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Cine y series #Watchmen

Análisis | Watchmen de HBO fue una sorprendente secuela del cómic

La primera temporada de "Watchmen" llegó a su fin, y a pesar de lo que nos quisieron hacer creer, tenía muchas más conexiones con la novela gráfica.  

Análisis | Watchmen de HBO fue una sorprendente secuela del cómic

Cuando “Lost” (2004-2010) llegó a su fin las aguas del fandom se dividieron, pero la mayoría resolvió oponerse al desenlace propuesto por Damon Lindelof. Esa mancha oscura en la historia de la TV (¿?) se hizo notar cuando el productor y guionista decidió embarcarse en una tarea aún más audaz: realizar una serie dentro del universo de “Watchmen”, pero desligada, tanto del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons, como de la adaptación cinematográfica de Zack Snyder, la cual tampoco cayó muy bien.

“Watchmen”, la serie de HBO (con todo lo que esto implica), se nos reveló como una historia ‘original’ ambientada en un presente donde la policía persigue a los (ilegales) justicieros enmascarados, pero ocultos detrás de sus propias máscaras porque La Séptima Caballería (The Seventh Kavalry) -un violento grupo de supremasistas blancos que malinterpretó las ideas de Rorschach- se las tiene jurada. Esta hipocresía se hace presente en los primeros episodios pero, al igual que la trama criminal que plantea, se va diluyendo con el paso del tiempo para darle lugar a lo importante: ese dios que se exilió en Marte y abandonó a la humanidad.

¿Quién vigila a los que no son vigilantes?

Al final, “Watchmen” nos dio algo más que guiños y referencias comiqueras. Lindelof y compañía pergeñaron una secuela consciente de la historia de Moore, oculta detrás del personaje de Angela Abar/Sister Night (Regina King) y un traumático recorrido personal ligado al de su abuelo, Will Reeves/ Hooded Justice (Louis Gossett Jr.), héroe que inspiró la formación de los Minutemen. Ese relato desgarrador que, en parte, es el relato de una Norteamérica que nuca deja de ser violenta y racista, no es el eje central de este drama como nos quieren hacer creer desde esas primeras escenas en la Tulsa de 1921, sino una excusa para justificar los caprichos narrativos de su creador.   

Sabemos de antemano que Lindelof es un maestro de la manipulación, pero nos dejamos caer en la trampa, sobre todo después de un capítulo magnífico como “This Extraordinary Being”, que abre más interrogantes de los que cierra. A partir de ahí, “Watchmen” empieza a mostrar sus verdaderos colores, azul, para ser más exactos, y el destino del Dr. Manhattan (mejor dicho, el destino de los poderes del Dr. Manhattan), quien hace años se esconde entre los seres mortales de la Tierra.

La única heroína de este lío

Los misterios sobre la muerte de Judd Crawford (Don Johnson), el complot detrás de Cyclops, las fechorías de Adrian Veidt (Jeremy Irons) -la muerte en masa de tres millones de personas, amparada por sus compañeros encapotados, siempre en el nombre de un bien mayor-, todo se disuelve ante la batalla final por saber quién es más o menos malo y quién va a obtener los poderes de Jon Osterman (Yahya Abdul-Mateen II).

“See How They Fly” es, sin dudas, el episodio más flojo de una gran primera temporada porque, después de sus múltiples planteos sociopolíticos, vueltas de tuerca inesperadas y una línea temporal que no puede permanecer quieta, todo se reduce a una lucha de poderes (literal), donde el ganador será el más digno. No los supremasistas blancos, seres horribles y bidimensionales que tienen como único propósito ser los villanos de la historia (y lo son, obvio). Tampoco Lady Trieu (Hong Chau), empresaria megalómana que quiere y cree que puede salvar al mundo. Otro personaje sin muchos matices (ni contexto), que termina justificándose a través de su ADN.

El padre de la criatura

Veidt ya demostró no ser merecedor de nada, pero una vez más se convierte en el último ‘héroe’, el único que puede salvar a la humanidad de sí misma, aunque en esta oportunidad no se salga con la suya, ya que Laurie Blake (Jean Smart) decide aceptar sus propias culpas en este lío… después de 35 años. De esta manera, bastante apresurada y previsible por momentos, “See How They Fly” ata los cabos que cree convenientes y nos deja con la intriga sobre Angela, sus (supuestos) poderes y un huevo que, tal vez, es previo a la gallina. Un a metáfora presente desde el primer episodio que se repite como leitmotiv -a veces torpe, a veces simpático-, y cree que está en complicidad con el espectador pero, en realidad, lo está subestimando.

“Watchmen” podría no tener segunda temporada y ese cliffhanger adquiriría un poco más de sentido, pero esto es la tele, y es probable que Lindelof encuentre nuevas excusas para explotar sus personajes y sus caprichos. A diferencia de “Lost”, no dejó tantas puertas abiertas porque los interrogantes fueron un señuelo, aunque ahora sí podría expandir este universo y concentrarse en el futuro de Tulsa sin la Caballería, un mundo donde ‘dios’ está muerto y el presidente de los Estados Unidos sí termine tras las rejas.    

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