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Ciencia #Coronavirus

¿El coronavirus fue creado en un laboratorio? Spoiler: no

Una nueva investigación explica que el SARS CoV-2 no muestra signos de haber sido manipulado artificialmente.

¿El coronavirus fue creado en un laboratorio? Spoiler: no

Una de las teorías conspirativas más persistente y generalizada durante la pandemia de COVID-19 es aquella que sostiene que el nuevo coronavirus se creó en un laboratorio y fue desatado —por accidente o de manera intencional— por un negligente. Sin embargo, la composición genética del virus revela que el SARS-CoV-2 no es una mezcla de virus conocidos, como podría esperarse si fuera de origen humano.

Inicialmente, los investigadores pensaban que el virus se estaba propagando por infecciones repetidas que saltaban de animales en un mercado de mariscos en Wuhan, China, a humanos y luego se transmitían de persona a persona. Otros, creían que que el virus probablemente había saltado solo una vez de un animal a una persona y se había propagado de humano a humano desde mediados de noviembre.

Pero poco después de que se diera a conocer la secuencia de ARN del virus a principios de enero, comenzaron a surgir rumores de que tal vez había sido diseñado en un laboratorio y liberado intencional o accidentalmente.

A raíz de esto, un equipo de biólogos evolutivos y virólogos de varios países se dedicó a analizar el virus en busca de pistas de que podría haber sido creado por el hombre, o cultivado y liberado accidentalmente de un laboratorio. 

"Dijimos: tomemos esta teoría, de la cual existen múltiples versiones diferentes, de que el virus tiene un origen no natural... como una hipótesis seria", contó Kristian Andersen, investigador del Departamento de Inmunología y Microbiología y parte del estudio.

Andersen sostiene que fue claro inmediatamente que el virus no era de origen humano, que cualquiera que desee crear uno necesitaría trabajar con virus ya conocidos y diseñarlos para que tengan las propiedades deseadas. Por otra parte, el SARS-CoV-2 tiene componentes que difieren de los los virus previamente conocidos, por lo que tuvo que, o bien provenir de un virus desconocido, o bien de uno natural.

Pero el equipo de Andersen no es el único. Emma Hodcroft, epidemióloga molecular de la Universidad de Basilea en Suiza que se dedica a rastrear, junto a su equipo, pequeños cambios genéticos en el coronavirus para aprender más sobre cómo se está propagando en todo el mundo; coincide: "no vemos absolutamente ninguna evidencia de que el virus haya sido diseñado o liberado a propósito".

A su vez, estos resultados desacreditan otras teorías que afirmaban encontrar similitudes con el VIH causante de la enfermedad del sida, explica Hodcroft. Si bien ambos virus comparten un ancestro común —lo que deriva en que parte de su material genético coincida—, tomar en cuenta esos fragmentos comunes para decir que ambos son parecidos equivaldría a "encontrar una palabra en un libro que se repite en otro y decir que ambos tienen partes que son iguales".

Modelo de ARN.

En el estudio, publicado en Nature Medicine, los investigadores también compararon el SARS-CoV-2 con otros coronavirus encontrados recientemente en la naturaleza. Varias de sus características (como los aminoácidos y los sitios de fijación de los azúcares) prueban la similitud del SARS-CoV-2 con los virus de murciélago y pangolín —mamíferos placentarios—, una de las mejores pruebas de que el virus es natural. Esto se explica porque los virus, especialmente los de ARN como los coronavirus, frecuentemente intercambian genes en la naturaleza.

Andersen piensa que estos resultados probablemente no detengan las teorías conspirativas, aunque de todas maneras valía la pena hacer el estudio. "Todos los datos muestran que es natural", finaliza

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