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Isaac Newton: ¿cómo logró cambiar el mundo mientras estaba en cuarentena?

Según el físico, el aislamiento por la Gran peste de Londres de 1665 se trató de uno de los momentos más productivos de su vida. Con ese período se relacionan, entre otras cosas, el experimento del prisma y la famosa leyenda de la manzana.

Isaac Newton: ¿cómo logró cambiar el mundo mientras estaba en cuarentena?

Se estima que al presente alrededor del 30% de la población mundial se encuentra bajo distintas medidas de bloqueo, con algunos países más estrictos que otros, debido a la pandemia de coronavirus. Y aunque para la gran mayoría de nosotros estos son tiempos extraños y sin precedentes, para las generaciones pasadas, que no contaban con medicina moderna, tales períodos de aislamiento fueron una parte ocasional, aunque molesta, de la vida.

Este fue el caso de Isaac Newton, quien durante la Gran peste de Londres que arrasó la ciudad británica a partir de 1665 se encontraba estudiando en el Trinity College de Cambridge y, como muchos otros, se retiró al campo para escapar de la ciudad plagada de enfermedades y pasó dos largos períodos en la casa de su familia en la zona rural de Lincolnshire.

Woolsthorpe Manor es la casa (y actual museo) de Lincolnshire conocida por ser la casa familiar y lugar de nacimiento de Isaac Newton.

Liberado de las limitaciones del plan de estudios de Cambridge, y del rigor y el ajetreo de la vida universitaria, Newton descubrió que tenía el espacio adecuado para reflexionar y desarrollar sus teorías sobre la óptica, el cálculo y las leyes del movimiento y la gravedad.

En primer lugar, continuó su trabajo en matemáticas; mediante el cual buscaba determinar ecuaciones universales que involucraran cantidades fluctuantes, un tema que había sido abordado, en escala limitada, por los matemáticos franceses René Descartes y Pierre de Fermat; y que Newton logró resolver a fines de 1966.

Fue durante este período, a su vez, que Newton realizó su famoso experimento del prisma: perforó la ventana de su habitación, interceptó el rayo de luz resultante con un prisma y luego colocó un segundo prisma en el camino de esos rayos refractados; demostrando por primera vez que los prismas no crearon colores como se pensaba en esa época, sino que la luz era la mezcla de todos los colores y el prisma se limitaba a descomponerla.

Finalmente, este fue el período que dio origen a la famosísima leyenda de la manzana que cae y golpea en la cabeza al físico y matemático, conduciéndolo de esta manera a la deducción de la Ley de la Gravedad.

Pero por más epico que esa leyenda pueda sonar, en realidad no hay registros de que la manzana no haya sido imaginaria (o hipotética). Y, de hecho, la primera evidencia de la anécdota de la manzana está en la biografía de Newton que escribió su amigo William Stukeley, donde cuenta que tomando el té a la sombra de unos manzanos, Newton había comentado que estaba "en la misma situación que cuando le vino a la mente por primera vez la idea de la gravitación".

Y allí detalla:  "[la idea] la originó la caída de una manzana, mientras estaba sentado, reflexionando. Pensó para sí ¿por qué tiene que caer la manzana siempre perpendicularmente al suelo? ¿Por qué no cae hacia arriba o hacia un lado, y no siempre hacia el centro de la Tierra? La razón tiene que ser que la Tierra la atrae".

Volviendo al desarrollo de la Ley de Gravitación Universal, Newton pensó en los principios de la inercia y en cómo se evita que una manzana en el aire, o cualquier objeto, salga volando de la Tierra hacia el espacio.

Dedujo que la fuerza que empuja la manzana hacia abajo debe ser la misma que empuja la luna hacia la Tierra y que, además, la luna también debe aplicar esa misma fuerza de atracción hacia la Tierra, aunque en menor escala.

Siguiendo esta línea de pensamiento logró describir, entonces, la interacción gravitatoria entre distintos cuerpos con masa, estableciendo que esas fuerzas son proporcionales al producto de sus masas e inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia entre ellas.

Una serie de descubrimientos nada menor que demostraron que Newton fue tan intelectualmente transformado por su período de aislamiento que posteriormente se conoció a su tiempo fuera de Cambridge como su annus mirabilis, o su "año de maravillas".

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