El ave rapaz fue encontrada en una zona cercana al Faro San Antonio y la Reserva Punta Rasa, en San Clemente del Tuyú, en malas condiciones y con evidentes signos de haber sido adquirida ilegalmente como mascota.
Pero todo comenzó hace dos años, en el 2018 cuando Luis De Rosa, quien trabaja en el área de servicios del Parque Educativo Mundo Marino, mientras caminaba por un campo cercano al parque, notó bajo la sombra de un árbol un ave rapaz en el suelo. “Al principio pensé que podría ser un carancho, pero al acercarme un poco más vi que era un águila. Me resultó extraño que el ave no haya reaccionado al acercamiento. Observando con más atención, pude ver que tenía las patas en muy mal estado y supe que necesitaba de asistencia veterinaria”, explicó
Buscando entre lo que tenía a mano improvisó un lazo con un pedazo de soga que encontró en su camioneta, se acercó sin que el ave lo notara y lo lanzó. “Fue el destino, porque lo logré en el primer intento. Usé mi campera para protegerla y ahí pude ver que de las garras le brotaban pus y sangre”.
De Rosa logró transportar el ave directamente al área de rehabilitación de animales terrestres del Parque. Ahí, los técnicos y veterinarios pudieron determinar que se trataba de una hembra juvenil de águila mora (Geranoaetus melanoleucus).
El animal ingresó en condiciones muy malas de salud, tenía bajo peso, y había evidencia de que alguién le realizó cortes en sus plumas para que no pudiera volar. En su pata derecha, específicamente en la zona del tarsometatarso, tenía una grave herida producto de una pihuela: “Le había cortado casi por completo la circulación sanguínea hacia sus garras”, sostuvo Juan Pablo Loureiro, médico veterinario de Mundo Marino.
Las pihuelas son una especie de correa de cuero que se utiliza para sujetar al animal desde una de sus patas.
Después de un año y dos meses de tratamiento, el águila pudo entrar en la etapa final de la rehabilitación. “Una vez que estaba curada, empezamos con ejercicios que estimulaban su recuperación muscular. Estaba claro que nunca había hecho vuelos largos, no tenía la resistencia necesaria y se cansaba muy fácilmente".
Luego de eso, hubo un largo proceso de estimulación de sus instintos para enseñarle a cazar y que pudiera sobrevivir por sus propios medios en la naturaleza”, relata Raúl Berón, cuidador en el área de rehabilitación de animales terrestres del Parque Educativo Mundo Marino. “Fue un esfuerzo muy grande. Ella quería vivir y puso todo de su lado, al igual que nosotros”, agrega.
Mirá el video de su recuperación.