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Taty Santa Ana: "El domingo de El Quinto era como el domingo de familia"

Host de Cultura Rap y de Red Bull Batalla, Taty Santa Ana es la nueva invitada de Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Filo.news conducido por Julio Leiva.

Taty Santa Ana: "El domingo de El Quinto era como el domingo de familia"

Desde el under, Cultura Rap y el escenario de Red Bull Batalla al sillón de Caja Negra: Taty Santa Ana es la nueva invitada del ciclo de entrevistas de Filo.news conducido por Julio Leiva.

El camino que trazó Taty para llegar al mainstream de las batallas de freestyle es de lo más interesante, más teniendo en cuenta que, cuando ella se metió, era un espacio más elitista e impermeable.

"Yo creo que es un lugar ganado que tenía que llegar en algún momento. Fue cambiando a lo largo de toda mi vida la esperanza de que llegue Red Bull o estar en Red Bull de alguna manera. En un principio fue compitiendo, después fue produciendo, que es como lo más claro en mi vida y apareció como hosteando con algo re distinto a lo que tenía planeado, pero llegó. A cualquier otra persona no sé si se le hubiera dado antes el lugar, porque era un lugar muy cerrado hasta hace varios años, como que desde el under se veía que era un lugar súper elitista o que estaban ahí solamente tres o cuatro personas", cuenta.

Y sigue: "De la nada empezó a cambiar un poco el juego en la movida, tanto en el under como en las grandes ligas, empezó a moverse. Y es ahí donde entré un poco en base a  sacrificio y todo el trabajo. Así que no sé si a un pibe se le hubiera dado antes".

Haciendo un recorrido por los caminos que la llevaron a oficiar de competidora en un principio y como organizadora y host posteriormente, Taty confiesa que siempre tuvo alma de productora. De hecho, para el cumpleaños de su mamá organizó ella sola un cumpleaños sorpresa robándole la agenda y hasta se montó un kiosko en su propia casa para venderle a sus padres.

"En una de esas era el cumpleaños de mi mamá y mi mamá no sabía qué iba a hacer. Y yo un día le robé la agenda, agarré a mi abuela, mi hermano y a la chica que nos cuidaba y dije: 'Bueno, yo voy a llamar a todas estas personas, vos hacé la comida, vos limpiá todo para que esté todo en condiciones. Y el 7 de julio a tal hora, van a venir todas estas personas'. Y claro, de la nada tenías a toda la agenda sin tener en cuenta que había personas que eran ya no gratas en la familia, pero obviamente venían por cordialidad", reconstruye.

Ahora que trae a colación a sus padres, es un buen momento de hablar sobre su relación con su papá, Antonio Santa Ana, el autor del destacado libro Los ojos del perro siberiano, el cual se publicó dos días después del nacimiento de Taty y que ella recién leyó comenzada la pandemia de COVID-19.

"Por lo que sé, estuvo cuatro años escribiendo Los ojos y todo el mundo llora por la historia. Mucha gente ha venido y me ha dicho: 'Lloré con el libro de tu papá un millón de veces. Cada vez que lo leo, lloro'. A mí me pasó de llorar porque me parece una obra muy bien escrita y que es muy fiel a lo que es mi viejo de escribir cortito. Por eso le va tan bien en Twitter. Es como que lo veo bastante en ese escrito y que es mi papá. O sea que pude conectar con eso, con eso que mi papá no sabía si iba a llegar a conectar antes del gran escritor. En mi primaria un profesor de lengua me decía: 'Tu papá escribió tal libro', y yo tipo: 'Ya sé, basta'. Pero pude conectar también con mi papá, que era lo que para mí era más importante. No tanto el escritor", sentencia.

Sin embargo, ahora la cosa se dio vuelta y es Antonio el que tiene que aguantarse las preguntas acerca de si es el papá de Taty Santa Ana, la host argentina de batallas de freestyle. Y no sólo en Argentina, también en Colombia, donde presentó la edición del libro y de la nada le empezaron a hablar de trap y toda la cultura colindante.

El último asterisco familiero sobre el linaje artístico de los Santa Ana: Taty es también pariente de Walter Santa Ana, quien nació un 25 de diciembre de 1932 y se convirtió en una de las grandes estrellas teatrales de la época dorada del Teatro San Martín.

Ahora es momento de hablar sobre el momento en el que conoció el freestyle y las batallas. Todo empieza con la separación de sus padres y sus viajes desde Villa del Parque hasta San Marcos, donde se hizo "los amigos de toda la vida", los fines de semana con su mamá.

Así lo cuenta: "Mi mamá se iba a tomar un café y yo me iba a jugar a la plaza y de la nada había alguien y yo le decía: 'Che, decile a la Colo que me voy a la casa de tal', muy de barrio, muy de pueblo. Y ahí, un verano con un chileno, un francés y un cordobés que había vuelto de Centroamérica, que estaba como medio con una tonada distinta. Empezamos a zapar, que, para aquellas personas que no sepan lo que es zapar, es... bueno, hacer freestyle; básicamente improvisar. De la nada empezamos a hacer freestyle sin saber que eso era freestyle y, meses más tarde, mi hermano me cuenta sobre batallas; me muestra una de Dto. Como que ahí empiezo a escuchar un poco más rap argentino. Siempre se escuchó mucho a los Illia en mi casa, a la Mala Rodríguez. Fue como que fui atando cabos: encuentro la batalla de Muphasa vs Klan en Lapiceras Rotas, que era en el Abasto de lado frente al Coto y fue tipo: 'Che, pará. A este chico lo conozco'. Mi hermano era compañero de Muphasa en el secundario y me cuenta sobre El Quinto Escalón y a fines de 2012 y principios de 2013, voy a El Quinto a ver. En el 2013 me anoto mi primera competencia en mi barrio, en mi plaza, que los pibes habían organizado algo muy tranqui por Facebook, qué sé yo. Obviamente me fue mal, pero. Pero hizo que tuviera ganas de empezar a intentarlo nuevamente y empecé a organizar a la vez".

Sobre la resistencia a la presencia de mujeres en las batallas de freestyle y un quiebre respecto a esa cuestión, Taty desarrolla: "Yo no sé si era parte de la movida, sino que la parte de la cultura general. Para mí eran como un montón de adolescentes que estaban reflejando lo que nos enseñaban en el colegio, que no nos enseñaban sobre mujeres, nos enseñaban sobre varones. Entonces era como el reflejo de lo que mamamos toda nuestra vida de parte de las personas que estaban en esa época. Yo creo que nunca hubo un una resistencia consciente de esto. Sí creo que la resistencia surge más llegado el 2015 con el NiUnaMenos, donde hay una posición muy fuerte en lo que las pibas decimos: 'Bueno, estamos, vamos a seguir estando', y fue mucho más fuerte la presencia o le dimos mucha más bola a la presencia, le dimos luz a las pibas que estaban y no las veíamos tanto".

"Y ahí sí surgió de que todas las personas que tocaban medio de oído capaz tuvieran algún comentario un poco de resistencia. Pero desde la parte de las personas que estuvimos siempre y que somos como partidarias de esta cultura, nunca sentí un rechazo como... 'No deberías estar acá por ser piba'. Sí, bueno, del público, ¿no? Justo estábamos hablando de 2015, NiUnaMenos. Ahí se empiezan a masificar más las redes sociales, empieza a masificarse más la movida. Existe el celular en el que todos podemos comentar y decir lo que se nos cante. Entonces, bueno, capaz sí aquellas personas que son más público o más público de Internet por sobre todo, tenían la posibilidad de generar este rechazo y esto que hoy en día sentimos las pibas como el maltrato de parte del público. Pero ya es como más avanzada las épocas, en 2013 nos manejábamos por Facebook y ahora hoy vamos a ir a tal plaza a jugar a la pelota y etiquetabas a 180 personas para que alguien te confirme ni siquiera o por mensaje".

Desarrollando más sobre El Quinto, Taty se aventura a decir que, para ella, los domingos en los que se hacía la competencia eran como los domingos en familia. Ahí confluían todos los raperos y artistas que hoy en día suman millones de reproducciones tanto en batallas como en canciones y que, por sus cachés, hoy sería imposible volver a juntar.

"Fue una época muy bella de nuestra vida. Era nuestra adolescencia y el paso a la adultez. Como ese momento raro que uno no sabe para dónde apunta. Y estábamos todos ahí todo el tiempo re manijas. Después del parque se nos hacía tarde y cerraba el parque y nosotros terminábamos saltando todas las rejas para salir del canil o en algunos momentos llegaba la gorra. Siempre fue como con mucho respeto, mucho cariño por el lugar donde estábamos, no por la plaza; por el evento, por las personas que tenés al lado. Creo que esa época era como la más hiphop de todas las que vivimos, porque pasábamos por todo el parque juntando la basura que sabíamos que era de los pibes. Era como... creo que es una adolescencia muy distinta a personas de otras, de otras movidas o de otras escenas", contesta.

A pesar de eso, solamente se dio cuenta de la magnitud histórica cuando Muphasa e Ysy A anunciaron que se venía la fecha final de El Quinto Escalón en el Microestadio Malvinas Argentinas: "Pasábamos por los escalones... antes sobraba espacio acá y hoy estamos allá porque ya no hay más lugar, estamos en el monumento. Entran 4.000 personas y antes sobraba espacio acá. O sea, y ya no va a estar más. Eso fue un día que era como cuando decís 'se terminó todo', fue como... bueno, se termina, pero de esto van a salir un montón de otras cosas buenas y malas, pero van a salir un montón de otras cosas. Dicho y hecho. Y lo veo de lejos y es como: 'wow, pasaron un montón'".

Sobre la transición de organizadora a host, Taty cuenta que fue un proceso sufrido por el hecho de tener que estar frente a un público que la intimidaba. De hecho, siempre lo hizo: desde que tenía que acompañar a su papá a sus charlas en la Feria del Libro hasta su rol como organizadora pero, ahí, la exposición era claramente menor.

El detonante vino cuando Juancín le ofreció ser host de Cultura Rap, la competencia organizada por la Ciudad de Buenos Aires en el Centro Cultural Recoleta que, por el nivel y los nombres de sus protagonistas, se dice que fue la que recogió el guante de El Quinto. Pero Taty le retrucó: quería tener menos exposición y se ofreció como jurada, pero Juancín rechazó.

"Yo recién dejaba de laburar en una ONG que dije: 'Chau, no quiero más relación de dependencia. No funciono, no me gusta, no llego a los objetivos... ¿para que?' Y fue, como bueno, vamos a intentarlo. Y me fue muy bien en ese primer torneo, que fueron cuatro fechas, fue temporada de verano de 2019", cuenta ella ahora en retrospectiva.

Después, por supuesto, vinieron algunos momentos en los que dudó en seguir, pero la aparición de la Triple F y la continuación de Cultura Rap -con la insistencia de sus colegas mediante-, Taty tomó la decisión de seguir por el camino del hosteo y darle para adelante con eso a pesar de los temores que podía generarle.

Pero el punto de quiebre vino cuando la llamaron desde Red Bull para ser la presentadora de la Red Bull Batalla 2020 en plena pandemia y en los estudios de la TV Pública. "En un momento me llama Federico Stuart y me dice: 'Va a ser en agosto de este año, vas a estar sola'. O sea, se había barajado que éramos dos y fue tipo: 'Vas a ser vos porque vos podés. O sea, confiamos en vos'. Así que nada, hasta septiembre no le digo a nadie. No era consciente de lo que me había dicho. Cuando fui consciente y fue como ¡wow! Voy a ser host de Red Bull, voy a ser host  de la de Argentina, que es uno de los países más vistos a nivel mundial", confiesa.

En esa, lanza algunas palabras de agradecimiento a Misionero, quien fue el host de todas las nacionales y regionales de Batalla que se hicieron en Argentina desde 2013 hasta 2019: "Al Misio lo admiro, lo respeto muchísimo porque realmente allanó mucho el camino para que Argentina esté a nivel mundial. Yo no tengo que tratar de ser él, tengo que ser yo de la mejor manera posible y aceptar que me van a matar porque obviamente tiene fieles seguidores que van a creer que hay que salir a bardearme a mí o decirme: 'Dejale tu lugar'. Entonces era como estar tranquila en eso, no tan tranquila, pero tratar de asimilarlo como desde ese lugar. Yo no soy él. No tengo nada que ver con su manera de hostear. Soy otra persona, soy otra cara. Soy de otras maneras. Y con esto, con todo lo que ya traigo, vengo acá a quedarme. Y este es mi lugar, como lo fue el de él. Hoy es el mío y lo voy a defender a capa y espada".

Una vez terminada la Red Bull de ese año, Taty recibió un excelente feedback por parte de los competidores, se fue a su casa en auto con sus amigas escuchando música al mango y agarró el celular por primera vez desde que empezó la competencia a las 3 de la mañana. ¿El feedback? Por supuesto que había haters, pero el grueso de los comentarios eran más que positivos. Aunque después vino un hackeo, se pudo solucionar y todo siguió su curso normal.

Terminando la nota, confiesa por primera vez que va a estar como host nuevamente en la Final Nacional de Red Bull Batalla este año haciendo equipo con Zone, uno de los DJ y beatmakers más aclamados de la escena de batallas en español.

"Además es un año histórico por primera vez tenemos tres mujeres en el escenario, otras competidoras. Va a ser el año con más mujeres en escena de todos, conmigo somos cuatro del escenario, así que... es como wow", cuenta Taty después de ser consultada por Julio sobre cómo tomó la noticia de volver a ser la host.

Después de dar un Freestyle Argentino en el 2021 101, Taty responde a la clásica pregunta del ciclo: si vamos a la caja negra de su vida, ¿cuál es el momento en el que se convierte en Taty Santa Ana?

"Creo que el momento que dejé de competir y decidir organizar", contesta ella. Y, tras ser consultada sobre cómo se imagina que va a ser el futuro del freestyle argentino, cierra: "Un futuro más federal, sin duda alguna, un futuro con más caras, con caras de otros lugares, con nuevas identidades".

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