Antes de reconocer la independencia de las provincias de Donetsk y Lugansk, el primer paso de la avanzada ruso en Ucrania, el presidente Vladímir Putin convocó a su Consejo de Seguridad. Durante la reunión, cada miembro subió a un atril para pronunciarse sobre la decisión que finalmente tomó el líder ruso. Todos se mostraron alineados con Putin, menos uno, que titubeo antes de coincidir con el mandatario.

Se trató del jefe del Servicio Inteligencia Extranjera, Sergei Naryshkin. "Con la sugerencia de Nikolai Patrushev (secretario del Consejo de Seguridad), de que podríamos darle a nuestros socios de occidente una última oportunidad, (...) presentarles esta opción para forzar a Kiev elegir la paz e implementar el acuerdo de Minsk. En el peor de los casos, tenemos que tomar una decisión que estamos discutiendo", expuso el funcionario.

Sus palabras le llamaron la atención a Putin, quien lo interrogó: "¿A qué te refieres con “el peor de los casos?, ¿estás sugiriendo que empecemos una negociación? ¿O quieres que reconozcamos sus soberanías?".

Visiblemente intimidado, vacilante, Naryshkin intentó elaborar una respuesta, pero el mandatario le ordenó: "Habla directo".

"Apoyaré la propuesta de reconocimiento", contestó, finalmente. Incisivo, el presidente inquirió: "'¿Vas a apoyar o lo apoyas? Habla directo, Sergei Naryshkin". "Apoyo la propuesta de que las repúblicas populares de Dontesk y Lugansk se unan a la Federación Rusa", dijo, intentando mostrar algo de firmeza en su voz.

Con una sonrisa socarrona, Putin le aclaró: "No estamos hablando de eso, eso no está en discusión. Estamos discutiendo acerca de reconocer su independencia o no".

"Apoyo la propuesta de su independencia", cerró el funcionario ruso, antes de que Putin le ordenara volver a su asiento.

Naryshkin dirige el Servicio de Inteligencia Extranjera, una de las redes de espías más importantes del mundo. Entre 2011 y 2016 fue el presidente de la Duma Estatal, y, según la BBC, es una de las figuras más esquivas del panorama político ruso.