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Cine y series #Secretos de estado

Análisis | Secretos de Estado es un sólido drama de espionaje

Keira Knightley quiere hacer el bien y termina acusada de traición en este thriller político basado en hechos reales. 

Análisis | Secretos de Estado es un sólido drama de espionaje

Estamos acostumbrados a ver thrillers políticos que dejan al descubierto los chanchullos del país del Note durante períodos históricos conflictivos, ya sean basados en hechos reales o no. Gavin Hood, responsable de obras tan dispares como la ganadora del Oscar “Mi Nombre es Tsotsi” (Tsotsi, 2005) y “X-Men Orígenes - Wolverine” (X-Men Origins: Wolverine, 2009), es el encargado de adaptar las experiencias de KatharineGun, empleada del GCHQ -GovernmentCommunicationsHeadquarters (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno)-, uno de los tres servicios de inteligencia del Reino Unido, quien decidió filtrar un memo durante los preparativos de la invasión a Irak en 2003.

Recordemos que estamos en el primer mandato de George W. Bush, con las repercusiones de los atentados del 9 de septiembre todavía resonando fuerte en las cabezas de los norteamericanos y el resto del mundo. La guerra contra el terrorismo está en marcha: Osama es el hombre más buscado, pero Irak parece tener escondidas esas escurridizas armas de destrucción masiva. A Saddam Hussein se la tenían jurada desde hace rato (la Guerra del Golfo), pero sabemos que los intereses pasaban por otro lado (pueden ver “El Vicepresidente” para entender las intenciones/negociados que manejaban Dick Cheney, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz, entre otros).  

La invasión a Irak debía ser aprobada por la ONU, y ahí es donde entra el famoso memorándum y Gun (Keira Knightley), quien descubre una operación ilegal entre Estados Unidos y su país, Reino Unido, para tergiversar un poco las cosas. La tarea diaria de Katharine (traducir comunicaciones sensibles obtenidas por medios no tan éticos) no deja de ser espionaje desde un escritorio, pero entender las verdaderas repercusiones de lo que está pasando, la posibilidad de que Gran Bretaña se sume a la guerra para ayudar a su aliado yanqui, y pensando en todas las víctimas inocentes que pueda acarrear, la obligan moralmente a filtrar la información de la manera más anónima posible.

Gun recurre a una amiga ligada a grupos antibélicos que están haciendo fuerza desde varios frentes para evitar la intromisión británica, y desde ahí llega a ojos y oídos de Martin Bright (Matt Smith), un inquisitivo periodista de The Observer, periódico que suele apoyar las decisiones del gobierno. Así, “Secretos de Estado” (OfficialSecrets, 2019) se nos presenta, primero, como un drama periodístico muy en la vena de “Todos los Hombres del Presidente” (AllthePresident'sMen, 1976) o The Post: Los Oscuros Secretos del Pentágono” (The Post, 2017), mostrando todos los obstáculos que atraviesan los cronistas para hacer escuchar su voz y conseguir las pruebas suficientes para respaldar el artículo antes de que llegue a imprenta.

Las decisiones de Gun afectan su matrimonio

La publicación, obviamente, tiene repercusiones y es ahí donde la vida de Katharine se vuelve un infierno. A la larga, debe revelar su identidad y hacerse responsable de la filtración ante sus superiores. Para muchos es una heroína que ama a su país, para otros, una traidora a su gobierno. Al drama periodístico pronto se suma el drama legal y un montón de trabas que deben sortear los litigantes que van a intentar defenderla cuando los cargos en su contra finalmente se pongan sobre la mesa.

Gregory Bernstein, Sara Bernstein y el mismo Hood se encargan de adaptar “The Spy Who Tried to Stop a War: Katharine Gun and the Secret Plot to Sanction the Iraq Invasion” de Marcia Mitchell y Thomas Mitchell; y gracias a un grandísimo elenco conformado por Knightley, Smith, Matthew Goode, Rhys Ifans, Adam Bakri, Ralph Fiennes y Conleth Hill, entre otros, consiguen un relato muy bien articulado y cargado de intrigas, con sus buenas cuotas de dramatismo y mensajes directos sobre la política local y la extrajera que afecta al Reino Unido, justo en épocas de Brexit y elecciones.     

Acá, buscando armas de destrucción masiva

“Secretos de Estado” es un thriller correcto que se rige por todos los convencionalismos del género. Tal vez se embarulla demasiado al querer abarcar y explicar todos los aspectos de la historia y no centrarse tanto en su protagonista, quien termina siendo un peón narrativo para el lucimiento de la prensa y de los abogados. Hood arranca su relato prometiendo ese despliegue legal que trae consigo cualquier película de juicios, pero logra sorprender con algunos giros, corriéndose de esos lugares comunes, que rellena con las constantes disyuntivas de Katharine, no siempre lo mejor del conjunto, incluyendo la actuación de Knightley.   

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