La idea de buscar una cuota de calma trasladando el Gobierno desde la ciudad de Quito a Guayaquil le duró poco a Lenín Moreno. La avanzada en las calles con la Confederación de Entidades Indígenas del Ecuador a la cabeza obligó al mandatario a retornar a la capital nacional e intentar alcanzar una salida negociada de la crisis que transita el país.

Tras una nueva y masiva jornada de movilizaciones, sobre finales del día de ayer, el Gabinete de Moreno marcó una agenda de diálogo con este sector, clave en la presión social post “paquetazo” de medidas. 

Fue entonces José Briones, secretario general de la presidencia, quien presentó un plan denominado “seis ejes de acción en la ruralidad” orientado a “compensar” los desajustes que la quita de subsidios a los combustibles generará en la economía de los sectores más pobres. 

Sin precisar o detallar las medidas, el Gobierno informó que este nuevo paquete está centrado en “agua, tierras, campo y producción, educación, transporte y vialidad, además de equidad y participación”. 

Reestructurar deudas de las organizaciones que no estén al día en los pagos del financiamiento de sus terrenos y facilitar el acceso al agua a través de un sistema de riego parcelario son algunas de las ideas desde las cuales se buscará bajar la tensión social actual. 

Al momento, el líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Jaime Vargas, no dio indicios de que estas promesas puedan tener al cese de las manifestaciones como efecto derrame. 

En paralelo, el otro gran actor de peso en esta coyuntura como lo es el expresidente, Rafael Correa, definió al actual Gobierno como “muerto clínicamente”. 

“Hay que recuperar la patria, nuestros compañeros están siendo perseguidos. Yo participaría solo si eso garantiza la victoria”, precisó Correa quien según lo dispuesto por Ley no puede ejercer un nuevo mandato como Presidente pero sí en como segundo o legislador nacional.