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Cine y series #M. night shyamalan

El fracaso y el regreso de M. Night Shyamalan, que hoy cumple 49 años

Alguna vez lo tildaron como "el próximo Steven Spielberg". La cosa no resultó tan así, pero M. Night Shyamalan igual supo dejar su marca en la historia del cine.  

El fracaso y el regreso de M. Night Shyamalan, que hoy cumple 49 años

El 5 de agosto de 2002, mientras “Señales” (Signs, 2002) empezaba su exitoso recorrido en los cines de Estados Unidos y M. Night Shyamalan se preparaba para los festejos de su cumpleaños, la revista Newsweek engalanaba su tapa semanal con la imagen del cineasta, proclamándolo “El próximo Steven Spielberg”. Tras el suceso y las nominaciones al Oscar de “Sexto Sentido” (The Sixth Sense, 1999) -otra que celebró aniversario por estos días-, y la buena acogida de “El Protegido” (Unbreakable, 2000), nosotros también casi que nos creímos semejante enunciado y caímos bajo los influjos de su ‘originalidad’ y sus eternos giros inesperados.

Eran otros tiempos, tal vez más ingenuos y menos plagados de secuelas, franquicias y refritos, por eso el realizador oriundo de la India logró conquistar a todo un planeta gracias a una aceitada historia de fantasmas y un pequeñín que podía ver gente muerta. Después de dos peliculitas que nadie vio (seamos sinceros), Shyamalan decide cambiar el registro de sus obras –hasta entonces comedias dramáticas y más familiares- para meterse de lleno en los géneros. Gracias a la conmovedora actuación de Haley Joel Osment, una historia de suspenso y terror bastante particular, y un manejo de la cámara y la narrativa que logra manipular al espectador de la mejor manera posible, el director y guionista se embolsa un éxito sin precedentes dentro de su propia filmografía y salta a la fama como uno de los nuevos jóvenes realizadores.

Pasaron 20 años y Cole nos sigue emocionando 

Con “Sexto Sentido” comienza la ola de ‘plot twist’ de la que Shyamalan, lamentablemente, hará uso y abuso indiscriminado, pero nadie le puede restar esa maestría y las atmósferas que logra con este clásico moderno. La película todavía seguía cosechando elogios y premios cuando conocimos a David Dunn (Bruce Willis), un guardia de seguridad que, tras convertirse en el único sobreviviente de un accidente ferroviario, descubre que es indestructible y decide usar ese “poder” para ayudar a la sociedad. De esta manera, M. Night busca repetir la hazaña anterior y, con los millones ganados y la fama conseguida, se despacha con su propia historia comiquera, mucho antes de que los ídolos en spandex invadieran las pantallas.

Su idea sobre la antítesis héroe/villano y su surgimiento es una genialidad, y aunque logra desarrollar un relato oscuro y con buenos climas, le ocurre lo que con la gran mayoría de sus obras: no sabe cómo entregarnos un buen desenlace y desaprovecha al gran malvado de turno en la figura de Samuel L. Jackson. Pero retengamos esta imagen, porque no será la primera vez que nos crucemos que estos personajes. M. Night tenía un plan.     

Así quedamos todos viendo las pelis de M. Night

Así llegamos a la tapa de la Newsweek. Con dos éxitos adentro y un futuro más que prometedor por delante, Shyamalan se anota otro poroto taquillero de la mano de Mel Gibson y Joaquin Phoenix, sumando extraterrestres a su currículum. Una vez más, el realizador nos va llevando por los recovecos de un relato lleno de drama familiar y misterios que deben ser revelados, pero también por las decisiones y las culpas que cargan sus protagonistas. El final da para la polémica, y lo que podría haber sido un magnífico thriller de ciencia ficción, pasa inmediatamente a su columna de “historias fallidas”, una que se irá plagando de nombres a lo largo de la próxima década.

Gracias a su nueva ‘musa’, Bryce Dallas Howard, “La Aldea” (The Village, 2004) se salva del bochorno y sigue cimentando la reputación taquillera del realizador. Las fábulas se apoderan de su filmografía, pero como a esta altura ya estaba enviciado con los “giros de la trama”, a pesar de que la idea planteada y la ejecución se ganan el visto bueno, el director se embarulla a la hora de redondearla, complicando demasiado las cosas, olvidándose de darle el cierre que se merece y desaprovechando a un gran grupo de actores. ¿Crónica de una muerte cinematográfica anunciada?

El final de 'Señales' da para la polémica, y lo que podría haber sido un magnífico thriller de ciencia ficción, pasa inmediatamente a su columna de 'historias fallidas', una que se irá plagando de nombres a lo largo de la próxima década.

No queremos ser mala onda, pero así fue. Ni “La Dama en el Agua” (Lady in the Water, 2006), ni mucho menos “El Fin de los Tiempos” (The Happening, 2008), lograron revertir lo que parecía inevitable. El ambicioso ‘cuento de hadas’ protagonizado por Howard y Paul Giamatti no hizo mella en la audiencia y, sin querer queriendo, se convirtió en el punto de inflexión de su carrera. A partir de ahí todo fue cuesta abajo, como las víctimas de las plantitas que debe enfrentar Mark Wahlberg en la aventura apocalíptica.

Aunque el público se rendía con las historias de Shyamalan, Hollywood no estaba dispuesto a darle la espalda… todavía, y con una jugada más que arriesgada, los ejecutivos de Paramount pusieron en sus manos la responsabilidad de adaptar la primera temporada de “Avatar: The Last Airbender” (2005-2008), la exitosa serie animada de Nickelodeon. El resultado fue “El Último Maestro del Aire” (The Last Airbender, 2010), su producción más costosa y la más castigada por la crítica y los fanáticos de Aang, que tardarán siglos en sacarse el mal sabor de boca.

Hacete un poco de magia para salvar este bochorno, Aang

Después de este fracaso y el de “Después de la Tierra” (After Earth, 2013) -la peli de Will Smith que NADIE recuerda-, Hollywood tuvo que admitir que, tal vez, no estábamos ante el próximo Spielberg. M. Night agachó la cabeza, se alejó de las grandes producciones y probó suerte con la pantalla chica de la mano de “Wayward Pines” (2015-2016), un drama de misterio basado en la novela homónima de Blake Crouch, que le calza como anillo al dedo, más allá de que no pasó de su segunda temporada.

Las sirenas ya habían sonado y Shyamalan sabía que no iba a haber tantas oportunidades como antes. Por eso, decidió dejar los egos de lado y abrazar un enfoque más independiente que le ayudó a volver a sus fuentes: las del narrador con buenas ideas y buen tacto para las atmósferas cinematográficas. El resultado de este ‘renacimiento’ fue “Los Huespedes” (The Visit, 2015), una obra chiquita llevada a buen puerto con muy pocos recursos, pero la habilidad de ese joven cineasta que sorprendió a finales del siglo XX.

Se salió con la suya y creó su propio universo superheroico  

El realizador entendió que debía bajar sus expectativas y tratar de reconquistar a un público que le perdió el respeto y la confianza. De la mano de Jason Bloom y su productora de films de terror de bajísimo presupuesto, tuvo su regreso triunfal, con un thriller de misterio y varios sustos, mucho más modesto y aggiornado a los tiempos que corren. Este fue el punto de partida y el incentivo que necesitaba para rescatar a sus “superhéroes” y entregarnos su propio universo extendido, primero con la magnífica “Fragmentado” (Split, 2017) -donde conocimos a Kevin (James McAvoy) y sus múltiples personalidades-, y después con “Glass” (2019), la que (lamentablemente) no colmó todas las expectativas que se acumularon para esta ¿conclusión?

Igual, la intención es lo que cuenta, ¿no?, y su perseverancia para tratar de defender su visión en una época donde la originalidad no abunda en la pantalla grande. Suponemos que M. Night Shyamalan ya tocó fondo y logró salir, por eso, ahora sólo puede ir cuesta arriba. Él no parece desanimado y desde su cuenta de Twitter nos mantiene al tanto del progreso de sus próximos proyectos. Se viene “Labor of Love”, un drama de misterios (obvio) que, lo queramos o no, va a volver a despertar la curiosidad de nuestro pequeño cinéfilo interno.

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