Hablar de Caniggia es hablar de la Selección. No fue ni el máximo goleador, ni el que más partidos jugo y ni siquiera pudo ser campéon del mundo, pero lo que consiguió con la celeste y blanca muy pocos lo lograron a lo largo de su carrera. Este 9 de enero festejamos los 54 años de un jugador que nació para jugar defendiendo a Argentina.

Su vida en el fútbol comienza a lo grande. Con 19 años debutó con sus pelos rubios y largos al viento con la camiseta de River Plate y desde el primer momento sorprendió con su capacidad atlética. La velocidad y facilidad con la que pasaba a sus rivales lo convirtieron en una de las grandes apariciones de los '80.

Con el "Millonario" tuvo sus momentos de gloria. Jugó 53 partidos en 3 años y formó parte del enorme equipo del "Bambino" Veira que se consagró campeón de la Copa Libertadores y de la Intercontinental. Ya en 1988 llegó el salto a Europa y sus primeros partidos con la Selección Mayor.

Hellas Verona fue su primer club, pero poco pudo mostrar, pero en la temporad a siguiente iba a explotar con la camiseta de Atalanta. 85 partidos y 26 goles para los de Bérgamo lo ubicaban en el centro de los grades "wing" del mundo y empezaba a formarse la leyenda de "El Hijo del Viento", que derivó en su apodo de "Pájaro".

"No corre rápido, vuela bajito", se decía en esos años donde empezaba a formar una relación de amor de pareja con Diego Armando Maradona. Así fue como llegó el Mundial de Italia '90, esa Copa que se escapó por poco pero que siempre quedó guardada en la memoria de los argentinos por su gol a Brasil (toda de Diego, igual) y por no haber podido jugar la final por amarillas.

Desde ahí, su estilo, facha y relación con el jet set lo llevaron a convertirse en tapa de revistas, en amoríos y el galán de Europa. Sin embargo, eso lo separó un poco de su vida en el fútbol y lo arrastró a un año olvidable para Cani. En Roma, iba a dar positivo de cocaína y le iba a caer una sanción de varios meses.

Tras la misma, volvió a jugar y llegó el Mundial de Estados Unidos donde formaba parte de un equipo con muchas chances de ganar, pero el control a Diego y el "Me cortaron las piernas" terminaba todo. Ahí, su vida iba a cambiar y luego de sus años en River, no le pesó nada regresar a Argentina para jugar en Boca con Maradona y seguir con el show mediático en el que ya estaba acostumbrado a vivir.

Sus últimos años lo volvieron a disparar a Europa donde defendió nuevamente los colores de Atalanta, Dundee, Rangers y en Qatar cuando se retiró en 2004. Sin embargo, en 2012 iba a volver a la canchas por dos partidos para el Wembley de Inglaterra, cuando ya tenía 44 años. 

Ahora, Caniggia transita su nuevo cumpleaños, pero con el dolor de que será el primero sin poder ver, hablar o estar con Diego Maradona, su gran amigo. Sin embargo, esa dupla quedó para siempre en la historia y en el gran recuerdo de todos los hinchas argentinos.