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El futuro del dólar blue, entre el gasto público y el acuerdo con el FMI

Con el comienzo de la campaña también arrancó la dolarización previa a las elecciones. Muchos analistas encuentran la causa de la suba del blue en una "explosión" de gasto público. La negociación con el Fondo Monetario Internacional puede ayudar a predecir la evolución de la brecha cambiaria.

El futuro del dólar blue, entre el gasto público y el acuerdo con el FMI

Con la presentación de las listas de candidatos para las legislativas de este año, quedó oficializado el inicio de la campaña electoral. En consecuencia, la suba del blue inauguró la etapa de dolarización previa a las elecciones, el clásico de los años impares.

El dólar paralelo llegó a tocar los $185 durante la semana pasada, empujando la brecha con el oficial por encima del 90%. El movimiento se da en un contexto de relativa fortaleza para el peso argentino, en los niveles actuales. El índice de tipo de cambio real multilateral (que mide el precio relativo de los bienes y servicios argentinos respecto al de sus socios comerciales) está por encima de los 114 puntos, lo cual indica que el tipo de cambio real se mantiene en niveles elevados.

Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM)

Además, con el estricto control de cambios en el mercado oficial y las nuevas restricciones para operar en las cotizaciones financieras, el gobierno intenta defender las reservas internacionales del Banco Central. Durante el primer semestre del año, la autoridad monetaria logró recuperar “poder de fuego” gracias a una fuerte liquidación de divisas por exportaciones, consecuencia de la suba del precio internacional de los commodities agrícolas. Así, el BCRA comienza agosto con más de US$8.000 millones en reservas netas. 

¿Una explosión de gasto?

Pese a estos aspectos fundamentales, la presión sobre los tipos de cambio paralelos persiste. Para explicar el movimiento, los analistas de la city recurren a otro clásico de los años impares: el aumento del gasto público con fines electoralistas. El razonamiento apunta a que cada “exceso” de pesos en circulación terminará yendo hacia la compra de billetes verdes, empujando su cotización hacia arriba. 

Sin embargo, el comportamiento del Gobierno durante el primer semestre apunta exactamente en la dirección contraria. Pese a que el Presupuesto 2021 proyecta un rojo fiscal de 4,5% para este año, durante los primeros seis meses tuvimos un déficit primario de sólo el 0,5% (el nivel más bajo en seis años para el mismo período), con un recorte importante del gasto público.

Bajo este escenario, la expectativa es que el gasto crezca en la medida en que nos acerquemos a las fechas electorales. Pero las proyecciones adelantan que la meta establecida por el Ministerio de Economía mencionadas anteriormente y votada en el Congreso serán sobrecumplidas. Por lo tanto, el 2021 cerraría con un déficit fiscal primario ubicado entre 3,5% y 4%. 

El mismo Presupuesto estableció que el rojo será financiado en un 40% por colocaciones de deuda en los mercados financieros y el 60% restante con emisión monetaria. Esto último es lo que más preocupa a los analistas. En ese sentido, Martín Guzmán apuntó hacia fines del año pasado que durante el actual se apuntará a invertir la ecuación y financiar el déficit con un 60% de deuda y 40% de emisión. Las licitaciones de deuda del Ministerio de Economía vienen superando las expectativas, colocando montos superiores a los vencimientos. 

Como vemos, el déficit fiscal existe y será financiado en parte con la creación de nuevos billetes, que podrían culminar su recorrido por la economía argentina en los mercados paralelos del dólar. Sin embargo, nada de lo dicho hasta el momento es información nueva: fue informada, puesta por escrito y convertida en ley hacia fines del 2020. 

La tesis de los analistas entra en conflicto con una regla básica de las finanzas. La hipótesis de los mercados eficientes indica que los precios de los activos financieros reflejan toda la información disponible, y se ajustan rápidamente a los nuevos datos. Como mencionamos anteriormente, la magnitud del gasto público y la emisión monetaria era conocida hace tiempo, y la información nueva apunta a una reducción de ambas variables respecto a los datos disponibles. 

Toda corrida es política

La evolución al alza de la cotización del blue se tomó un respiro durante la semana que concluye hoy. El dólar paralelo recortó $5 luego de incorporar nueva información en su precio. Particularmente, el cierre de listas y el discurso de Cristina Fernández de Kirchner al presentar sus candidatos.

La vicepresidenta se refirió a la transferencia de DEG (Derechos Especiales de Giro, la moneda del FMI) a los miembros del organismo internacional “para que hagan frente a los estragos de la pandemia. Nosotros no vamos a poder destinar eso a lo que lo van a destinar el resto de los países”, dijo. 

De esta forma, CFK adelantó que los US$4.300 millones que ingresarán del Fondo serán destinados a pagar los vencimientos que tiene nuestro país con el propio organismo. Así, despeja la campaña lanzada por un sector de la coalición oficial, que apuntaba a usar estos fondos para paliar los efectos de la pandemia. La declaración votada en el Senado de la Nación que apuntaba en ese sentido fue desactivada así por la presidenta de la Cámara.

La baja del blue está estrechamente ligada a las palabras de Cristina por dos señales. Por un lado, refleja la voluntad de acordar un nuevo programa con el FMI desde el ala más “combativa” hacia las posturas del organismo. Por el otro, pone un freno a la eventual expansión del gasto que implicaría usar los DEG en asistencia social, con su consiguiente incremento de pesos en circulación. 

El futuro del dólar y la brecha parece estar atado al destino de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. El Gobierno, y particularmente la vicepresidenta, son conscientes de esto. En ese sentido puede leerse el discurso de CFK y el esfuerzo del ministro Guzmán por achicar el gasto público, sobrecumpliendo con el Presupuesto como si el acuerdo ya estuviese cerrado. 

Es probable que una corrida contra el peso, con sus consecuencias económicas y sociales, sea la mayor amenaza imaginable sobre la campaña electoral oficial. Ya nadie discute si alcanzará un nuevo programa con el Fondo, sino cuándo será. La evolución de las cotizaciones paralelas del dólar pueden ayudar a pronosticar la fecha del acuerdo.

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