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"La casa está en orden": a 34 años de uno de los discursos más recordados de la historia argentina

En abril de 1987, soldados y oficiales se acuartelaron para exigir la "solución política a los juicios militares".

"La casa está en orden": a 34 años de uno de los discursos más recordados de la historia argentina

Hace 34 años, Ricardo Alfonsín pronunicaba uno de los discursos más recordados de su presidencia. Pero, ¿qué desencadenó esa histórica escena del ex presidente en Casa Rosada?

El 24 de diciembre de 1986 el Congreso promulgó la "Ley de Punto Final". Esta normativa establecía la paralización de los procesos judiciales contra los imputados de ser autores penalmente responsables de haber cometido el delito de desaparición forzada de personas durante la dictadura.

En enero de 1987, esta decisión derivó en una gran cantidad de denuncias contra los genocidas hechas por los sobrevivientes y los familiares de los desaparecidos. El 23 de febrero de ese mismo año fue el último día habilitado para realizar presentaciones, y hasta esa fecha, se habían registrado 300 procesamientos contra distintos oficiales de altos cargos durante el gobierno militar.

En ese marco, el Mayor Ernesto Barreiro desobedeció un requerimiento de la Cámara Federal de Córdoba para comparecer por violación de derechos humanos y se refugió en una unidad militar junto a sus sublevados. A este acuartelamiento se sumaron otros uniformados y civiles vinculados a la dictadura, para exigir la "solución política a los juicios militares", un eufemismo que significaba indultos y amnistías para los incursos en delitos de lesa humanidad.

Este hecho fue registrado como el primer levantamiento "Carapintada", ya que los participantes tenían el rostro pintado con pomada para camuflaje. El entonces teniente Aldo Rico se trasladó a Campo de Mayo para liderar la sublevación en la Escuela de Infantería, convirtiéndose en el foco de este conflicto.

El domingo de Pascuas del 19 de abril la gente se movilizó en contra de los levantamientos de grupos militares y el presidente Alfonsín se trasladó a negociar con Rico.

Horas después, el mandatario se presentó ante la multitud concentrada en Plaza de Mayo. "Los hombres amotinados han depuesto su actitud (...) Hoy podemos todos dar gracias a Dios, la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. Les pido a todos ustedes, vuelta a sus casas a besar a sus hijos, a celebrar las pascuas en paz de la Argentina", pronunció.

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