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Análisis | Perry Mason vuelve a sus fuentes de la mano del policial negro

Uno de los abogados más famosos de la literatura vuelve a la TV, aunque en un contexto muy diferente... y bastante más oscuro. 

Análisis | Perry Mason vuelve a sus fuentes de la mano del policial negro

Es posible que, cuando pensamos en Perry Mason, primero se nos venga a la cabeza la exitosa encarnación televisiva de Raymond Burr, emitida entre 1957 y 1966. El famoso personaje creado por Erle Stanley Gardner hizo su debut a comienzos de la década del treinta en novelas pulp, mucho antes de saltar a la radio y las diferentes pantallas, acumulando años y años de popularidad. Esos comienzos ligados al policial más negro vuelven a decir presente en la nueva miniserie de HBO, creada por RolinJones(“Westworld”) y Ron Fitzgerald (“BoardwalkEmpire”).

El primero de los ocho episodios de este drama criminal nos lleva a finales de 1931, en Los Ángeles, donde Perry Mason (Matthew Rhys) ocupa sus días como detective privado, espiando a maridos infieles y estrellas de Hollywood propensas a escándalos sexuales. Sus escasos ingresos están destinados a mantener la destartalada granja familiar, y a una ex esposa y un pequeño hijo al que no ve con frecuencia. Su presente podría mejorar si acepta trabajar en un caso de alto perfil -esos que esquiva a toda costa-, cortesía de su amigo y mentor Elias Birchard “E.B.” Jonathan (John Lithgow).

¿De qué se trata? Matthew (Nate Corddry) y Emily Dodson (Gayle Rankin) son los padres del pequeño Charlie. El bebé fue secuestrado, pero tras pagar un rescate de 100 mil dólares, el pequeño aparece muerto en el Angel's Flight bajo extrañas circunstancias. La policía sospecha inmediatamente del señor Dobson, pero como miembros de la congregación de la hermana Alice (Tatiana Maslany), la familia consigue los servicios de Jonathan y con ellos los de Mason. El caso policial no tarda en llegar a los medios y, a pesar de sus reticencias, Perry se decide a ayudar, empezando a investigar las sospechosas situaciones que rodean el secuestro, incluyendo esa gran suma de dinero, imposible para una pareja con tan pocos recursos.

Mientras tanto, el detective debe lidiar con su sus propios problemas: sus relaciones amorosas, sus encontronazos con la ley, la bebida y el hecho de que quiera chantajear a los grandes ejecutivos de un estudio cinematográfico, una treta que no le sale para nada bien. “Chapter 1”, dirigido por Tim Van Patten -asiduo de varias series de HBO como “Game of Thrones” y “Los Soprano”-, nos mete de lleno en el misterio, la brutalidad de los acontecimientos y el contexto de una nación en medio de la Gran Depresión, aunque nadie se haya enterado en la frívola California.

Mason siempre parece seguir sus propias reglas

La puesta en escena, cada pequeño detalle de la época y las actuaciones se conjugan a la perfección, pero el episodio igual se siente abarrotado de información que, muchas veces, estorba en el camino y el ritmo de la propia narración. El problema principal de “Perry Mason” no es su presentación, sino el hecho de que poco y nada tiene que ver con el abogado que ya conocemos. De entrada, el personaje ejerce como investigador privado, se rige por sus propias reglas infringiendo constantemente la ley, lo cual lo convierte en un gran exponente del relato detectivesco, pero no del drama legal que busca probar la inocencia del acusado.

Sí, el espíritu renegado y poco ortodoxo de Mason se mantiene intacto en la figura de Rhys. Muchas veces, el personaje de Gardner metió las manos en la masa, pero esta versión nos lleva para otro lado, uno mucho más oscuro y retorcido cuando se trata de la pequeña víctima y sus posibles perpetradores. En el centro de la escena aparece la misteriosa figura de la hermana Alice, líder religiosa de la Asamblea Radiante de Dios (Radiant Assembly of God) que,para mucho, evoca a la verdadera hermana Aimee Semple McPherson, fundadora de la Iglesia Cuadrangular y pionera del uso de la radio para atraer nuevas ovejas a su rebaño.

El socio de Perry no siempre le da la derecha

Partamos de la base de que “Perry Mason” puede funcionar como precuela de ese litigante astuto que ya nos regaló la TV y el cine. La propuesta de Jones y Fitzgerald se concentra en la historia anterior del personaje, intentando escarbar en su infancia, su paso por la Primera Guerra Mundial con baja deshonrosa y esas relaciones personales que van moldeando su presente. Mason entiende los procedimientos y es lo suficientemente inteligente para llevarlos a cabo, pero su actitud de “chico malo” lo mantiene alejado de ese camino más refinado que podría compartir junto a E.B. y su secretaria, Della Street (Juliet Rylance).

Es probable que la miniserie de HBO vaya desarrollando ese cambio de actitud y el paso del testigo entre mentor y discípulo, con las debidas enseñanzas, tropiezos y madurez. Mientras tanto, nos queda el misterio a resolver (adornado con sexo y violencia): el secuestro y asesinato de un bebé que no parece tener (todavía) responsables a la vista, aunque la policía se quiera apurar y encarcelar a papá Dodson, empujada por cuestiones políticas y/o corrupciones internas.     

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