En estos años, River Plate tuvo muchos motivos para festejar tanto dentro como fuera de la cancha y sin lugar a dudas siempre deberán estar agradecidos a Enzo Francescoli por todo lo que ha dado. No solo ha sido uno de los mejores jugadores que la historia ha visto con una banda roja que cruza el pecho, sino que además como mánager rompió todos los pronósticos.

Nacido en Montevideo el 12 de noviembre de 1961, Enzo siempre tuvo en mente que su gran sueño era convertirse en jugador de fútbol. Sus primeros años lo tuvieron defendiendo los colores de Montevideo Wanderers hasta que en 1983 y luego de grandes actuaciones fue el "Millonario" el que puso sus ojos en él y se lo llevó por 310.000 dólares.

En su primera etapa, comenzó de menor a mayor y para demostrar todo su talento con clase y estilo que hizo delirar a los hinchas en el Monumental. Así fue como empezó a ganarse su apodo de "Príncipe" y logro ser considera el mejor jugador sudamericano en 1984 y el mejor de Argentina en 1985, siendo la priemra vez que un extranjero se lo quedaba. En 1986 contribuyó al título local y luego del Mundial partió a Racing de Francia.

En Europa tuvo una carrera corta, para lo que se esperaba de pel, pero en donde pudo sacar mucho provecho con las camisetas del mencionado Racing y Olympique de Marsella, donde fue campeón de la Ligue 1. Tras su victoria, se mudo a Italia para defender los colores de Cagliari y Torino y con 33 años puso una pausa en su carrera, buscando cumplir el sueño de volver a River.

A pesar de las dudas de todos en Núñez, en 1994 volvió a la cancha y lo mejor estaba por venir. En su primere años se consagró del Torneo Apertura de manera invicta por primera vez en la historia del "Millonario", pero lo mejor iba a venir en los años siguientes ya que tras la eliminación en la Libertadores de 1995, la revancha llegaría en 1996.

De la mano de Ramón Díaz y un equipo que daba gusto ver jugar, Enzo se iba a consagrar campéon de América para tocar el cielo con sus manos cuando derrotó a América de Cali en la final que se cerró en su casa, el Monumental. Luego, viajó a Japón para la Intercontinental, en donde cayó ante la Juventus de un jóven Zinedine Zidane que lo tenía de ídolo desde su paso por Marsella.

En su vuelta a Argentina, los éxitos continuaron al conquistar un nuevo tricampoenato para la "Banda" con los títulos del Apertura 1996, Clausua 1997 y Apertura 1997, donde decidió poner un punto final en su carrera y retirarse a los 36 años de una manera que jamás imaginó cuando se puso la camiseta de River en el '94.

Antes de hablar de su rol fuera del retiro, hay que hacer mención especial a su rol en la Selección de Uruguay, donde apenas con 22 años fue el mejor jugador de la Copa América 1983 jugada en Brasil que quedó en manos de la "Celeste". En 1987 y 1995 iba a repetir las victorias y luego decidía poner pausa jugando para su país, donde dejó escrita su página en la historia.

Terminado su rol en el campo, se puso el traje y corbata como empresario en el mundo del deporte, pero siempre fue tanteado para volver a River de alguna manera. Así fue como luego de años y años de ofertas, llegó de la mano de Rodolfo D'Onofrio y en 2014 iba a tomar una decisión que quedará para siempre en la memoria.

Tras la conquista del Torneo Final 2014 y con la salida de Ramón Díaz, Francescoli decidió ira  buscar a un nombre conocido pero con poca experiencia para semejante rol. Sin embargo, lo mostrado en Nacional de Uruguay era suficiente para el Enzo que trajo a Marcelo Gallardo para que se haga cargo del equipo que tenía por delante nuevos desafíos y muchos objetivos por cumplir. Así fue como llegó el "Muñeco" y el resto es historia.