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Lo que (por ahora) deja la crisis político/institucional del Gobierno

El futuro programático de la alianza no va a existir sin concesiones. Los escenarios posibles parecen anticipar un juego de suma cero para el presidente donde la resistencia institucional vs el capital político será el dragón de dos cabezas que marque lo que quede de Gobierno.

Lo que (por ahora) deja la crisis político/institucional del Gobierno

El peronismo y su elasticidad conceptual siempre ha sido constante, casi axiomático, en un hecho: los nombres propios como fusible ante la derrota electoral. 

Lejos de un programa compartido y la proyección estructural del modelo de país deseable, la respuesta al desencanto en las urnas tuvo y tiene en la salida de esos mismos que hasta hace un día pensaban el futuro que queremos como primer gesto instintivo. 

Aunque también, casi de manera programática, la decisión y los apuntados, solían ser decididos por quien liderara el movimiento político nacional. Esto último tiene en la génesis del Frente De Todos una dicotomía que en el día de ayer parece haber colisionado. 

Evidencia además la distancia entre lo discursivo y lo factual. Que un espacio integrado por más de 20 partidos y que retóricamente convoca a un país federal, tiene en el refundado AMBA su epicentro y crisis.

Como marcan Touzon y Zapara, obsesionados con el futuro del 2023, la dirigencia del Frente de Todos perdió el presente en el 2021. Veamos que pasó en estas últimas horas. 

La unidad, a disposición

Tras (o durante) el acto en el que Alberto Fernández se mostrara junto al ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán en la presentación de la Ley de Hidrocarburos, Eduardo “Wado” de Pedro dio inicio a una catarata de marcadas de cancha bajo el asunto “renuncia a disposición”.

Aunque, como nos cuenta Alejandro Segade, la hoja de ruta masificada sobre el plano nacional tuvo, desde lo programático, su antecedente desde Santa Cruz y Buenos Aires. 

Al todavía ministro de Interior lo siguieron Soria (Justicia y Derechos Humanos), Salvarezza (Ciencia, Tecnología e Innovación); Cabandié (Ambiente y Desarrollo Sostenible); Bauer (Cultura) y varios funcionarios de segunda línea, todos ellos, parte de la pata kirchnerista del Frente. 

Así, algo más de dos años después de su concepción ideológica y su ratificación electoral, el Frente de Todos, al menos como fue pensado, dejó de existir y el liderazgo solo puede pensarse desde los gestos.

La resistencia

Tras los hechos, Alberto Fernández obtuvo su respaldo. Si las patas del Frente la integran Cristina Kirchner y Sergio Massa, la representación partidaria del presidente parece, al menos en estos tiempos, más simbólica que palpable. 

Los movimientos sindicales agitan la grieta frentista. En nombre de la unidad y al menos por ahora, el Movimiento Evita convocó para esta jornada a una manifestación en la Plaza de Mayo. Por su parte, Barrios de Pie, liderada por Juan Grabois, celebró la intención de salida de varios ministros del Gabinete nacional y se acopló a la marcada de cancha de la vicepresidenta. 

Los movimientos tectónicos pasaron por el Congreso y llegaron, finalmente, al resto del país: Juan Manzur (Tucumán), Omar Gutierrez (Neuquén), Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Alberto Rodríguez Saa se alinearon con la Casa Rosada.

Con la reactualización constante de la memoria que la política supone es que llegamos a esta jornada, jueves 16 de septiembre, en la que además de presentarse la Ley de Leyes que debería guiar el presupuesto nacional para el año de la recuperación, se espera el gesto que anticipe uno de los tres escenarios que hoy parecen marcar el futuro del Ejecutivo nacional. 

1 Frente, 3 opciones 

Con Sergio Massa como gestor de una unidad diferente es que una primera alternativa supone la llegada del líder del Frente Renovador a la coordinación de ministros. La salida de Cafiero y el ingreso de quien podría dar al Gobierno el volumen político tantas veces marcado (por su ausencia) por Cristina. 

Ahora bien, como todos los escenarios que se abren, la salida no solo tiene que contentar al presidente sino también a su compañera de fórmula.  Nuevamente se preguntan Touzon y Zapara ¿Aceptaría Alberto Fernández este desenlace que de facto implicaría una suerte de nuevo triunvirato? y por su parte, ¿cuál sería la reacción de Kirchner y los gobernadores al ver esta cesión de derechos políticos al tigrense?

Una segunda posibilidad estaría en el ascenso cristinista sin atenuantes. La aceleración de la plata en el bolsillo para la gente y la coyunturalidad como único paradigma macroeconómico.

Frente a una agenda marcada por la negociación con el FMI y un ministro dispuesto a moderar el déficit fiscal en lo que la Argentina permite parecería ser el primer fusible de un incendio difícilmente bien recibido por los mercados financieros, hoy interlocutores obligados, así como por los dilemas por abrirse post noviembre.

La última opción parecería estar en recordar que el presidente es Alberto Fernández, quien si bien recibió la derrota electoral del domingo como propia tiene la potestad de poder atribuir esta salida programada ministerial a un nuevo arrebato cristinista, uno de esos que forzó su salida del Gobierno algunos años atrás. 

En cualquier caso, el futuro programático de la alianza no va a existir sin concesiones. Los tres escenarios parecen anticipar un juego de suma cero para el presidente donde la resistencia institucional vs el capital político es el dragón de dos cabezas que marcará lo que quede de Gobierno.

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