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Ciencia

Qué es la Conciencia

Qué es la Conciencia

El año pasado, por cuarta vez en mi vida dejé de existir cuando tuve que someterme a una cirugía que requería anestesia total.

Segundos después de que me conectaran la sonda, comencé a sentir esa extraña sensación de dormirme sin sueño, de apagarme lenta y plácidamente. Y luego estaba de vuelta, confundido y desorientado… pero estaba de vuelta.

Cuando nos despertamos todas las mañanas, independientemente de si tuvimos una noche de sueño profundo o si recordamos haber soñado o no, tenemos la certeza de que el tiempo pasó. Si alguna vez estuvieron bajo anestesia total sabrán que al volver en sí no tienen el más mínimo parámetro de si estuvieron inconscientes 5 minutos, 5 horas o 10 años (como en los casos de personas que retornan del coma). Simplemente no estás ahí. No hay vos, no hay mundo, no hay nada.

Nuestra conciencia es todo lo que hay. Si podemos experimentar sufrimiento y alegría, que pasa con otros animales? Son conscientes también? Tienen conciencia de sí mismos? Y las computadoras? A medida que se tornan más inteligentes y capaces, es posible que adquieran conciencia?

La ciencia evolutiva nos enseña que en un sentido somos maquinarias biológicas de procesamiento de información: somos algoritmos operando en billones de neuronas, cada una de ellas una maquinaria en sí misma. Nuestros cerebros trabajan de acuerdo a algoritmos refinados mediante miles de millones de años de evolución con un sólo fin: sobrevivir. Y si quieren ponerse filosóficos, de experimentar.

Solemos pensar que somos uno. Que la niña de 3 años que jugaba en la plaza es la misma que la empresaria exitosa de 40 años. Que el pequeño y simpático Pablito que en la escuela primaria comenzó a destacarse como un chico astuto para los negocios es el mismo Pablo Escobar Gaviria que de adulto se hizo infamemente famoso como el narcotraficante más conocido en el mundo.

Lo cierto, y quizá deprimente para muchos, es que el fenómeno de conciencia es algo sumamente sincrónico. Háganse ésta pregunta a sí mismos y respóndanse: Quién soy?

Esa respuesta, que hipotéticamente da cuenta de la totalidad de su existencia y que los define, en realidad es una concatenación de recuerdos, percepciones sobre ustedes mismos, sucesos recientes y no tanto, mezclados con un poco de su estado de ánimo actual. Todo ésto, construído en el instante inmediatamente posterior al que enunciaron esa pregunta. La historia de su vida, resumida en un instante de acción de su mente.

Háganse ahora la versión más casual que van a encontrarse en cualquier situación social donde conozcan gente por primera vez: Vos qué sos?

En éste caso el sesgo que la pregunta plantea reduce nuestra respuesta a mínimas expresiones de lo que somos: soy médico, soy desempleado, soy papá.

En la clínica psicológica, a veces encontramos que la causa de muchos cuadros de depresíón vienen dados por ésta misma razón. Si yo me defino como médico y por un error me quitan la matrícula, cae toda la estructura que sostiene mi personalidad (esa hipotética narrativa simbólica) y paso a ser nada.

Cuando se lamentan por una mala decisión tomada hace años, lo hacen porque hoy son una persona diferente. Porque se ven y se saben diferentes; la experiencia nos transforma. Caso contrario seguirían tomando la misma decisión. Más aún, decisiones tomadas por nuestro yo del pasado nos atormentan en el presente, incluso cuando somos conscientes de los recursos que tenemos hoy para afrontar situaciones similares.

Nuestra conciencia es un hilo narrativo, una película inmersiva multisensorial en 3D creada espontáneamente, que podemos dividir en dos partes.

  • Por un lado tenemos lo que nos viene del mundo: olores, sensaciones táctiles, vistas. En fin, lo que percibimos a través de nuestros sentidos. Sentidos que si bien han sido optimizados a través de eones para maximizar nuestras chances de supervivencia, son extremadamente limitados.

Lo que podemos ver, está comprendido dentro del espectro de frecuencias que denominamos el espectro visible. Por fuera del mismo, existen los espectros infrarrojo y ultravioleta que escapan a nuestra percepción pero que sabemos que existen gracias a la ciencia y la tecnología. Por lo que a fines prácticos, para nosotros como seres biológicos, todo lo que escapa al espectro visible no es percibible. Simplemente no existe, sin embargo nos afecta.

  • Lo mismo ocurre con lo que somos capaces de oír y la sensibilidad con la que podemos registrar estímulos táctiles. De hecho, no percibimos objetos o sonidos, sino que procesamos impulsos eléctricos relacionados indirectamente con el mundo. Una vez que los fotones que entran por nuestras retinas e impactan en nuestro nervio óptico son procesados por la corteza visual alojada en el lóbulo occipital de nuestro cerebro, la que genera conjeturas informadas combinando las señales sensoriales con expectativas y experiencias previas, información que se encuentra alojada mayoritariamente en el hipocampo, la amígdala y lóbulos temporales de nuestro cerebro.

Imagínense que ustedes son sólo un cerebro. Encerrado en un cráneo, tratando de entender qué es lo que hay ahí afuera en el mundo. El cerebro no percibe luz ni escucha sonidos. Todo lo que tienen a su disposición son impulsos eléctricos sólo indirectamente relacionados a cosas del mundo y recabado por nuestros órganos y sistemas perceptivos. Por lo que la percepción (entender que es lo que hay ahí fuera) tiene que ser un proceso de adivinanzas informadas.

Construímos la realidad a partir de información incompleta y nuestro cerebro alucina la realidad consciente generando una aproximación.

Esta imagen no está animada, pero traten de explicar eso a su cerebro


 

El caso más paradigmático para dar cuenta de éste fenómeno de conjeturas es el de las ilusiones ópticas. En función a experiencias previas percibiendo formas, perspectivas e iluminación, nuestro cerebro construye el mejor percept (unidad de percepción) posible. En éste caso, vemos una animación cuando en realidad estamos viendo una foto.

Ahora presten atención a un caso similar con una modalidad perceptiva diferente. Escuchen éste audio:

Extraño, no? Ahora escuchen éste:

Y vuelvan a escuchar el primero. Ahora pueden escuchar palabras -si entienden inglés, caso contrario percibirán sonidos ininteligibles-. Lo notable es que la información sensorial ingresando a nuestro cerebro no ha cambiado en nada. Lo que sí cambió es la mejor aproximación que hizo el cerebro, y eso cambia lo que escuchan conscientemente.

Esto pone patas para arriba nuestro preconcepto de que experimentamos la realidad en función de los estímulos que recibimos. En lugar de que la percepción dependa mayormente de señales que provienen del exterior, las predicciones perceptivas fluyen en la dirección opuesta. No percibimos el mundo pasivamente, lo generamos activamente desde dentro.

Ésto nos lleva al terreno de la psicopatología donde podemos conceptualizar las alucinaciones como percepción no controlada dada por una falla en los mecanismos predictivos. Un estudio realizado por neurocientíficos del MIT publicado el pasado 8 de Noviembre en el jornal  Molecular Psychiatry encontró patrones de actividad y conectividad aberrantes en un área del cerebro involucrado en procesamiento auditivo y altamente conectado a regiones involucradas en percepción sensorial (el giro temporal superior) en personas que habían sufrido brotes esquizofrénicos.

Miren éste video:

 


 

Usando el algoritmo de inteligencia artificial de Google llamado Deep Dream, se simularon los efectos de predicciones perceptivas demasiado fuertes. En éste caso, ver perros.

Cuando las predicciones perceptivas son demasiado fuertes el resultado es extremadamente similar a las alucinaciones que la gente reporta en estados de conciencia alterados por agentes psicoactivos (drogas, intoxicaciones) o quizá incluso en casos de psicosis. Ustedes mismos pueden jugar con éste algoritmo en deepdreamgenerator.com y ver que resultados obtienen.

Una alucinación es la percepción de una imagen, un objeto o un estímulo exterior inexistentes que son considerados como reales. Imagen, objeto o estímulo exterior que la mente percibe sin que su existencia sea real.

Siguiendo nuestra línea de pensamiento, si la alucinación es una percepción no controlada, entonces la percepción es también un tipo de alucinación, sólo que controlada, en la que las predicciones del cerebro están siendo llevadas a cabo por información sensorial del mundo, sólo que cuando estamos de acuerdo en nuestras alucinaciones debido a que el hardware que llevamos dentro es prácticamente igual (en poblaciones neurotípicas), lo llamamos realidad.

Puede que el hecho de que les esté diciendo que la experiencia de ser ustedes es una alucinación generada por el cerebro les resulte chocante. Las ilusiones visuales pueden engañar a mis ojos y las auditivas a mis oídos. Pero cómo voy a ser engañado acerca de lo que significa ser yo, se preguntarán?

Para nosotros, la experiencia de ser una persona es tan familiar, tan unificada y continua que es anti-intuitivo aceptar lo contrario. Lo cierto es que hay varias maneras diferentes de experimentar ser un Yo.

  • Tenemos la experiencia de ser y tener un cuerpo (propiocepción)
  • La experiencia de alterar el mundo por medio de nuestras acciones
  • La experiencia de ser una persona continua y distinta a las demás a través del tiempo y en oposición a las experiencias sociales que derivan de nuestra interacción con otros.
  • La experiencia de percibir al mundo desde el propio punto de vista; literalmente, percibir el mundo desde donde están ubicados sus ojos, que configura aspectos de la personalidad como el amor propio, cómo nos comportamos con otras personas en función de la diferencia de altura con nosotros o cómo vemos el mundo.

Viajen por unos segundos a un recuerdo de su infancia en el patio de su casa o en un lugar determinado y recuperen la sensación de inmensidad que les representaba ese lugar. Si años después, siendo adultos regresaron a ese lugar: no quedaron un poco shockeados al ver cómo se “había encogido” ese lugar?

Este fenómeno se da no sólo porque crecieron en altura, sino que conforme su cuerpo se desarrolló, su distancia interpupilar (la distancia entre cada una de sus pupilas) aumentó, por lo que su visión estereoscópica también fue afectada en cuanto a cómo se perciben profundidades y tamaños en el mundo externo.


Volvamos ahora al primer ejemplo de cómo experimentamos al mundo: la experiencia de tener un cuerpo. Aquí aplican los mismos principios. El cerebro hace su mejor inferencia acerca de qué es y qué no es parte de su cuerpo. Hay un experimento muy  conocido en neurociencias para ilustrar ésto:

 

En la ilusión de la mano de goma, la mano real de una persona se oculta de su campo de visión y una mano prostética se coloca frente a la persona. Luego se procede a acariciar ambas manos simultáneamente con un pincel mientras la persona mira la mano prostética.

Para la mayoría de la gente, luego de cierto tiempo, se produce la extraña sensación de que la mano de goma es parte de su cuerpo. La congruencia entre “ver tacto” y sentir tacto en un objeto que luce como la mano propia y está ubicado en un lugar aproximado a donde la mano debería estar es suficiente evidencia para que nuestro cerebro  haga su mejor inferencia y concluya que la mano prostética es parte del cuerpo.

El ejemplo inicial de los efectos de la anestesia en nuestra conciencia es sumamente revelador. Si bien nuestro cerebro continúa teniendo actividad no consciente, nuestra conciencia desaparece, lo que es un fuerte indicador de que el mecanismo de acción de la anestesia está vinculado al mecanismo de generación de conciencia. Los efectos de la anestesia producen la extinción de los procesos conscientes al bloquear la habilidad de nuestro cerebro para integrar información apropiadamente.

La sincronía entre diferentes áreas de nuestra corteza cerebral es alterada y nuestra conciencia se diluye. Dejamos de ser capaces de experimentar. Es como si las llamadas telefónicas de larga distancia fueran bloqueadas. El teléfono suena, pero no hay nadie para atenderlo. Bajo ésta óptica, la conciencia es un emergente del hecho de que somos seres vivos programados evolutivamente para integrar información sensorial y construir hipótesis acerca de nuestro medio para facilitar nuestra supervivencia.

Si bien la respuesta definitiva a la pregunta de qué es la conciencia aún no ha sido encontrada y seguirá siendo tema de debate, hoy en día gracias a los avances en neurociencias tenemos indicios de hacia a dónde debemos mirar para continuar profundizando nuestro conocimiento de éste elusivo y singular fenómeno.

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