El papa Francisco viajó hoy a Temuco, en la región chilena de la Araucanía, para una jornada en la que el pueblo mapuche y sus reivindicaciones fueron protagonistas.
Durante la misa que celebró allí, el papa habló en mapudungun, la lengua de este pueblo originario: "Mari, Mari" (Buenos días) y continuó "Küme tünngün ta niemün" (La paz esté con ustedes).
No obstante, Francisco también pidió a los mapuches poner fin a la violencia, haciendo referencia a la quema de iglesias de los últimos días: "No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro", fue el mensaje que lanzó.
Se esperaban cerca de 400.000 fieles en esta ceremonia, pero según las autoridades acudieron a la misa unos 150.000 y tampoco se pudo observar una amplia representación de los cerca 300.000 mapuches de la región.
Francisco dedicó gran parte de la homilía a la unidad de los pueblos, en un contexto de constante tensión en la Aracaunía.
Aseguró que "la unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizadora" y que "la riqueza de una tierra nace precisamente de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás".
Destacó la necesidad de que cada pueblo aporte sus riquezas y deje de lado "la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores". También invitó a los pueblos originarios a ser "artesanos de la unidad".
Para conocer mejor los problemas de la Araucanía, Francisco almorzó con once de sus habitantes, entre ellos 8 representantes de la comunidad mapuche.