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Cine y series #Netflix#Daybreak

Análisis | Daybreak de Netflix es Mad Max en versión adolescente

Es el fin del mundo y sólo quedan adolescentes. Por ahí pasa la premisa de la nueva serie apocalíptica de Netflix. 

Análisis | Daybreak de Netflix es Mad Max en versión adolescente

Netflix ya demostró que le calzan muy bien las series destinadas al público adolescente. Después del éxito de “Stranger Things”, “The Society” y tantas otras, llega “Daybreak”, una aventura post-apocalíptica con aires de “Mad Max”, “Zombieland” y las clásicas historias de John Hughes como “Un Experto en Diversión” (Ferris Bueller's Day Off, 1986), referencia constante a lo largo de este primer episodio.

Brad Peyton -“Rampage: Devastación” (Rampage, 2018)- y Aron Eli Coleite (“Heroes”) son los responsables de la adaptación del cómic homónimo creado por Brian Ralph, una estudiantina ambientada en Glendale (California), acá epicentro del fin del mundo. Finalmente, algún presidente calentón puso el dedo sobre el botón equivocado y los misiles empezaron a caer destruyéndolo todo a su paso. Las bombas químicas acabaron con casi todos los mayores de 18 años, y aquellos adultos que sobrevivieron se transformaron en ‘gulies’, pseudo muertos vivos ávidos de sangre, que no paran de repetir la última frase idiota que se les cruzó por la cabeza.

En este escenario tan salvaje y desolador, Josh Wheeler (Colin Ford) lo pasa bomba (no pun intended). Antes del comienzo del fin era un estudiante regular como tantos otros, pero ahora atraviesa el presente siendo el dueño de su destino, viviendo el día a día, en sus propias palabras, como si se tratara una partida de “Grand Theft Auto”… pero mucho mejor. Lo único que lo perturba es la imposibilidad de reencontrarse con su novia Samaira ‘Sam’ Dean (Sophie Simnett) -Sam Dean, ¿se entiende?-, desaparecida desde hace seis meses.     

El nuevo orden mundial está atestado de gulies, animales mutantes y caníbales, pero también los mismos estudiantes abusones, que ahora ostentan un poquito más de poder. El apocalipsis dividió a los adolescentes en tribus salvajes de pertenencia, otro punto a tener en cuenta para Josh si quiere conservar cada una de las partes de su cuerpo. Su misión sigue siendo sobrevivir e intentar encontrara a Sam, pero pronto decide hacer yunta con dos aliados inesperados: Angelica (Alyvia Alyn Lind), una pirómana de apenas 12 años, y Wesley Fists (Austin Crute), ex bully convertido en un samurái pacifista.

La secundaria, un poroto

“Daybreak” juega con los tropos terroríficos y los convencionalismos de la estudiantina (del ochenta y noventa) para crear un puchero de géneros y situaciones recargadas de referencias pop más allegadas al público millennial. La presencia de Matthew Broderick, como el director Michael Burr, es su anclaje con la nostalgia (tan presnte y necesaria en los éxitos de hoy en día) y cada uno de los guiños a Hughes, que no son pocos.

Por lo demás, “Josh vs. the Apocalypse: Part 1”, dirigido por el mismo Peyton, nos lleva adelante y atrás en el tiempo para reconstruir esas últimas semanas de monotonía escolar antes del fin del mundo y el nuevo orden establecido entre los jóvenes protagonistas. La serie no se contiene ante la violencia desmedida ni el gore, pero todo es mucho más llevadero con sus buenas dosis de humor. Nada que no hayamos visto infinidad de veces, aunque suma al entretenimiento descerebrado, en parte, gracias a la ‘honestidad’ de su actor protagónico y narrador de esta historia.  

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