Ariel Suárez lo había avisado: "Pase lo que pase, desde el lunes pienso salir a entrenar todos los días como el fútbol". Y cumplió. El remero agarró su bote y, este lunes, lo tiró en el Río Lujan, en Tigre, para entrenarse por primera vez luego de cinco meses de parate por la pandemia de coronavirus (COVID-19).

Como no tenía la autorización oficial para volver a practicar la actividad, al finalista en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 le labraron un acta por incumplimiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio que rige en el país.

"Ellos hicieron su trabajo, todo con mucho respeto. Después del entrenamiento, cuando estaba acercándome a la costa para salir, apareció la lancha de Prefectura. Nos acercamos a una bajada pública y ahí llamaron a sus superiores, que me pidieron la autorización para salir a remar y me dijeron que me tenían que labrar un acta por incumplimiento, como era de esperar. Les dije que estaba perfecto. Eso fue todo", explicó el remero en declaraciones al diario Clarín.

La semana pasada, Suárez había asegurado que si los entrenamientos en el fútbol argentino regresaban -como finalmente ocurrió-, él también volvería a practicar su disciplina aunque no contara con el aval oficial. ¿Por qué? No comprendía que se reanude una actividad que involucra a varios jugadores y no al remo, que se practica en botes individuales.

"Me cansé de esperar. El remo ya tiene el protocolo aprobado y no hay ningún riesgo de contagio porque entrenamos solos. Yo estoy con mi bote y nada más. No entiendo por qué los futbolistas pueden entrenarse y yo no. Me siento discriminado y por eso vuelvo a entrenarme", enfatizó Suárez, días atrás, en diálogo con TyC Sports.

El pasado domingo, Suárez fue uno de los que encabezó una manifestación frente a la Quinta de Olivos, junto a representantes de tenis, golf, atletismo, gimnasia, pádel, canotaje y vela, para reclamar por la habilitación de sus deportes.