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Ciencia

La ciencia de cómo y por qué elegimos ser empáticos

¿Está realmente en declinación cómo algunos estudios sugieren?

La ciencia de cómo y por qué elegimos ser empáticos

¿Elegir? ¿No son los sentimientos emociones automáticas, algo que nos sucede sin esfuerzo consciente? Bueno, a veces si; pero de acuerdo con varios estudios, frecuentemente elegimos si, y hacia quién, somos empáticos

La empatía es la experiencia de comprender y compartir los sentimientos de otra persona. Es lo que nos empuja a movilizarnos por una causa social, la que nos hace comprometernos con un menor consumo de alimentos de origen animal o la que nos hace organizarnos para ayudar a víctimas de catástrofes naturales. Pero a veces puede, también, requerir esfuerzo.

Un equipo de investigadores quiso saber cómo, por qué  y en qué ocasiones las personas elegimos —o evitamos— la empatía en nuestra vida diaria. Y aunque pueda parecer algo negativo, tiene una ventaja.

"Si nuestro objetivo es inspirar más empatía para salvar las divisiones sociales, entonces tal vez saber cómo y por qué las personas a veces eligen no sentirlo podría sugerir una palanca para empujar a las personas en la dirección opuesta: elegir la empatía".

Con la intención de explorar los mecanismos involucrados en la empatía, la toma de decisiones morales y otras cuestiones éticas, desarrollaron una serie de experimentos en las que las personas podían elegir evitar situaciones que evocarán sentimientos de empatía.

Se les pidió a los participantes que eligieran una carta de uno de los dos mazos: el primero etiquetado como "descripción" y el otro como "empatía". Luego se les mostró la foto de una persona.

Aquellos que eligieron una carta del primer mazo, simplemente debían describir la apariencia física de la persona; mientras que los que eligieron del segundo se les pidió que intentaran experimentar y describir brevemente los sentimientos de la persona.

Los investigadores encontraron que en varios ensayos, los participantes prefirieron enormemente el mazo de descripción, eligiéndolo con más frecuencia que el mazo de empatía.

Y esto fue así no solo cuando tenían que empatizar con el sufrimiento, sino también cuando tenían que describir emociones positivas. "Pensamos que empatizar con emociones más positivas podía ser más fácil, pero descubrimos que es igual de difícil y trabajoso. Los participantes evitaron empatizar con las emociones positivas tanto como con las negativas ".

En otro estudio, sin embargo, en el que a participantes aleatorios se los que se les dijo que eran hábiles para la empatía, observaron que esos individuos tenían más probabilidades de elegir la opción de empatía.

Los investigadores sostienen que solo porque la empatía requiera un gran esfuerzo no significa que todos la eviten. El esfuerzo percibido requerido puede hacer que participar en la empatía sea más gratificante para algunas personas.

"Hay muchos casos en los que a la gente le gusta hacer cosas difíciles, como los que corren una maratón en un evento de caridad o personas a las que les gusta leer novelas victorianas de mil páginas", dijo Daryl Cameron, profesor asistente de psicología e investigador principal del estudio. "Para algunos, es el esfuerzo en sí lo que hace que algo valga la pena".

Cameron afirma, además, que debido a que la empatía parece ser maleable, siempre existe la esperanza de que pueda crecer. Y cambiar la forma en que pensamos sobre la empatía también puede ayudar a romper las barreras.

"Las personas pueden ver obstáculos para sentir empatía, ya sea que ellos mismos piensen que es demasiado difícil, o que otras personas les digan que no vale la pena, o que piensen que los hará parecer débiles. Superar esas inhibiciones personales y sociales puede ser clave. Cuando hacemos eso, tal vez podamos ver más oportunidades para aumentar la empatía ".
 

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