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Ciencia

Se hacen los desentendidos, pero los gatos entienden su nombre

Los investigadores aseguran que son capaces de distinguirlo de otras palabras similares, incluso cuando desconocen las voces de quienes los llaman. 

Se hacen los desentendidos, pero los gatos entienden su nombre

Un estudio publicado en Scientific Reports determinó que, a pesar de que a veces parezca todo lo contrario, los gatos son capaces de reconocer su nombre incluso cuando quienes los llaman son desconocidos para ellos. Reaccionan, cuando se los nombra, moviendo levemente la cabeza y las orejas.

Junto con los perros (Canis familiaris), los gatos domésticos (Felis catus) son los animales de compañía más populares: más de 600 millones de gatos viven con humanos e incluso, en lugares como Japón, superan a la cantidad de perros. Aunque, a diferencia de estos últimos, los gatos no son producto de la selección artificial de los humanos sino de la selección de la naturaleza, se ha desarrollado un particular tipo de comunicación que les permite, por ejemplo, interpretar que un dedo índice señalando puede estar marcándoles dónde hay comida, o cambiar de actitud en función de si sus dueños tienen una expresión facial positiva o negativa.

El nuevo trabajo estudia la habilidad de los gatos para interpretar las vocalizaciones humanas y, en particular, para distinguir cuando se está diciendo su nombre de cuando se está diciendo cualquier otra cosa. Los investigadores utilizaron tanto gatos domésticos como "gatos de café" (que viven en establecimientos específicamente pensados para que los humanos interaccionen con los animales), a los que les presentaron repetidamente cuatro palabras diferentes y luego su propio nombre, para analizar cómo respondían.

Se trató de una serie de cuatro experimentos. En el primero, quisieron ver si los gatos que vivían solos eran capaces de diferenciar su propio nombre de palabras de la misma longitud y acentos. En el segundo, utilizando gatos que convivían con otros gatos, estudiaron si distinguían sus nombres de los nombres de sus concubinos.  En el tercero, hicieron algo similar al primer experimento pero con “gatos de café” . En el último experimento, testearon si podían reconocer sus nombres incluso cuando los dijeran personas que no fueran sus dueños.

El resultado es que los gatos que viven en casas ordinarias pueden discriminar sus nombres de los nombres de los gatos con los que cohabitan y de otras palabras similares (aunque los gatos de café no).  Según los autores, se trata de la primera evidencia experimental de que los gatos pueden entender algunas palabras humanas.

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