento por gotitas (remite a las "gotitas de flugge" que son las que utiliza el virus para diseminarse), y de contacto (ya que el virus puede quedar en las superficies) por eso camisolín y guantes.

Venimos de los hospitales, las clínicas y creemos que todo va a estar bien. Gente sonriente viendo series y leyendo libros, aprovechando conectarse con uno mismo. Ya en el viaje se ven cajeros con colas y gente con caras de cansancio, de hartazgo.

Estamos todos aflojando y yo pienso que estos días son fundamentales. "Hay que bajar los decibeles", me dice Fernanda de Laboratorio. Me enojo porque me reta como si fuera su hija, luego recuerdo que su hija está en Panamá y entiendo que la debe extrañar como yo a mis hijos. Y que tiene razón.

Se ven ojos llenos de gotitas, adentro y afuera de los hospitales. Se intenta todo tipo de contacto. Son días donde de repente además de impresoras 3D todos sabemos de Zoom, Skype y Hangouts.

Los chats y las llamadas buscando compañía se mezclan con las otras tensas de laburo, de pacientes, de ver imágenes en la galería que muestran pulmones en vez de la cara de nuestros afectos.

Estoy con la mano en el celular todo el tiempo en contacto. Eugenia me llama y me dice "Salí a la escalera de servicio a llorar, no aguanto más!". Y yo pienso en el aislamiento y sus pecas con gotitas.

"Yo decidí hacerles un cartel a mis vecinos para saldar esa deuda afectiva"

No sabemos bien porque estamos todos angustiados. El día de ayer y esa sensación de retroceso. ¿Habrá dejado huella? ¿Es solo la sumatoria de días? ¿Es el hecho de empezar a hablar más seguido de respiradores, de que los pacientes que se internan son de grupo de riesgo, del protocolo de cómo manejar los cadáveres COVID -19?

En las casas de cada uno del equipo de salud, las máscaras son el entretenimiento de los nenes. Yo decidí hacerles un cartel a mis vecinos para saldar esa deuda afectiva de las 21hs cuando aplauden.

Corto el teléfono con un: "Dale, seguimos en contacto". Eso buscamos, contacto de la forma que sea. Es desesperante la necesidad de contacto.

Me llama Eugenia y me dice: "Estoy llorando, pero de alegría". Le llega mail de los primeros pacientes casos sospechosos que vimos, una pareja de australianos. La imagino con gotitas en los ojos por el contacto.

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