La FIFA volvió a actuar de oficio luego del partido entre Hungría e Inglaterra en Budapest y una vez más los cantos discriminatorias dijeron presentes. Por eso mismo, se resolvió una sanción ejemplar, con la confirmación de un período de prueba para que la federación evite nuevos problemas de esta índole.

A partir de un comunicado oficial y "en relación con el comportamiento racista de numerosos aficionados durante el partido", en especial hacia el delantero Raheem Sterling y el volante Jude Bellingham, que fueron la víctimas de esos coros discriminatorios, se impuso una sanción de un partido sin hinchas por Eliminatorias.

"Ante la gravedad de los hechos (palabras y acciones racistas, lanzamiento de objetos, encendido de fuegos artificiales, escaleras bloqueadas), el Comité decidió que jugaría sus dos próximos partidos en casa en las competiciones de la FIFA sin espectadores". Sin embargo aclara que "el segundo partido queda suspendido por un período de prueba de dos años"

Por otro lado, se informó de una multa económica de 200.000 francos suizos (216.000 dólares) y la FIFA clara que su posición "sigue siendo firme y resuelta al rechazar cualquier forma de racismo y violencia, así como cualquier otra forma de discriminación o abuso. La FIFA adopta una postura clara de tolerancia cero frente a un comportamiento tan abominable en el fútbol".

En julio, la federación húngara ya había sido sancionada con tres partidos a puerta cerrada, esta vez por la UEFA, por el "comportamiento discriminatorio de sus aficionados" en tres partidos disputados por su selección en la Eurocopa. En esos, se identificaron gritos racistas contra jugadores negros de la selección francesa.