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Sin rastros del médico cordobés: diferencias entre la familia y el fiscal

Se cumple una semana de la última vez que fue visto el ginecólogo Daniel Casermeiro. El jueves pasado abandonó su consultorio y no se supo más nada. En su auto hallaron $8 millones.

Sin rastros del médico cordobés: diferencias entre la familia y el fiscal

"Por favor, si alguien sabe algo que llame o avise, hay una recompensa particular que ofrecemos nosotros... Queremos saber dónde está", dice en un tono angustiado Federico, uno de los hijos del médico Daniel Casermeiro, desaparecido hace una semana en la localidad cordobesa de San Francisco.

La familia elevó ayer el monto de la recompensa que ofrece por datos certeros sobre el ginecólogo, una decisión que no es compartida por el fiscal del caso, Bernardo Alberione.

“Ya vengo”, dijo el profesional el pasado jueves, al mediodía, al salir de su consultorio de ginecología en un sanatorio de San Francisco. Con su ambo blanco, se subió a su BMW 200i y partió, según su familia, a dos bancos, de donde sacó dinero.

El hombre, sostienen sus allegados, estaba por comprar una propiedad en San Francisco por unos ocho millones de pesos. De esa operación inmobiliaria, algo que él solía hacer a menudo, estaba al tanto un escribano. Todo iba a cerrarse el mismo jueves.

Sin embargo, Casermeiro estaba preocupado. El miércoles anterior ya había faltado a natación. Nadar, como ir al gimnasio, era su rutina. Nunca "pegaba el faltazo", detalló el diario local La Voz al reconstruir la historia.

En paralelo, aquella tarde, el médico dejó de usar el WhatsApp y el teléfono. Desde entonces, nunca más fue posible comunicarse con él.

La operación comercial nunca se concretó. Desde hace una semana, Casermeiro es un fantasma.

"¡Alguien tiene que haber visto algo!", expresó Victoria, una de las nueras del médico desaparecido.

Para alimentar el enigma, su auto –cargado con ocho millones de pesos– fue hallado de casualidad el domingo en un maizal en las afueras de San Francisco.

No fueron los policías, no fueron los bomberos, no fue la patrulla del helicóptero. Fue un trabajador rural quien observó el coche, de casualidad, y llamó a la Policía.

El BMW del ginecólogo fue hallado el domingo.

"El doctor Daniel Casermeiro no era un mafioso, ni un usurero, un prestamista capaz de cualquier cosa... Era un médico excelente y reconocido, metódico, gran persona, al que le iba bien y tenía un buen pasar. Hacía operaciones inmobiliarias y si alguien necesitaba dinero, como pasó una vez, podía ayudar”, dijo  Néstor Dib, vocero de la familia.

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