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El casamiento de Messi la llevó a unirse a “TECHO” y ahora trabaja para sacar a familias de la marginalidad

Tiene 20 años y gracias a la boda de La Pulga descubrió su vocación de ayudar a transformar la realidad de los barrios populares.

El casamiento de Messi la llevó a unirse a “TECHO” y ahora trabaja para sacar a familias de la marginalidad
Jimena Arregui nos cuenta qué significa ser voluntaria en TECHO Argentina, la organización social que se encarga de transformar la realidad de los barrios populares

Jimena Arregui tiene 20 años, nació en una familia de clase media en Quilmes y estudia economía en la Universidad de Buenos Aires. En el 2017 Antonela Roccuzzo y Lionel Messi celebraron su casamiento en Rosario y les pidieron a los 260 invitados que el regalo de boda sea una donación a “TECHO”, la organización social que se encarga de transformar la realidad de los barrios populares a través de construcción de viviendas de emergencia y la ejecución de proyectos de mejoramiento de hábitat de los asentamientos.

El gesto solidario de la pareja conquistó los portales de noticias nacionales e internacionales por lo que TECHO no solo recibió los fondos aquella noche sino también relevancia pública. La entidad no pasó desapercibida entre las estrellas del Barcelona, figuras de la Selección y otros jugadores amigos de Messi que asistieron a la “boda del año” y mantuvieron en vilo a la prensa.

Arregui recordó en diálogo con Filo.News que aquella vez, siguiendo el casamiento de La Pulga, escuchó por primera vez la movida de esta ONG y eso bastó para que su curiosidad se despertara. “Después conocí a una amiga que trabaja en Techo, lo asocié con Messi y me sumé”, expresó la joven que se encuentra desarrollando tareas en la organización desde mediados de 2019.

Hoy, con casi dos años de voluntariado en el barrio Luján y sabiendo lo que significa trabajar en Techo, Jimena le diría a la chica que fue que siga ese instinto que se le despertó después de enterarse de aquella noticia porque fue el impulso que le permitió vivir esta experiencia y así observar el mundo desde otra perspectiva en lugar de aceptar el estatus quo: “Yo salí de mi burbuja. Yo me podía imaginar cómo era vivir en un barrio popular pero no me esperaba lo que me encontré acá. Cuando uno viene, lo pisa, lo ve, no te lo olvidás más. Gente que duerme en el piso, que no come en todo el día, que puede pasar semanas sin luz, sin agua”.

Y continuó: “Tengo muy presente la situación de desigualdad que se vive en el país y me pesa y duele, creo que como a todos, pero verlos ponerle onda y garra para salir adelante, trabajar en conjunto y luchar por sus derechos me inspira y me digo ‘yo tengo que participar de esto porque esto mueve voluntades’”.

El 14 y 15 de agosto, Jimena Arregui junto a otras voluntarias y voluntarios transformaron la realidad de 12 familias que vivían en condiciones precarias en el barrio 12 de Julio, Florencio Varela (Provincia de Buenos Aires), con la construcción de doce viviendas de emergencia. Desde 2003 la organización lleva 15.644 techos construidos en 86 asentamientos del país lo que contribuye con una sociedad un poco más justa, igualitaria, integrada y sin pobreza, pero todavía falta. Hay 4.416 asentamientos en Argentina según el último relevamiento de RENABAP que data de 2016 y será actualizado este año, esto significa que todavía son muchas las familias que viven en un contexto de urgencia habitacional.

Barrio 12 de Julio, Florencio Varela. Unos de los 86 asentamientos en los que tiene presencia TECHO
Barrio 12 de Julio, Florencio Varela. Unos de los 86 asentamientos en los que tiene presencia TECHO

Romina fue una de las beneficiarias en la última construcción. Ella hace 9 años que vive en 12 de Julio con sus cuatro hijos. Trabaja de lo que consigue: “Vendedora, cuidando niños o personas”, aseguró a Filo.News. Conocía TECHO porque los había visto construir casas en el barrio pero ella nunca había necesitado, hasta ahora, que su situación de pobreza se profundizó por los efectos de la pandemia. “Primero vinieron a ver mi problema y ahora están trabajando. Es tan grande la ayuda que es algo inexplicable”, dijo la mujer.

Construcción TECHO Argentina. 14 y 15 de agosto, en el barrio 12 de Julio, Florencio Varela (Provincia de Buenos Aires)

Esta entidad impulsa a desarrollar mejoras para la habitabilidad de los vecinos y vecinas de los barrios -siendo este un trabajo en conjunto- sin embargo los actores involucrados entienden que sus acciones no son suficientes para solucionar todas las problemáticas presentes: “Nosotros venimos y hacemos un montón de cosas pero son medidas paliativas. Quien debería hacerse cargo de la situación del barrio es el Estado. Es tremendo el laburo que hacemos pero ni por asomo puede igualar la situación de pobreza del país. La impotencia se siente, pero hay que seguir”, concluyó Jimena Arregui.

Romina, vecina del Barrio 12 de Julio, Florencio Varela. Beneficiaria de la construcción TECHO

“Hay muchos chicos en este barrio y hay mucha necesidad. Me gustaría que estén bien las cloacas, que no se inunde. Que el agua potable sea mejor y no esté pinchada en cada cuadra al igual que la luminaria. Es un derecho que tenemos”, detalló Romina y siguió: “Para que nos traigan la luz tuvimos que acampar 10 días frente a la Municipalidad. Edesur nos trajo un transformador comunitario y nos hicieron la instalación después cada uno tenía que comprar y tirar su cable”.

“TECHO”, la organización social que se encarga de transformar la realidad de los barrios populares

Pero que su trabajo no baste no significa que no sirva, cuantos más jóvenes se involucren mejor porque podrán tener mayor cantidad de proyectos comunitarios activos. "Mientras más seamos, más ayuda...y cada vez falta un poquito menos", opinó Ivan Laureano, otro voluntario presente en la construcción. 

Estudiante de psicología, su vocación lo llevó a trabajar entre familias vulnerables y barrios marginales: “Me encanta participar y tratar de acompañar a las familias a buscar una solución a la problemática habitacional que tienen”, dijo y detalló que lo que más lo shockeó fue el hacinamiento. “El hecho de no poder tener intimidad para uno mismo…que para mí es muy importante”, cerró el joven de 27 años.

Ante la situación agravada por la pandemia celebramos a los más de 165.000 voluntarios y voluntarias que con su empuje, convicciones y fuerza se han movilizado en construcciones y eventos para transformar la realidad de los barrios populares en nuestro país. Pequeñas acciones que significan mucho.

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