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Cine y series #apple tv#See

Análisis | Jason Momoa es lo único bueno de See

Jason Momoa sigue en plan aguerrido para la nueva propuesta sci-fi de Apple TV+. Una historia donde la visión es una herejía. 

Análisis | Jason Momoa es lo único bueno de See

Apple entró de lleno en la competencia de los servicios on demand con varias producciones de calidad y todas las ganas de abarcar cuanto género se cruce en su camino. La ciencia ficción corre por cuenta de “See”, drama creado por Steven Knight, responsable de “Peaky Blinders”, entre otras cosas. Los guiones de Knight, al menos en estos primeros dos episodios, están a cargo de la ejecución de Francis Lawrence, director que ya tuvo sus buenas dosis distópicas de la mano de varias entregas dentro de la saga “Los Juegos del Hambre” (The Hunger Games).

Juntos nos llevan a un futuro distante donde, tras el ataque de un virus que diezmó a casi el total de la población, los humanos perdieron el sentido de la vista y debieron adaptarse a un nuevo orden y estilo de vida, dejando atrás toda tecnología. Este ‘retroceso’ logró cierta armonía y propició nuevas formas de interactuar y sobrevivir, pero también castigos más severos por parte de los dueños del poder, que no toleran las herejías. La herejía, obviamente, está relacionada con la visión y aquellos que la poseen, considerados hechiceros o malditos que deben pagar por su sacrilegio.

“Godflame” arranca en la distante población de Alkenny, un lugar tranquilo donde la joven Maghra (Hera Hilmar), esposa del jefe de la tribu -Baba Voss (Jason Momoa)-, está a punto de dar a luz. Partamos de la base que Baba no es el verdadero padre del bebé, sino un fugitivo conocido como Jerlamarel (Joshua Henry), uno de estos ‘falsos profetas’ de la visión. El nacimiento llega a oídos de la reina Kane (Sylvia Hoeks) y su experto cazador de brujas, Tamacti Jun (Christian Camargo), quien no va a descansar hasta atrapar a su presa… o en este caso, su pequeño retoño.

La cacería pone en peligro a todos los habitantes de Alkenny que, ante su destrucción inminente, deciden abandonar la aldea y partir hacia un extraño rumbo marcado justamente por Jerlamarel, quien tiene un plan bien trazado para sus hijos. Sí, en plural, porque resultan ser mellicitos que, como su papá, tiene el don de la vista.     

No hay peor ciego...

Con el tiempo, mamá Maghra y papá Voss descubren la verdad sobre sus pequeños, pero deciden ocultarla para mantenerlos a salvo, no sólo de la reina y sus cazadores, sino de aquellos miembros de la tribu demasiado supersticiosos. Lejos de ahí, Kane debe enfrentar sus propias traiciones, ya que sus seguidores no están del todo conformes con la tiranía que los gobierna y el culto que deben profesar. Igual, la soberana no se deja amedrentar y no se detendrá ante nada hasta reencontrarse con Jerlamarel, al parecer, un viejo amor.      

Como verán, todo es una cuestión de despecho y poco tiene que ver con la herejía de la visión que, de apoco, se empieza a propagar por este mundo en ruinas que busca del momento propicio para la reconstrucción. En este proceso, los pequeños Kofun y Haniwa juegan un papel esencial, así como Paris (Alfre Woodard), mano derecha de Baba Voss, quien decide acercar a los nenes a ese futuro que su padre imaginó para ellos.

La mejor defensa es el ataque

“See” tiene un planteo interesante -aunque parecido a otras historias distópicas-, pero no logra sostenerse por mucho tiempo, más cuando se empiezan a cruzar cacerías de brujas, cultos a dioses que condenan la luz y momentos realmente irrisorios que rompen el clima que Knight intenta crear desde el minuto cero: un mundo salvaje y hostil, donde los seres humanos se deben valer de sus cuatro sentidos restantes. Con poco, el guionista consigue pergeñar una mitología que se va enriqueciendo con cada episodio, pero también se va embarullando con sus componentes más grotescos.

A pesar de lo que muchos pueden pensar, Momoa hace lo que puede con lo que tiene y termina convertido en uno de los personajes más interesantes del conjunto, uno que ya encarnó miles de veces (el guerrero imbatible), pero con su lado sensible, más cuando se trata de criar y proteger a los hijos de otro hombre.

Más allá del horizonte

Por lo demás, “See” no tiene mucho más para ofrecer, además de episodios de corte épico, larguísimos, que pronto caen en el tedio como si necesitarán estirar una trama que recién se está desarrollando. Al final, y una vez que la vista entra en juego, la historia se adentra en terrenos conocidos y ya explorados por autores más duchos, porque no es la primera vez (ni será la última) que tenemos un poder que prohíbe el conocimiento. De entrada, se nos viene a la cabeza Ray Bradbury y “Fahrenheit 451”.

Lamentablemente, los temas que plantea Knight se quedan en lo superficial, y se pierden entre escenas de batallas barbáricas, masturbaciones místicas y actuaciones que dejan mucho que desear.

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