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Video | Guernica: ¿Cómo es la ocupación por dentro?

La toma de más de 100 hectáreas en el partido de Presidente Perón representa un enorme conflicto que el gobierno bonaerense y la justicia aún no lograron resolver. 

Video | Guernica: ¿Cómo es la ocupación por dentro?

Horacio se refriega los ojos. El joven de 19 años no durmió bien anoche. Llegó tarde de la reunión con las autoridades bonaerenses y despertó de madrugada, cuando el sol todavía no asomaba en el cielo de Guernica, a 37 kilómetros de CABA, hacia el sur de la provincia. 

No fue buena la reunión. Insisten con lo mismo: desalojo pacífico- aclara frente a su lugar de descanso y lucha, una carpa hecha de pallets y plástico, donde duerme el resto de sus compañeros y compañeras de militancia política.  

Horacio nació en Presidente Perón, tiene una muñequera con los colores del LGTB y es el delegado de San Martín, uno de los cuatro barrios que se formaron durante lo que mediáticamente se conoce como “La Toma de Guernica”, la ocupación de tierras más grande del suelo bonaerense. Los otros tres barrios, organizados en 2344 parcelas dentro del terreno de 100 hectáreas son: Unión, La Lucha y 20 de julio, éste último en referencia a la fecha en que se produjo la toma. 

No es una toma, es una recuperación de tierras – distingue Horacio, que presenta a Ilda, de 44 años, que llegó de Quilmes junto a su hermana en busca de un lugar propio en el mundo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

�� La ocupación de Guernica, por dentro �� x Juan Britos (cuauhtloatzin) ���� Según un censo que difundió el Gobierno bonaerense (@provinciaba), son 1309 las familias que ocuparon las 100 hectáreas y 2127 las construcciones precarias levantadas en diferentes parcelas del predio ubicado en el municipio bonaerense de Presidente Perón (@PPeronMunicipio). �� Las posiciones son encontradas. Algunas radicalmente opuestas e irreconciliables. ❌ Desde "Es un delito, los tienen que sacar, si quieren tierra que trabajen como todos los argentinos" a "Tuvimos que recurrir a esto porque con la cuarentena es todo peor todavía, no tenemos plata, no tenemos comida, no tenemos nada". ✍️ Las autoridades, con Axel Kicillof (@kicillofok) a la cabeza, le propusieron a los ocupantes la compra de tierras para una reubicación y otorgarles subsidios de 50 mil pesos para terminar con la usurpación, pero fue rechazada por la mayoría. �� Esta situación desnuda una crisis estructural que tiene como eje central la falta de viviendas y los altos índices de pobreza. Sin ir más lejos, este mismo miércoles el Indec especificó que el 40,9% de los argentinos y las argentinas están bajo la línea de la pobreza. Y si bien la toma de Guernica fue la que tomó mayor trascendencia pública, durante las últimas semanas se replicó esta problemática en otras zonas del Gran Buenos Aires y del país. �� Este jueves era el límite previsto por la Justicia para concretar el desalojo. Sin embargo, el Gobierno pidió postergar esa fecha hasta el 15 de octubre y la Justicia se expidió a favor. Algunas familias ya desocuparon el predio, pero la mayoría se resiste a hacerlo. #Guernica #TierrasGuernica #DesalojoGuernica #TomaDeTierras #OcupaciónDeTierra #Ocupación #AxelKicillof #FiloNews #TierrasTomadas

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Ilda nació en Paraguay. Antes de la pandemia cuidaba adultos mayores. Ya no lo hace. Su marido, custodio de una empresa, tampoco conservó el trabajo. Sin plata para pagar el alquiler, ella viajó a Guernica y se asentó en una casilla de madera y lona, sin más suelo que el pasto mojado que humedece el colchón y todo lo que lo rodea. 

No nos dejan entrar materiales, así que vivimos como podemos. Mi hijo de un año está con mi marido porque acá no lo puedo traer- explica Ilda y los ojos se le llenan de lágrimas.    

Según datos oficiales, dentro del predio se afincaron alrededor de 1904 personas, de las cuales 650 son de Guernica. Los vecinos y vecinas se organizaron y eligieron delegados para que los representen en las mesas de diálogo con los funcionarios bajo el mando de Axel Kicillof, organismos de DD.HH y otras organizaciones sindicales y políticas. También se sumaron algunos movimientos sociales que apoyan la decisión de los vecinos y vecinas de no abandonar el predio porque los supuestos dueños no pueden acreditar la titularidad de la tierra.

Irina tiene 3 meses. Pasó toda su vida bajo cuatro postes amarrados con alambres, una lona de plástico negro y alguna que otra madera que su padre pudo entrar cuando la policía no detenía a los que intentaban ingresar al predio con materiales. Irina sonríe ajena al cuadro de situación. No sabe que nunca durmió en una cama. Y que desde que llegó al mundo, sólo tiene un cochecito donde descansar. 

Nora tiene 24 años y a Irina en brazos. Antes de la pandemia era acompañante terapéutica. Napoleón, perro callejero de gran porte, las cuida dentro de la parcela de 10 metros por 30 que les tocó en el reparto de tierras. Nora sonríe pese a todo. Está contenta de que haya salido el sol. 

Así se secan un poco las cosas. Ahora que mi marido salió a buscar trabajo, estamos solas. Pero los vecinos nos ayudan. Estoy contenta de poder tener algo propio. Nací en Guernica, vivía pocas cuadras de acá y cuando me enteré de que estaban tomando tierras, me vine con mi familia – cuenta sentada en un balde de pintura de 20 litros. 

El lujo, donde no existen las sillas, resulta ser un balde vacío dado vuelta. Sin agua potable, con conexiones eléctricas de cierto riesgo para los y las pobladoras del predio, sin baño ni canilla donde lavar platos, vasos y objetos de uso diario, vivir se hace difícil. 

La policía que merodea el predio no lo hace más fácil. Por orden del juez de Garantías de Cañuelas, Miguel Ángel Rizzo, desde agosto rige “la prohibición de ingreso de mobiliario, electrodomésticos y/o materiales para la construcción”

Por esto, muchos y muchas, se cansaron y abandonaron el lugar. Pero otros, como Brian, panadero de 20 años, resisten en sus improvisadas chozas. 

Trabajaba en una panadería de Lomas de Zamora. Cobraba 700 y trabajaba casi todo el día. Dormía –revela con la voz entrecortada- entre las máquinas para no gastar en alquiler y darle la plata a la mamá de mi hijo. Pero la pandemia, me trajo acá.   

Brian sale todos los días a buscar trabajo en panaderías de la zona que rodea el predio en disputa. A veces, logra juntar algunos pesos. Sólo a veces. El resto de la semana cuida su terreno, ayuda a las mujeres a reparar sus tiendas y colabora con el delegado de su sector. 

El terreno está dividido naturalmente en cuatro por los dos pequeños arroyos que lo atraviesan de norte a sur, y de este a oeste. Para cruzarlos hay que caminar por un puente de madera hecho a mano. Para encontrar a alguien, hay que mirar las banderas que flamean ajenas a la situación. Hay de Boca, de Argentina y dos banderas rojas que sirven como referencia para encontrar la casilla de Brandon, el primer bebé nacido en este lugar. 

El dato lo aporta Natalia Rodríguez, 22 años, estudiante de medicina, encargada de la posta sanitaria del barrio La Unión y vecina de Guernica. 

Se me ocurrió hacer una posta sanitaria. Me gustaría invitar a participar a otros médicas y médicas. Nuestro juramento es atender a los que los necesitan. Y esta gente, lo necesita. 

Natalia, junto a Sergio Scalza, pediatra de 68 años, militante de CICOP, Corriente de Izquierda, montaron la carpa para cubrir las necesidades médicas de los recientes pobladores. 

Viven en condiciones infrahumanas. Me siento en la obligación como profesional de la salud de estar con ellos y acompañar – confiesa Scalza, con una máscara de plástico protegiéndolo de posibles contagios de Covid. 

Es mediodía, el sol se hace sentir. De repente, los vecinos de los cuatro barrios se juntan y caminan como peregrinos hacia el extremo norte del predio, donde estacionan camionetas de la gobernación.

Frente a frente, los funcionarios proponen el dialogo para resolver la situación. Los vecinos no se mueven de su postura. 

Ya vivimos acá. No nos vamos a ningún lado – contesta una morocha de flequillo mientras golpea la palma de su mano derecha con el dorso de la izquierda, en clara señal de que esa es su verdad y nadie va a convencerla de lo contrario. 

Los funcionarios son jóvenes y reconocen estar entre dos bandos con intereses opuestos. De un lado, están los hombres y mujeres que ocuparon el predio en julio y luego de tres meses, mantienen la postura de no irse. En la otra esquina, se encuentra Blanca Cantero, intendenta de Presidente Perón, y los vecinos de los alrededores del predio en discusión. En este mismo momento, mientras los políticos no logran convencer a nadie para llevar a cabo el desalojo pacífico, un grupo de alrededor 50 personas se manifiesta frente a la municipalidad para acelerar el destierro de los intrusos. 

No podemos dejar que se avasallen derechos sobre otros derechos, como lo es la propiedad privada – dispara una mujer rubia, todavía conmovida por el cambio que sufrió su vida por la toma. 

Para disgusto de la manifestante, la titularidad del predio en disputa no pudo ser certificada por los presuntos dueños. Esto envalentonó a los ocupantes, que piden quedarse en el terreno y construir su futuro en el predio donde un grupo inversor privado planeaba construir un barrio cerrado.   

Elías es carnicero y vive frente a la toma. Pide por favor no ser retratado para no quedar mal con ninguna de las dos partes. Conoce a los presuntos dueños y a muchos de los ocupantes. Y tiene su propia versión de la historia. 

Hace un tiempo, vendieron terrenos a 600 mil pesos, más allá. La gente se habrá enterado de que los papeles no estaban del todo claros y se metió. Al principio, les daba una manguera con agua. Después, algunos, se tomaron confianza y les dije que no tenía problemas en sacudirlos. Yo soy –se define- gil laburante, antes dejaba mi caballo ahí enfrente y lo miraba desde la carnicería por las cámaras de seguridad. Ahora ni sombra en verano vamos a tener porque cortaron los arboles para hacer leña.

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