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La historia del narco Ledher, el socio de Pablo Escobar que quedó en libertad

Cambió el negocio de la droga con los aviones, fue guerrillero, amaba a Lennon, tuvo un zoológico y una disco en su casa.

La historia del narco Ledher, el socio de Pablo Escobar que quedó en libertad
La historia del narco Carlos Ledher, el socio de Pablo Escobar que quedó en libertad

Carlos Lehder, quien fuera socio del narcotraficante Pablo Escobar y uno de los primeros capos narcos, salió en libertad luego de cumplir una larga condena en Estados Unidos y fue deportado a Alemania.

Lehder, de 70 años, tuvo un padre que era alemán y gracias a ello consiguió que lo recibieran las autoridades alemanas, tras salir del penal de Florida luego de 30 años de prisión.

Lo llamaban "El mágico" y tuvo tres cualidades: los autos, el rock y el antiimperialismo. Nació en 1949 en Medellín, Colombia. Fue un capo narco atípico. A los 15 años emigró a los barrios latinos de Nueva York. Se dedicó al robo y contrabando de autos. Estudio clases de aviación. Fue preso y en la cárcel conoció el negocio de la cocaína.

En el penal ideó la forma de ingresar droga a los Estados Unidos. Soñaba con comprarse una isla que sea un paraíso fiscal con casinos y hoteles en donde los delincuentes paguen un impuesto para residir.

Socios narcos. Carlos Lehder junto a su Pablo Escobar

Tiempo después, Lehder fue deportado a Colombia. Compró aviones en mal estado. Los hacía refaccionar y los vendía con cocaína adentro. Con el dinero compró una isla en la Bahamas en 1977. La llamaban "La isla de la cocaína". Cambió el negocio. Los colombianos no podían ingresar drogas en gran escala. Lo hacían en valijas o mulas. Lehder fue el transportador. Llevaba la droga de Colombia a su isla en Bahamas y de ahí la ingresaba en avionetas o lanchas a los Estados Unidos.

Hasta que la DEA allanó la Isla y la destruyó. El mágico sobrevoló la plaza de la capital de Bahamas y la bombardeo con volantes atados a billetes de 100 dólares que decía "DEA go home". En total arrojó un millón de dólares.

A los 30 años, Carlos regresó a Colombia con su fortuna. Se asoció a Pablo Escobar. Construyó la "Posada alemana". Un complejo turístico con un mini zoológico donde tenía leones, condores y llamas.

El mágico era Fanático del rock. Su obsesión era que los Rolling Stones tocaran en su posada. Días despúes que mataran a Jhon Lennon hizo construir en el lugar una estatua de Lennon de tres metros con un agujero en el pecho. Le encendían velas a la espera de noticias de los cargamentos que volaban a Estados Unidos.

Uno de los parques se llamaba Yoko Ono. Eran 4860 metros cuadrados. Cada semana contrataba un artista para la Posada. Leonardo Favio y Camilo Sexto fueron alguno de los argentinos.

Carlos Lehder fue condenado a 135 años de prisión

El predio tenía una discoteca repleta de imágenes de Lennon con un restaurant para 1000 personas. Allí hacía fiestas con drogas y mujeres vestidas de conejitas de playboy.

Además del rock, al narco le gustaban los autos. Tenía un Mercedes Benz que tiraba aceite y tachuelas por la parte trasera cuando era perseguido. Al estilo James Bond.

Como los de sus colegas de Medellín, su auto tenía palanca de cambios de oro. También tenía una camioneta. El blindaje era tan pesado que debía cambiarle el embrague cada dos semanas.

Lehder fue secuestrado por la guerrilla, pero escapó. Regalaba ambulancias, autobombas y dinero a los pobres. Tenía un lema: "Mi Dios sí es muy injusto. Nos dio toda la plata a nosotros". También decía "La marihuana es para el pueblo. Y la cocaína para sacarle el dinero a los ricos". Creó su propio partido. El "Movimiento cívico Latino Nacional".

Pero la tranquilidad duró poco. En 1984, Escobar asesinó al ministro de Justicia, Lara Bonilla. Fue el inicio de una guerra. El Estado contra los narcos.

El mágico pasó a la clandestinidad. Se unió a la Guerrilla con el nombre de "Rambo" Gonzalez. Allí dijo: "Prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos".

En 1987 fue detenido. Lehder fue el primer pez gordo del narcotráfico en ser extradito a Norteamérica. Lo condenaron a nada más y nada menos que 135 años.