La cuarentena nos obligó a quedarnos en casa, cambiar muchas de nuestras costumbres y matar el tiempo con cuanta serie y película se nos cruce por el camino (o sistema de streaming de nuestra elección). Los más chicos también necesitan ocupar sus días de aburrimiento, y son los más afortunados en medio de esta crisis, ya que muchos estudios decidieron adelantar sus lanzamientos digitales o estrenar sus aventuras animadas directamente en on demand, esquivando las salas de cine.  

Así es como “Los Hermanos Willoughby” (The Willoughbys, 2020) aterrizan en el catálogo de Netflix, intentando repetir la hazaña de “Klaus” (2019), quien durante este año consiguió su merecida nominación al Oscar, entre otros galardones. Kris Pearn (“Lluvia de Hamburguesas 2: La Venganza de las Sobras”) y el debutante Rob Lodermeier tienen a su cargo la dirección de esta coproducción entre Estados Unidos y Canadá, adaptación del libro homónimo de Lois Lowry. El guion de Pearn y MarkStanleigh se centra en los Willoughby, orgullosa familia (culta y aventurera) que, por generaciones, se mantuvo unida y celebró sus abultados bigotes… hasta la aparición de su heredero actual.

Papá y mamá Willoughby (Martin Short y Jane Krakowski) están demasiado ocupados en su relación romántica, gozando de la vida en su tradicional casita en medio de una ciudad que no para de crecer y evolucionar. Totalmente aislados del mundo exterior, aunque éste se encuentre a pasos de su puerta, decidieron ignorar a sus cuatro hijos, los cuales hacen lo que pueden para satisfacer sus necesidades básicas: Tim (Will Forte), el hermano mayor, pasa gran parte de sus días castigado en el depósito de carbón, mientras intenta mantener a los pequeños alejados de los problemas. Jane (Alessia Cara) es la optimista del grupo, una entusiasta del canto que no puede expresarse porque es constantemente silenciada por sus padres. Y los gemelos Barnaby (Seán Cullen) -sí, ambos tienen el mismo nombre-, inventivos y un poco espeluznantes, pero casi siempre inofensivos.

El destino de estos pequeñines librados al azar, que no reciben ningún tipo de atención ni cariño, cambia cuando una huerfanita es abandonada en la entrada de su hogar. Claro que no pueden conservarla, y tras ser echados por sus padres, deciden dejarla al cuidado del comandante Melanoff (Terry Crews), el simpático dueño de una fábrica de golosinas que se encuentra “al final del arcoíris”. Al presenciar el futuro que ellos también podrían tener, los niños Willoughby urden un plan maestro para enviar de viaje a sus negligentes padres a los lugares más peligrosos del planeta, y así convertirse en “huérfanos” en sus propios términos.

Por supuesto que hay un giro inesperado. Lo nenes nunca cuentan con la aparición de Linda (Maya Rudolph), la niñera más barata y excéntrica que sus padres pudieron contratar, la cual va a cambiar para siempre su perspectiva de amor, cuidados y unidad, aunque los problemas no se puedan evitar. Así, “Los Hermanos Willoughby” se convierte en una más que bizarra aventura animada con algunos destellos de incorrección política, pero mucho corazón a la hora de destacar las familias ensambladas y demostrar que no todos los padres son perfectos...ni están capacitados para la tarea.

Bron Studios es una compañía canadiense fundada en 2010 que, acá, se la juega con una historia estrafalaria, atolondrada por momentos y visualmente recargada de texturas y colores. Podrá ser una película animada por computadora, pero Pearn y su equipo entregan un relato donde los detalles estéticos hacen la diferencia para el disfrute de grandes y chicos. También el elenco de voces originales, encabezadas por un narrador muy particular: un gato testigo de esta locura, que suena tan sarcástico como Ricky Gervais, uno de los productores ejecutivos.

Superado el primer tercio de “Los Hermanos Willoughby”, donde ocurre demasiado en poco tiempo, la narración se acomoda y “estabiliza”, encuentra su verdadero centro y su fibra más emotiva sin necesidad de golpes bajos al mejor estilo Disney de los noventa. Los realizadores no se contienen a la hora del humor con destellos de ‘negrura’, que divierten a lo más chicos y sorprenden a los más grandes con su atrevimiento.   

Craig Kellman (“Madagascar”, “Hotel Transylvania”, “Los Locos Addams”) tiene a su cargo el diseño de los personajes, el alma de esta aventura animada que evita caer en moralejas de manual y, en cambio, se concentra en demostrar que el amor no siempre es una cuestión de biología y apellidos.