Una mujer de 29 años en Taiwán fue a un hospital porque sentía un fuerte dolor en uno de sus ojos: no podía cerrarlo completamente y el lagrimeo no cesaba. Cuando el médico la revisó, vio que por debajo del párpado se asomaba la pata de un pequeño insecto.

"No podía cerrar los ojos por completo. Miré con un microscopio y vi algo negro que parecía una pata de insecto. Agarré la pata y muy lentamente saqué una abeja, después vi otra y después otra y otra más. Todas estaban vivas", declaró el doctor Hong Chi Ting a la BBC.

Los insectos, que medían 4 mm cada uno, son conocidos como "abejas del sudor" porque las atrae la transpiración de la que se alimentan. En este caso se alimentaban de los conductos lagrimales porque son una fuente de sales y proteínas. 

La mujer contó que las molestias comenzaron cuando estaba arreglando las tumbas de sus familiares cuando sintió que le entró algo al ojo en una ráfaga de viento. En el momento supuso que era tierra y como tenía los lentes de contacto puestos, no se frotó los ojos, lo que podría haber provocado que las abejas segregaran veneno. El médico remarcó que "podría haberse quedado ciega" si los insectos liberaban veneno.

Las abejas sobrevivieron y fueron enviadas a un centro de investigación. La mujer fue dada de alta y los médicos aseguran que podrá recuperarse por completo.