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Análisis | The Boys: el arranque de la segunda temporada no da respiro

La gran apuesta superheroica de Amazon regresa con una segunda entrega, más explosiva y reflexiva sobre los lugares de poder. 

Análisis | The Boys: el arranque de la segunda temporada no da respiro

Amazon Prime Video se anotó su éxito más grande en 2019 (y hasta la fecha) con “The Boys”, la adaptación serial del violentísimo cómic homónimo de Garth Ennis y Darick Robertson. Hay varios factores a su favor: la presencia de Evan Goldberg y Seth Rogen como productores ejecutivos e impulsores del proyecto -misma dupla que nos dio “Este Es el Fin” (This Is the End, 2013), “Future Man”, “Black Monday” y “Preacher”, otra historia de Ennnis-, y Eric Kripke, creador de “Supernatural”, como showrunner. Además del hecho de que los “superhéroes alternativos” están en la cresta de la ola.

Aclaración: esta reseña puede contener spoilers.

Mientras que series como “The Umbrella Academy”, “Doom Patrol” y otras tantas que quedaron por el camino intentan romper con los ‘cánones’ de las clásicas historias protagonizadas por estos héroes en spandex, otorgándoles profundidad, humanidad, y alejándolos de la deidad indestructible; TheBoyshace el ejercicio contrario, mostrándonos su verdadera cara y la egomanía que viene de la mano con estos poderes (nadie dijo responsabilidad). En el universo de Ennis y Robertson, los encapotados son moneda corriente. Los héroes indiscutidos que siempre salvan el día, pero también una propiedad de la corporación Vought, que los explota económicamente.  

Pero a no confundirse, detrás de las sonrisas ensayadas y las habilidades extraordinarias, se esconde un grupo de personajes corruptos y soberbios, más preocupados por su imagen que por el bienestar de la humanidad o, por los menos, de los ciudadanos norteamericanos. Vought y sus ejecutivos tendrán cierta influencia sobre estos semidioses pero, al final del día, nadie quiere hacer enojar a un tipo como Homelander (Antony Starr): un Superman con extraños fetiches y muy mal carácter, sobre todo cuando no se cumplen sus caprichos.

“Los Siete” (pensemos en una Liga de la Justicia oscura y depravada) son los héroes titulares con base en la ciudad de Nueva York, y aunque su misión es detener a los malos y a los llamados “súper terroristas” (villanos con poderes como ellos), su problema más inmediato es Billy Butcher (Karl Urban) y su grupo de vigilantes (The Boys), dispuestos a desenmascararlos ante el público y, en lo posible, detenerlos. En el caso de William, la misión es más personal, ya que Homelander es responsable directo de la desaparición/muerte de su esposa Becca (o no).

Unite the Seven 

La primera temporada de “The Boys” dejó varias cosas en claro. Primero, Becca (Shantel VanSanten) no está tan fallecida y, además, es la amorosa madre de un jovencito que heredó los poderes de papá (sí, el superhéroe psicópata). Esta revelación impulsa aún más el raid revanchista de Butcher, olvidándose del ‘bien mayor’ que intenta enarbolar. Por el otro, el descubrimiento del llamado Compound-V (Compuesto-V), la sustancia responsable de esas habilidades extraordinarias. Esta podría ser la punta de lanza para hundir a Vought y sus negociados, cada vez más cercanos al gobierno y las operaciones militares, pero el poderío de la compañía se extiende mucho más allá de sus oficinas y de las acciones de la ex vicepresidenta Madelyn Stillwell (Elisabeth Shue), Q.E.P.D.

Esta segunda temporada arranca con “The Big Ride” y un Butcher ‘desaparecido’ tras los eventos de la primera entrega. A los ojos del mundo, él y su equipo de inadaptados son los responsables de la muerte de Stillwell, enemigos públicos tan buscados como esos superterroristas que el mismo Homelander creó para sus propios fines. Sin su líder a la vista, el resto de los muchachos intenta mantener un perfil bajo, mientras planea los próximos pasos a seguir. Para Hughie Campbell (Jack Quaid) esto significa recuperar la confianza de Annie January/Starlight (Erin Moriarty), y encontrar la manera de infiltrar la organización para sacar a la luz los efectos del Compuesto-V. El mundo (y muchos de los superhéroes) deben saber que sus poderes ya nos son una cuestión “divina”, si no la consecuencia de los experimentos realizados por una compañía que cotiza en bolsa.

Una nueva heroína viene a sacudir el statu quo 

Desde los primeros episodios, Hughie se convirtió en la voz de la razón, la parte más humana de este grupo añejado de vigilantes excomulgados por la CIA, justamente, por sus medidas extremas. Este jovencito idealista sin destrezas particulares es la clave que puede marcar el camino para “TheBoys” -el equipo y la serie-, que muchas veces se regodea en la violencia, el gore y la sátira, olvidándose de la trama y de los personajes. Queda claro que lo más interesante de la historia es la crítica hacia la idealización y el papel que, muchas veces, juegan los medios y la opinión pública, acá, sumando temas coyunturales como el #MeToo y el papel de la mujer en posiciones de poder.

Si hay un paralelismo idealista entre Campbell y January -lo mejor en ambas veredas-, también lo hay entre Butcher y Homelander, quienes ven amenazados sus “liderazgos”. Tras la muerte de Translucent, los Siete necesitan un nuevo miembro y, a pesar de las demandas de su representante máximo, desde la dirigencia -léase Stan Edgar (Giancarlo Esposito), CEO de Vought- deciden que esa vacante será ocupada por Stormfront (Aya Cash): una heroína que no se anda con vueltas y parece no seguir los lineamientos de la compañía… tampoco las órdenes del blondo superhéroe.

Los "buenos" en desventaja 

Mientras Vought expande su mensaje de inclusión y diversidad, coronando con un trío a puro girl power (Starlight, Queen Maeve, Stormfront), la recién llegada no tarda en dejar bien en claras sus intenciones: usurpar el liderazgo del equipo, sin importar las consecuencias. El poder, y el abuso del mismo, sigue siendo el tema más relevante de esta serie, que ahora suma amenazas terroristas en suelo norteamericano (¿destapando una conspiración más grande?), varias tramas familiares, y una “secta” religiosa que podría ayudar a Kevin/The Deep (Chace Crawford) a recuperar su lugar entre los Siete y, de paso, alejarse de esa mala costumbre de abusar de las mujeres.  

“The Boys” no pretende tomarse nada en serio y no puede evitar los momentos excesivamente hemoglobínicos (WTF) que aparecen cuando uno menos lo espera. El golpe de efecto, al final, va perdiendo potencia, pero es una de sus marcas registradas, así como su narración disruptiva. Después de una primera temporada explosiva (literalmente, hablando), la serie superheroica de Amazon tiene que demostrar que es mucho más de lo que se ve en la superficie y ahondar un poco más en esos temas que la caracterizan, como la corrupción, el abuso de poder (en todos los ámbitos y sentidos), y la incidencia de las corporaciones que todo lo manejan.  

Las apariencias imoecables, ante todo

El humor negro, la acción y las referencias pop siguen siendo su fuerte, así como el desarrollo de Campbell, el protagonista vital de esta aventura. En él reside nuestro punto de vista y el verdadero cable a tierra que los “muchachos” y la serie necesitan, cada vez que la extrañeza y los excesos se apoderan de la trama. Nos gustaría decir lo mismo de Starlight, pero puede que el papel de “heroína” con conciencia recaiga mucho más en Maggie Shaw/Queen Maeve (Dominique McElligott), un personaje que entiende las reglas del juego, pero todavía no se alejó por completo de aquellos viejos ideales de justicia, verdad y estilo de vida americana.  

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