Los humanos somos seres que gozamos de la compañía de otros y por ello nuestro cerebro tiene avidez por lo social. Por esta razón, incluso en situaciones de reposo mantiene activas las áreas asociadas con el pensamiento y el aprendizaje social, aprovechando toda oportunidad para asimilar información que pueda serle útil en situaciones futuras.

Hay mucha investigación que muestra, a su vez, que mantener las conexiones sociales es bueno para nuestra salud mental y física. Sin embargo, a pesar de la importancia y el disfrute que nos genera, un nuevo estudio sugiere que las personas subestiman significativamente cuánto apreciarán los demás que se les contacte.

La investigación, publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, incluyó una serie de experimentos con más de 5900 participantes que exploraron cuán precisas son las personas al estimar cuánto podrían apreciar otros un intento de conectarse y qué factores podrían influir en ese nivel de apreciación.

En uno de los experimentos, se les pidió a la mitad de los participantes que recordaran la última vez que se comunicaron con alguien de su círculo social "porque sí" o "para ponerse al día", bien por mail, mensaje de texto o teléfono; después de un largo período de no interactuar con ellos. Al resto de los participantes se les pidió, en cambio, que recordaran una situación similar en la que alguien se les acercó a ellos. 

Por último, se les pidió a todos que indicaran en una escala de 7 puntos (1 = nada, 7 = en gran medida) cuánto apreciaban, se sentían agradecidos o se sintieron complacidos por el contacto, ellos o la persona a la que se acercaron. Según observaron las investigadoras, las personas que recordaron comunicarse pensaron que su gesto fue significativamente menos apreciado por el otro, que aquellos que recordaron haber sido contactados.

En otros experimentos, los participantes enviaron una nota breve, o una nota y un pequeño regalo, a alguien de su círculo social con quien no habían interactuado en mucho tiempo. Al igual que en el experimento anterior, a los participantes que iniciaron el contacto se les pidió que calificaran en una escala de 7 puntos hasta qué punto pensaban que el destinatario apreciaría el contacto y, después de que se enviaron las notas/regalos, se les pidió a los destinatarios que calificaran su agradecimiento. Nuevamente, aquellos que iniciaron la comunicación subestimaron cuánto apreciarían su gesto los demás.

Por otro lado, este trabajo también encontró una variable interesante que afectaba cuánto apreciaba una persona el contacto: "Descubrimos que las personas contactadas pusieron más atención que quienes iniciaron la comunicación en el elemento sorpresa, y este mayor enfoque en la sorpresa se asoció con una mayor apreciación", escriben los autores.

Aunque ponerse en contacto con alguien después de un largo tiempo de desconexión puede resultar desalentador porque las personas se preocupan por cómo se puede recibir ese gesto, estos hallazgos sugieren que esas dudas pueden ser innecesarias, porque es probable que otros aprecien ser contactados más de lo que la gente piensa. Además, puede que la otra persona también te quiera escribir pero dude por los mismos motivos.